El Celta B cede dos puntos en el descuento


Añón en un partido anterior (Foto: Eugenio Álvarez)
El Municipal de Pardiñas disfrutó un partido intenso y con alternativas para ambos equipos desde el primer minuto. El Somozas hizo un buen ejercicio de defensa, frustrando con efectividad las ofensivas celestes. Añón buscaba el gol con insitencia, pero el portero local parecía estar en estado de gracia evitando hasta tres buenas ocasiones del delantero céltico. En el minuto 48, segundos después de la mejor ocasión para el Somozas, Aitor logró inaugurar el marcador para el conjunto olívico al aprovechar un pase de Camochu.

El segundo tiempo estuvo marcado por la expulsión de Rubén Martínez con roja directa. El Somozas aprovechó la superioridad numérica para presionar con mayor decisión a los de Pichi Lucas. Con el tiempo reglamentario cumplido y el equipo local volcado en el área viguesa, una jugada desafortunada terminó con gol en propia puerta de Sergio Maestre.

Ficha técnica 

Somozas: Paco, Ayala, Dani, Piscu (Jesu, min.77), Isma, Álex Bao, David Franch, Emilio, Edy, Carlos (Rubén, min.59), Denis y Alexandre

Celta B: Óscar Santiago, Soto, Maceira, Víctor, Maestre, Antón, Aitor (Benja, min.81), Madinda, Camochu, Rubén Martínez y Añón (Borja, min.87)

Goles: Aitor, min.48 (0-1); Maestre en propia puerta, min.93 (1-1)

Árbitro: Fernández Lodeiro. Amonestó con amarilla a Edy, Camochu y Añón. Mostró roja directa a Rubén Martínez (min.75)

Campo: Municipal de Pardiñas


Clasificación jornada 29 

1 Racing 73
2 CELTA B 59 
3 Deportivo B 51
4 Compostela 50
5 Pontevedra 46
6 Órdes 45
7 Cerceda 44
8 As Pontes 44
9 Somozas 42
10 Barbadás 40
11 Vilalbés 37
12 Rápido de Bouzas 37
13 Alondras 34
14 Betanzos 33
15 Dorneda 32
16 Negreira 32
17 Vilalonga 30 
18 Céltiga 25
19 Bergantiños 24
20 Narón 16 

Crónica del partido extraída de la Web Oficial del club 
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Dos clavos ardiendo


NANDO MARTÍNEZ / VAVEL 
El Celta se ha plantado en la jornada 28 con unos insuficientes 23 puntos que lo mantienen penúltimo y con cada vez menos opciones de permanencia. Estos pobres números son prácticamente sinónimo de descenso a Segunda, pero hay un par de ejemplos que hacen que los celestes mantengan la esperanza. Desde la temporada 1999/2000, cuando se instauró el actual sistema de descensos en Primera, sólo dos equipos lograron la permanencia tras llegar a estas alturas de competición con los mismos o menos puntos de los que tiene ahora el Celta: el Zaragoza de la pasada temporada y el Espanyol de la campaña 2008/09. Ambos conjuntos tenían un punto menos que los vigueses en esta jornada, 22.

Estos dos equipos protagonizaron un esprint tremendo en los últimos diez partidos de temporada. Sobre todo lo hizo el Espanyol, que sumó 25 de los últimos 30 puntos en juego (8 victorias, un empate y una sola derrota). Eso le permitió pasar de ser colista a acabar en décima posición.

El Zaragoza, por su parte, de la mano de Manolo Jiménez, consiguió renacer ganando siete de los últimos diez partidos y sumando 21 de los últimos 30 puntos. Escaló desde el farolillo rojo a la décimo sexta posición. Si atendemos a estos datos, al Celta aún le queda una pequeña esperanza, pero el Deportivo, a pesar de su victoria en el derbi, está ya totalmente desahuciado porque ningún equipo que sólo sumó 20 puntos en las primeras 28 jornadas de Liga logró escapar del descenso.

Si comparamos los números del actual Celta con los de los equipos celestes que sufrieron los últimos descensos, los de Abel Resino tampoco salen bien parados. En la 2006/07, los vigueses sumaban 27 puntos y ni siquiera estaban en puestos de descenso. Tres temporadas antes, eran terceros por la cola con el mismo número de puntos, 27.

El Celta durmió ayer a la misma distancia de la permanencia que el viernes, tres puntos, ya que el Mallorca, tercero por la cola, acabó perdiendo ante el Madrid a pesar de adelantarse en el Bernabéu. Hoy, sin embargo, la distancia se puede ampliar porque el Zaragoza, décimo séptimo, visita al Sevilla. El Granada, décimo sexto, recibe al Levante.

Miguel Román / Atlántico Diario 
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Adriano se lesiona y no podrá jugar ante el Celta


El Barcelona llegará a Vigo con varias bajas para medirse al Celta en Balaídos. Después de las ya sabidas ausencias de Valdés, sancionado, y Puyol, lesionado, esta noche se ha unido Adriano Correia, que tuvo que ser sutituido en el minuto 23 por Dani Alves luego de sufrir un problema muscular. El parte médico del club cifra la recuperación del brasileño entre 4 y 6 semanas por una rotura en el bíceps femoral de su pierna derecha por lo que se perderá con toda seguridad el partido ante el Celta.

