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| Foto: Ricardo Grobas/Faro de Vigo |
Muchos aficionados están desencantados con la actitud del Celta en los últimos años. Da la sensación de que preocupan más otros temas que cuidar a la masa social. Apenas se trabaja el aspecto social, y el resultado es un estadio cada vez más vacío mientras Mouriño culpa a Caballero y a la emigración de la alarmante bajada de espectadores.
Desde hace más de una semana estamos leyendo casi todos los días un anuncio diferente en los principales periódicos de la ciudad acusando directamente a Abel Caballero del fracaso de la ciudad deportiva de Mos. Existe, o eso parece, cierta obsesión por la construcción de una Ciudad Deportiva que debe llevar aparejado de forma inexorable un centro comercial.
Ni una sola mención a la vergonzosa situación de la grada de Marcador, que literalmente se cae a trozos, como se pudo ver el pasado viernes cuando varios aficionados del Celta subieron a las redes sociales imágenes con las peligrosas grietas que presenta esta tarde. Ni un solo comentario por parte del Celta, ni una sola acción.
El Celta ha perdido una gran oportunidad de ponerse al lado del aficionado, de anteponer la seguridad por encima de cualquier otra cosa. Bien es cierto que la responsabilidad del deplorable estado de la grada es del Concello, que ya se ha apresurado a confirmar que reparará los daños. ¿Qué hace el Celta mientras tanto?. Absolutamente nada. Ni una mención a esta cuestión en su lista de quejas al alcalde. Y mientras tanto los aficionados de esta grada no saben si deben acudir al estadio, si existe seguridad o si hay riesgo real de que suceda una tragedia que se podría evitar.
Porque incluso siendo responsabilidad del Concello, es el Celta quien debe velar por los intereses y la seguridad de sus clientes, anteriormente conocidos como aficionados.