Recordemos que, da la inminencia del choque de Champions que disputará el Barcelona después de medirse al Celta, Adriano era uno de los candidatos a ser de la partida en dicho encuentro. 
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Las hermanitas de la caridad


MARCA
El derbi dejó imágenes lamentables para el celtismo, y un resultado horrible para los intereses de la entidad. Ya hemos hablado profusamente de la actitud de alguno de nuestros futbolistas, confiando en que no se repita de cara al futuro algo que llama la atención por su excepcionalidad. Lo que pasó desapercibido fueron otras actitudes que, desgraciadamente, a base de acostumbrarnos nos han hecho creer que son normales. Es cierto que Hugo y Aspas se equivocaron, pero otros que se han ido de rositas no son hermanitas de la caridad precisamente. 

Por ejemplo los radicales blanquiazules, que recibieron al equipo y a los aficionados con el cuchillo entre los dientes mostrando un odio difícil de comprender. Lo mostraron aquellos que tiraron huevos al autobús del equipo céltico, que hubiesen apedreado si pudiesen los autobuses de nuestros aficionados y que se comportarían como un policía americano si tuviesen a más de un celtista encerrado en una habitación. Ese odio alimentado seguramente por sus propios jugadores, pero sobre todo por su club. Porque lo de Hugo Mallo es reprobable, pero al menos actuó a título personal, no como ese club que permite que se instale una pancarta en su estadio con el lema: Vigo no. 

Porque ese "Vigo no", canción oficial en Riazor, estaba instalado mucho antes de que Hugo Mallo posase con el famoso cartelito. Entiendo que para colocar esa pancarta habrá que hacer algo más que tener la idea. Me imagino que no tiene que ser fácil, que se necesitará una grúa  o una pericia inmensa. Entiendo también que alguien en el club habría visto como se colocaba justo antes de girar la cabeza hacia otro lado, y entiendo que desde la mañana a las diez de la noche hubo tiempo más que suficiente para retirarla. Del mismo modo que se puso, con discrección. Entiendo que el club, encabezado por Lendoiro, habrá hecho felices a sus socios con esa pancarta, que para algo le pagan el 1% del presupuesto. 

Tampoco se debería ir de rositas Marchena. En un mundo de pillos, Marchena es uno de los reyes. La provocación y el maltrato al espectáculo tienen en el sevillano a principal adalid. Al final se salió con la suya al encontrar una víctima. Puede que se crea que la víctima es Aspas, pero en realidad lo es el fútbol. También se lució Riki, provocando a la hinchada céltica. El madrileño se ha metido en más de un charco en los últimos meses pero suele salir bien parado. Le llamó Vigo al Celta, se marcó un Walkin Dead el pasado curso en Balaídos, y en esta ocasión se lució provocando a los aficionados desplazados para apoyar al Celta. En lugar de celebrarlo con los suyos, prefiere provocar a los ajenos. Eso sí, pies en polvorosa el 30 de junio, que ya está bien de jugar por amor al arte. Riki quiere cobrar. 

El odio se representa en los derbis. El de ambas aficiones, pero en Riazor suceden cosas extrañas con los recogepelotas, e incluso con empleados del club. No es el Celta lo que está enfrente, es Vigo. Eso se traslada de la calle al estadio pasando por Abegondo. Por eso había un cartel que rezaba "Vigo no" en Riazor. 

Y por último, también me gustaría acordarme de Fernando Vázquez. El de Castrofeito no odia a Vigo, es de Santiago. El problema del ex técnico celeste tal vez sea su resentimiento. Uno puede entender que celebre los goles de su equipo, es una característica propia que ha llevado durante años, pero un 3-0 con un rival en inferioridad numérica y siendo un ex equipo tuyo tal vez merecía una carrerita más discreta. No creo que ante el Compostela se pusiese así, pero su ombligo le importa mucho.


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El club pide unión al celtismo


El club ha solicitado el apoyo de la afición a través de una nota publicada en su página web oficial en la que reclama unidad y al celtismo que "cierre filas en torno al equipo, que necesita más que nunca su apoyo para salir adelante y superar una situación complicada". En dicha nota, el club pide a la afición "y a todo el entorno que mire hacia adelante y los acontecimientos vividos no dividan ni distraigan". Asimismo anuncia que tomará "las medidas internas oportunas", al tiempo que reclama que "se pase página y no se carguen las tintas en los errores cometidos, ya que los futbolistas son patrimonio del club y todo el mundo se equivoca en alguna ocasión y aprende de ello". Por último, aseguran que "confían plenamente en el equipo y el cuerpo técnico, que harán todo el esfuerzo posible para sumar los puntos necesarios para lograr la permanencia", y cierran el escrito advirtiendo que "hay posibilidades de lograr el objetivo, pero pasan de manera obligatoria porque la unión persista y el celtismo arrope, como ha hecho hasta ahora a su equipo" 

El equipo está a tres puntos de la salvación y depende de sí mismo. Con el apoyo de la afición, es posible.
 Tras un fin de semana difícil y doloroso, el Real Club Celta insta a su afición a que pase página y mire hacia adelante con una idea clara: El equipo está a tres puntos de la salvación y con la uníón de todos puede alcanzarse el objetivo.
El club pide al celtismo que cierre filas en torno al equipo, que necesita más que nunca su apoyo par salir adelante y superar una situación complicada, que de ninguna manera debe provocar que nadie baje los brazos. Al contrario, ahora es cuando más se necesita la unión de todas las partes par seguir luchando hasta el final por el objetivo común.
El Real Club Celta pide también a su afición y a todo el entorno que mire hacia adelante y los acontecimientos vividos no dividan ni distraigan. El club tomará las medidas internas oportunas, pero reclama que se pase página y no se carguen las tintas en los errores cometidos, ya que los futbolistas son el patrimonio del club y todo el mundo se equivoca en alguna ocasión y aprende de ello, si no en el futuro, en lo que falta, en lo que realmente le importa a todos, la salvación. Todos ganamos y todos perdemos, el Real Club Celta somos todos.
El club confía plenamente en el equipo y el cuerpo técnico, en que harán todo el esfuerzo posible para sumar los puntos necesarios para lograr la permanencia, un objetivo que está al alcance, ya que el Real Club Celta sigue dependiendo de si mismo y, con el apoyo de la afición, nada es imposible.
Hay posibilidades de lograr el objetivo, pero pasan de manera obligatoria por que la unión persista y el celtismo arrope, como ha hecho hasta ahora, a su equipo.
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El caso Kondogbia, un buen precedente para Iago Aspas


ATLÁNTICO
El Comité de Competición se reunirá el próximo martes y, entre otras cuestiones, decidirá qué sanción impone a Iago Aspas tras su expulsión ante el Deportivo. El acta de Velasco Carballo, el árbitro del derbi, señala que el moañés 'fue expulsado por el siguiente motivo: dar un cabezazo a un jugador contrario estando el juego detenido'. La redacción del acta no beneficia al Celta porque el artículo 98 del Código Disciplinario de la Real Federación de Española de Fútbol establece que es 'factor determinante' para que haya agresión que 'el juego esté detenido o a distancia tal de donde el mismo se desarrolla que resulte imposible intervenir en un lance de aquél'. En el caso de que Competición confirme que existe agresión de Aspas a Marchena, el castigo irá de cuatro a doce partidos. Teniendo en cuenta que el delantero celeste no es reincidente, se espera la sanción mínima.

Pero el Celta puede aferrarse a un precedente cercano para que la sanción a Aspas sea menor. En el partido de vuelta de semifinales de la Copa del Rey entre Sevilla y Atlético, el jugador local Geoffrey Kondogbia fue expulsado con roja directa por un pisotón sin balón al ex céltico Diego Costa. Competición, basándose en el mencionado artículo 98, le castigó con cuatro partidos. Sin embargo, el Comité de Apelación le rebajó la sanción a dos partidos al interpretar que no existió agresión, sino sólo violencia en el juego, aplicándole el artículo 123, que establece un castigo de entre uno y tres partidos. 
Apelación no tuvo en cuenta el acta redactada por el árbitro del encuentro, Fernando Teixeira Vitienes, que decía que 'Kondogbia fue expulsado por el siguiente motivo: pisar a un jugador rival a la altura inguinal, cuando éste se encontraba en el suelo, durante una interrupción del juego', algo similar a lo que reflejó el pasado viernes Velasco Carballo.

El club aún no ha decidido
El Celta aún no ha decidido si presentará alegaciones previas ante el Comité de Competición por la expulsión de Iago Aspas. Se espera que el club tome una decisión en las próximas horas.

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Ya no hay entradas para el Celta - Barcelona


El Celta ha anunciado que no quedan entradas para el Celta -Barcelona, que se disputará en dos semanas, concretamente el sábado 30 a las 18:00. El ritmo de entradas para el choque ante los culés llevaba un ritmo similar al del partido del Real Madrid, que finalmente no colgó el cartel de no hay billetes por apenas un centenar de entradas. Sorprende la diferencia en la venta de entradas en ambos partidos, aunque varios factores puedes influir. Por un lado, el Real Madrid ya visitó Balaídos en el mes de diciembre, en partido correspondiente a la Copa del Rey, y por otro lado a aquella estadística que dice que en Vigo hay más simpatizantes del Barcelona que del Real Madrid. Sea como sea, es un partido en el que el Celta está obligado a ganar, y sería muy bonito que todos los espectadores animasen al equipo local. Ojalá algún día se consiga eso. 
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Comportamiento radical en la grada


Apuntaba Hugo Mallo ayer que las redes sociales pueden jugarte una mala pasada cuando eres popular y tu vida privada trasciende a lo público solamente con que uno de tus acompañantes le dé a un botón de un teléfono móvil. El lateral del Celta tendría que añadir que también las cámaras de televisión están al acecho de lo que puede hacer cuando se presenta en Riazor y se mezcla entre los aficionados. Y la cadena Cuatro mostró en el informativo de ayer a Mallo en la grada del estadio herculino comportándose como un seguidor radical, olvidándose de que es un profesional del fútbol y ejemplo para quienes sueñan con alcanzar sus mismas metas deportivas.

El lateral del Celta aparece camuflado en medio de los alrededor de ochocientos celtistas que acudieron a presenciar el clásico gallego de la noche del viernes. Mallo porta unas gafas oscuras, una bandera nacionalista sobre los hombros, bufanda y capucha para cubrirse la cabeza. En medio del grupo pasa casi desapercibido. Como el resto, ha entrado dos horas antes al estadio, como medida de seguridad para evitar altercados con los aficionados rivales.

El lateral se mueve con sus amigos y de pronto aparece apostado junto a la verja que divide a ambas aficiones en la grada de Preferencia Lateral de Riazor. Y el jugador del Celta comienza a protagonizar una ceremonia de desafíos, retos y provocaciones con un grupo de aficionados deportivistas.

En medio del rifirrafe se encuentran varios policías, uno de los cuales se dirige al canterano del Celta para llamarle la atención, pues éste no para de realizar gestos hacia sus adversarios, situados a pocos metros de distancia.

Cuando Hugo Mallo se presentó ayer en A Madroa para pedir perdón por la fotografía que se difundió en las horas previas al derbi a través de twitter, desconocía que Cuatro preparaba su actuación en las gradas de Riazor para emitirlas en el informativo de la sobremesa. "Este escudo no se merece que yo dé esa imagen", dijo horas antes.

Faro de Vigo
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A Iago Aspas le espera una multa "muy elevada"


MARTA G. BREA
La expulsión de Iago Aspas en Riazor tendrá un alto precio para el delantero del Celta. El club impondrá una multa "muy elevada", aunque se niega a desvelar la cuantía económica porque considera que es un asunto de régimen interno. Tampoco se pasará por alto en Plaza de España el comportamiento de Hugo Mallo, que acudió a Riazor como aficionado pero que apareció en una fotografía burlándose del Deportivo y mantuvo una actitud desafiante en la grada con los aficionados del equipo rival.

La derrota en el clásico del viernes dejó una resaca muy amarga en el equipo vigués, más por el comportamiento de Aspas y de Mallo que por el resultado negativo (3-1) ante un adversario directo por eludir el descenso. La expulsión del delantero de Moaña por agredir a Marchena a los 28 minutos de juego y tras el gol de Riki causó un grave contratiempo a los de Abel Resino, a pesar de que el técnico toledano insistiese a sus jugadores antes del encuentro que evitasen acciones punibles.

La consigna del vestuario saltó por los aires cuando Aspas realizó un lanzamiento desviado que Marchena intentó neutralizar. El defensa sevillano cayó al suelo en el forcejeo, con un pie golpeó la espalda del delantero de Moaña. Éste le soltó un cabezazo a su marcador, que se revolvió en el suelo de dolor, un gesto excesivo que, sin embargo, no frenó al árbitro en su decisión de mostrarle la tarjeta roja a Aspas. Ahí, el Celta dio casi por perdido el clásico en el que esperaba salir fortalecido y con los dos pies fuera de la zona de descenso.

Los célticos perdieron el partido y los papeles, lo que provocó los reproches públicos de jugadores de peso en el vestuario céltico como Bermejo y Varas una vez concluido el clásico.

Hugo Mallo aceptó las críticas del delantero cántabro y se presentó a media mañana en A Madroa para expresar públicamente su arrepentimiento por comportarse como un hincha radical. Aspas, en cambio, prefirió utilizar las redes sociales. A través de su cuenta de twitter, el moañés coincidió con el lateral en subrayar que una entidad como la celeste no se merece que sus jugadores tengan comportamientos antideportivos: "Quiero pedir disculpas a mis compañeros, al club y a la afición!! Son momentos difíciles para mí y el Celta no se merece esto".

Aspas se enfrenta ahora a una dura sanción económica del club y a otra disciplinaria por parte del Comité de Competición. La tarjeta roja directa que le mostró Velasco Carballo en Riazor puede suponerle un mínimo de cuatro partidos de suspensión al atacante de Moaña, con lo que se perdería los duelos ante el Barcelona, el Rayo Vallecano, el Mallorca y el Zaragoza. Además, continuará con las cuatro amarillas que ya tenía antes de enfrentarse al Real Madrid. Para ese partido dijo que evitaría por todos los medios recibir otra amonestación para no perderse el clásico ante el Deportivo.

Su prudencia saltó por los aires en el escenario donde el celtismo esperaba que sacase a relucir su talento para ayudar a que el Celta rompiese una racha de casi cuatro meses sin ganar fuera de casa. Además, la cita en Riazor podía suponer su despedida de los clásicos gallegos ante los numerosos pretendientes que quieren llevárselo al finalizar la temporada.

El club esperará a que el equipo regrese el martes a los entrenamientos en A Madroa para comunicar la sanción económica a Aspas y a Mallo. La que le impondrá al delantero será "muy elevada", según reconocían ayer fuentes de la propia entidad, debido a la excepcionalidad de la situación: tras las advertencias del entrenador antes de que comenzase el derbi en A Coruña y por tratarse de una agresión a un contrario en una de las primeras jugadas en las que Aspas forcejeaba con Marchena, un veterano defensa, campeón del Mundo, que conocía la fragilidad emocional del delantero del Celta en los partidos de alta tensión.

Como ya ocurriera en otras citas con el Deportivo, Aspas fue el centro de los cánticos ofensivos de Riazor y su llegada al estadio fue recibida con el lanzamiento de numerosos objetos contra el autobús del equipo vigués. Su hermano Jonathan, que vivió esos derbis con el Celta, admite que Iago se equivocó. "Todo el estadio cantando contra él, eso hay que vivirlo. No sé si pasó algo antes con Marchena. Sabe que se equivocó y no puede volver a pasar, al menos en la situación en la que se encuentra el equipo".

Desde Chipre, Jonathan Aspas intenta animar al delantero: "Le envío un mensaje de ánimo, que esté tranquilo porque esas cosas pasan. Supo en el momento que se equivocó y esas cosas no pueden pasar", insiste. "Llevaba mucho tiempo sin tener esas cosas. Se le da más importancia por ser Iago, por el momento que es, por ser quien es él y en el momento en el que está. Le falta despuntar en un derbi y no ha podido ser. Ha sido todo lo contrario", admite Jonathan Aspas sobre quien tendrá que afrontar una sanción deportiva de al menos cuatro partidos y otra económica.

Jaime Conde / Faro de Vigo 

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"A ver si metes una", replica Cristóbal Juncal, tío de Aspas, a Bermejo


Las críticas de Mario Bermejo a Aspas han originado un interminable debate en las redes sociales, en el que participan amigos y familiares del delantero de Moaña. Su tío Cristóbal Juncal, jugador del Pontevedra tras pasar por el Tenerife y el Lugo, arremetió ayer contra el atacante cántabro. "A ver si metes una", respondió en su cuenta de twitter Juncal, a las críticas contra su sobrino por parte de Bermejo, quien en Segunda División consiguió el Trofeo Pichichi de máximo goleador, con 27 tantos, con el Rácing de Ferrol. Esta temporada suma 4 con el Celta, por los 10 que contabiliza Iago Aspas. "No defiendo lo que han hecho, pero cada uno debe mirarse el ombligo, que haber hay para todos", apunta Cristóbal Juncal, de 31 años, en defensa de su familiar.

Cristóbal Juncal tiene una larga trayectoria en el mundo del fútbol, fundamentalmente en la Segunda División B, donde ha jugado en el Zamora, Lugo y Tenerife entre otros. Actualmente juega en el Pontevedra, de Tercera División. Al igual que otros miembros de la familia Aspas Juncal, Cristóbal defendió el escudo del Celta en sus categorías inferiores. Lo hizo concretamente en el filial, a donde llegó procedente del Moaña, aunque no pudo dar el salto al primer equipo, como sí hicieron sus sobrinos Jonathan y Iago. 
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Los veteranos se imponen


MARTA G. BREA
El Celta salió mal parado de Riazor. La derrota ante el eterno rival dejó una fractura en el vestuario ante las críticas de los veteranos a los comportamientos de los canteranos Iago Aspas y Hugo Mallo, éste como aficionado porque está lesionado. Bermejo y Varas piden al delantero que corrija reacciones como la que le costó la expulsión.

La fraternidad en un vestuario de fútbol dura lo que se mantienen los buenos resultados o los halagos por el juego aunque no conlleve la suma de puntos. El Celta, en una situación deportiva muy delicada, no es una excepción. Las derrotas, intercaladas con el cambio de entrenador, han llevado la discordia a la plantilla céltica. La expulsión de Aspas en Riazor sentó muy mal en el equipo y dos de los jugadores más veteranos salieron a expresar en público su enfado con quienes muestran comportamientos pueriles.

Bermejo arremetió contra Aspas y Mallo: "El que se acuesta con niños despierta meado". Y centró sus críticas hacia el delantero por su expulsión en Riazor: "Yo y todo el mundo se lo decimos muy claro porque pensamos que es un chaval que merece mucho la pena, tiene unas condiciones extraordinarias. Pero como persona tiene que madurar y cambiar su mentalidad, porque no estás en el patio del colegio ni jugando con tus coleguillas un partido de empresa. Le tenemos mucho aprecio y le decimos las cosas claras para que cambie. Esto no le beneficia".

Varas fue más prudente: "Él (Aspas) es el primero que tiene que reaccionar. Es un buen chico, tiene buen fondo, pero estas cosas al equipo le afectan mucho. Lo necesitamos y debe corregir este tipo de cosas. Cometió un error y espero que esto le sirva para aprender para el futuro", añadió el guardameta cedido por el Sevilla.

No es la primera vez que Aspas se tiene que enfrentar a las críticas en el vestuario. Una vez finalizado el partido en Getafe, donde el Celta perdió y dio una mala imagen, Bermejo también se dirigió al delantero para recriminarle su escasa aportación al equipo en unos momentos delicados.

Paco Herrera, su gran mentor en el equipo y quien le encontró la posición donde Aspas comenzó a crecer como futbolista, salió aquella tarde a la sala de prensa para quejarse de la baja forma del delantero desde que en enero se abrió el mercado de invierno y surgieron ofertas de equipos ingleses y españoles para contratarlo.

El ya extécnico del Celta dijo que Aspas seguía "en la nube" y que necesitaba bajar de ella para ayudar al equipo vigués a salir del atolladero en el que se había metido después de un comienzo de Liga prometedor.

Ahora, Bermejo, cuarto en el escalafón de capitanes del Celta, y Varas se suman a la corriente que públicamente inauguró Herrera de reprochar a Aspas que con sus equivocaciones está dañando al equipo. Su expulsión en Riazor fue la última prueba. Y eso ha molestado a los veteranos de la plantilla, que han querido dar un golpe de autoridad.

Jaime Conde / Faro de Vigo 

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Gracias Iago


CABALAR - EFE

No sé si leeras esto Iago, ni quién leerá esto, pero aquí tienes a un celtista (igual que tú, supongo) al que pegaste un puñetazo en el corazón ayer por la noche.

Ayer te autoexpulsaste, condenando alelta a perder el partido, perder 3 puntos y acercarse más al descenso. Y no sólo eso, a perder a su mejor jugador durante algunos partidos, todo por una estúpida acción propia de un benjamín. Gracias, Iago.

Una vez más, el gran Iago Aspas, el salvador de Alavés, el diablo de Moaña, volvía a hacer de las suyas. Pero no un golazo o un regate asombroso, si no una autoexpulsión sin sentido. Quizá por tu cabeza pasaron las miles y miles de personas a las que quitaste la ilusión de verte al fin en un derbi brillar por luz propia, esas caras tristes y aborrecidas que veían como su ídolo se iba camino de un oscuro pasillo a darse una fría ducha.

Supongo y espero, que en ese momento, tu burbuja estalló. Que quizás Paco tenía razón, que tenías que bajarte de la nube. Que negarle el saludo a un chavalín de 17 años al hacer su debut estuvo mal, que te necesitábamos en el campo, ahora y siempre, porque eres gran parte del equipo.
Es la hora del cambio Iago. Quizá hayas arruinado tu último derbi como jugador celeste, saliendo por la puerta de atrás, y lastrando al Celta. Ahora, si quieres vete a otro equipo, cómo te aconsejó Oubiña, o madura de una vez ante la cruda realidad, apartáte de los elogios y trabaja, mejora y sobretodo, madura como nunca lo has hecho, porque sí, has caído, pero puedes volver renovado, centrado y con más fuerzas, ganas y positivismo que nunca.
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Un escudo dañado por la pesadilla de Riazor


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El derbi gallego de Riazor, que debía constatar la supuesta mejora futbolística y psicológica del Celta en las últimas fechas con un triunfo obligado para salvar la categoría, acabó siendo una de las peores pesadillas en la historia reciente del celtismo. El equipo de Abel Resino, obcecadamente erróneo en su propuesta táctica (la apuesta por los veteranos fue un fracaso), hizo el ridículo en A Coruña y salió de allí con la impresión de que el barco se hunde sin ningún salvavidas al que agarrarse, aunque reste un mundo (30 puntos) para acabar la Liga. Además, se han juntado demasiadas cosas como para creer lo contrario. Ya no se trata de un problema deportivo. La crisis actual va más allá y ha llegado a mostrar un déficit intelectual, una falta de humanidad terrible. 

El Celta ofreció una imagen deprimente ante un Deportivo más intenso, decidido y confiado en sus posibilidades. Si nadie supiera la clasificación de ambos conjuntos, podríamos estar hablando de un aspirante a Europa contra un recién descendido. El tempranero golazo de Riki tras una brillante asistencia de Valerón transformó el partido en una misión imposible para los visitantes, incapaces de dar cuatro pases seguidos, insistentes con el pelotazo y derrotados en cada balón dividido. Al suicidio colectivo se unió Aspas, superado por la experiencia de Marchena y la permisividad de un árbitro tan casero como Velasco Carballo. Ya no es el mismo desde diciembre, cuando era objeto de tantos elogios y ofertas. Bien es cierto que tuvo molestias físicas, pero no muerde como antes, va menos al choque y, por momentos, se pierde en gestos de cara a la galería. Con dos ‘tweets’ de arrepentimiento no basta. El perdón se logra en el campo.

Después de un efímero arrebato pasional por parte de los vigueses, el encuentro fue un trámite desde el fatídico minuto 29. Abel tardó mucho en hacer unos cambios que luchaban por reactivar el orgullo perdido (Orellana, Krohn-Delhi, Park), mientras el Deportivo hurgaba en la herida celeste para firmar el 3-0 con la espectacular volea desde lejos de Silvio y la contra asistida por Valerón a un Salomao que definió bien. El ariete surcoreano, que deberá tener minutos desde ya, consiguió el 3-1, pero en condiciones normales al Celta le habría caído una goleada escandalosa por una indolencia que provoca esa sensación a medio camino entre el cabreo más visceral y una tristeza silenciosa. La derrota escuece por la trascendencia clasificatoria y el significado de esta rivalidad, aunque lo más duro de todo esto es cómo se ha manchado el nombre del club, su imagen. 

A la maltrecha imagen del Real Club Celta de Vigo contribuyó este viernes Hugo Mallo con un comportamiento lamentable. Mucho podríamos discutir sobre la conveniencia de verle en la grada como un aficionado más, pero su ‘posado’ con el cartel antideportivista y las maneras ofrecidas por el de Marín durante el partido (las cámaras de Cuatro recogieron el deplorable espectáculo) tendrían que abochornar a la entidad, a sus compañeros y a la afición. Ha dado la cara para explicar lo inadmisible, pero el daño ya está hecho. 
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Abel Resino, ajeno a las circunstancias


CESAR QUIAN
El rostro y las palabras de Abel Resino durante la rueda de prensa posterior al derbi gallego de Riazor transmitían cierta resignación, aunque ciertas muecas denotaban la ironía de lo que todos hemos visto sin que ésto vaya a salir a la luz. Está clarísimo que un gol en contra a los siete minutos y jugar con un futbolista menos desde el 29 condiciona el desarrollo del encuentro, pero, como suele suceder casi siempre, falta autocrítica en un discurso poco estimulante. 

Tras el desastre de Getafe, el club destituyó a Paco Herrera por los malos resultados y la preocupante espiral futbolística en la que se encontraba el equipo. La gente no entendía algunos cambios, ciertas declaraciones, etc. La entidad que preside Carlos Mouriño apostó por Abel Resino como sustituto para enderezar la nave celeste y tras cuatro partidos el panorama no ha mejorado. Precedido por su fama de ‘salvador’ y el carácter que tenía como guardameta, Resino renovó la ilusión del celtismo con un discurso psicológico muy coherente, aunque faltaba ver cómo se trasladaba su filosofía al terreno de juego. 

Debutó con un triunfo agónico por el gol de Bermejo ante el Granada. Sin embargo, el equipo estuvo bastante mal durante todo el encuentro. Presión arriba y una defensa adelantada fueron los principios ofrecidos por el técnico toledano en un colectivo que asombró durante un cuarto de hora para diluirse después por falta de gasolina. Luego, tres derrotas consecutivas (Sevilla, Real Madrid, Deportivo) para un balance de tres puntos sobre 12 posibles.  Siendo racionales, seis con el triunfo de Riazor habría sido lo esperado. 

Contra sevillistas y madridistas, el Celta tuvo una notable presencia en ataque. Sin embargo, concedió muchísimas más ocasiones que antaño. Falto de verticalidad durante gran parte de la temporada, Abel se ha empeñado en esta posibilidad mediante una metodología demasiado física para los jugadores que posee. Quizá también deba incluir este apartado en las circunstancias que mencionó tras el derbi en una noche tan aciaga para los vigueses. Ha decidido tirar de los veteranos (De Lucas, Bermejo, Pranjic) y se ha olvidado de la frescura, de los hombres que saben sacar conejos de las chisteras (Orellana, Krohn-Delhi). Ahora, tendrá que encomendarse también a Park, que sólo ha tenido 20 minutos de los 360 que lleva Resino aquí. 
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Que alguien borre este día


MARTA G. BREA
Hay días que uno borraría de la historia del Celta como si fuese un archivo inservible del ordenador. Lo agarraría ahora mismo y lo enviaría a la papelera con el deseo de que ese gesto automático nos permitiese creer que nunca ha existido. Pero no. El recuerdo de este día nos perseguirá y hará daño durante demasiado tiempo.

No tiene nada que ver con el resultado. Como dijo un entrenador argentino que iba de banquillo en banquillo a lomos de sus extravagantes ideas "preocuparse por el marcador es de mediocres. A mí me preocupan otras cosas". Y por eso le echaban sus presidentes, porque tenían el comprensible vicio de reducir la vida del club a los números. A la memoria me vienen "gloriosas derrotas" en Riazor y en muchos otros lugares, tardes en las que el Celta salió del campo con el orgullo intacto y consciente de haber dado salvado la dignidad del escudo que defienden. Partidos perros, jugados en pésimas condiciones, pero que permitieron sentir orgullo del equipo. Y eso no tiene que ver con empatar, ganar o perder. Es mucho más importante.

El Celta vivió ayer un día terrible, de los peores de su reciente historia. No solo por la lánguida imagen que el equipo ofreció en Riazor sino por todas las cuestiones que rodearon el partido y que no tienen que ver con el fútbol. Para desgracia de los seguidores vigueses, desconsolados a estas horas, este derbi lo comenzó a perder Hugo Mallo -con su imagen en un autocar de aficionados burlándose de la situación económica del Deportivo- y lo remató Iago Aspas con una agresión intolerable que tiró al equipo por el barranco al que le había acercado el planteamiento y la alineación de Abel Resino. Hay derrotas que ayudan y victorias que te pueden arruinar por determinados detalles. La noche de ayer deja un daño considerable en el Celta que fue noticia por un lamentable partido, por una mofa innecesaria de uno de sus jóvenes valores y por la agresión incalificable de su máxima estrella, del hombre en cuyas piernas había puesto la salvación. Una tragedia en definitiva, un bombardeo a la imagen de la institución y alimento para enrarecer la vida de un club que debía tener todos sus sentidos puestos en conseguir esas seis victorias que se necesitan para alcanzar la salvación. Ahora se hablará de las sesiones fotógraficas de Hugo Mallo, de los partidos que le van a caer a Iago Aspas y del aspecto descontrolado de un equipo que lejos de mejorar no hace otra cosas más que ofrecer señales inquietantes. Hay días que uno borraría sinceramente, pero me temo que mañana cuando me levante lo primero que me vendrá a la cabeza no será el resultado ni la derrota. Me he acostumbrado a ellas. La amargura seguirá estando en los que ayer se preocuparon más que de ganar al Deportivo, en manchar la imagen del Celta.

Faro de Vigo 
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Fútbol y bochorno, de la mano


Foto: Manuel Marras (La Voz de Galicia)

Ayer jugó el Celta en Coruña. Perdió y ve demasiado cerca el precipicio de Segunda. Pero de lo que quiero hablar es de cómo el espectáculo entre las aficiones, con incidentes y pancartas desafortunadas, quedó esta vez en un segundo plano. Y pienso que fue por dos cosas tan preocupantes como lo anterior:
  • Uno: Ya es lo habitual y no extraña que ocurra, desde el momento en que se asume que este tipo de encuentros requieren amplios despliegues policiales, escolta de autobuses y demás precauciones. Esta necesidad resulta incomprensible si nos paramos a pensar que hablamos de una competición deportiva entre dos equipos rivales, sí, pero que, además, son de la misma comunidad autónoma, con mucho en común también (¿Nos suena el derbi vasco? Me temo que no).
  • Dos: Porque los jugadores del Celta robaron protagonismo a esos aficionados -de ambos conjuntos- que normalmente se encargan de empañar el espectáculo. Primero fue el lesionado Hugo Mallo, que convirtió lo que hubiera sido elogiable -viajar con los seguidores vigueses como uno más- en despropósito al posar con una imagen que se burlaba de la situación económica del club rival, así como del gran número de portugueses que militan en sus filas; probablemente, no fue consciente de lo que suponía -así lo ha explicado-, lo cual también es un problema. Y, ya sobre el terreno de juego, Iago Aspas, que condenó al equipo al fracaso autoexpulsándose con un cabezazo para el que es imposible encontrar justificación. Es el mismo futbolista que, por ejemplo, negó el saludo a Santi Mina, un chaval de 17 años que debutaba en Primera, por el cabreo que cogió al verse sustituido por su compañero (no se produjeron unas disculpas públicas que sí ha habido esta vez, con una sanción en juego). Y el mismo que nos salvó de bajar a Segunda B -¿y de desaparecer?- y al que le debemos en gran medida jugar esta temporada en Primera, tampoco lo olvido.

Como decía, ambos han pedido disculpas. Pero para algunos aficionados no eran necesarias, porque esta conducta de los jugadores les parece elogiable y los convierte en más ídolos (autocrítica cero, no ven motivo). En este caso, más Hugo Mallo, pero solo porque lo de Aspas fue poner la victoria en bandeja al oponente y, claro, eso ya es lo que más duele. Presumimos de tener canteranos que son gente de la casa, que son como unos aficionados más y que sienten los colores. Y es cierto, para lo bueno y también para lo malo. El problema está en qué significa y qué conlleva eso de ser "uno más". No todos nos sentimos identificados con ciertas cosas. Y no por simpatía al eterno rival, precisamente. Está bien el pique, querer ganarles, incluso no desearles ningún bien, pero con los límites del respeto y, en el caso de los jugadores, también del saber estar (estas otras imágenes de Hugo hablan por sí solas, por mucho que sea criticable que el medio de comunicación en cuestión haya ido a pillarle).

Hay quien aprovecha esto para poner por encima al Deportivo (que ellos tienen "más clase dentro y fuera del campo", he llegado a leer asombrada). Se engañan a sí mismos. Ayer en Riazor había una pancarta bien visible que decía "Vigo no", en los incidentes también participaron los blanquiazules (además de los insultos que, al parecer, profirió Riki a la afición celeste) y hemos conocido unas fotografías en las que se aprecia cómo existiría una agresión de Marchena previa a la de Aspas (sin que esto justifique la acción del de Moaña) que, al igual que la patada anterior al cabezazo, no se sanciona; todo esto no se no se puede obviar. Si un día tienen en su primer equipo canteranos que reflejen el fanatismo que también hay en sus aficionados, no creo que su actitud diste tanto de la de un Iago Aspas o un Hugo Mallo ayer. Lógicamente, eso va en las personas -en su educación, su consciencia de lo que representan, en su madurez- y por eso también tenemos a un Borja Oubiña y, aunque no sean canteranos, a un Mario Bermejo -al que muchos han criticado por decir unas cuantas verdades con todas las letras- o a un Valerón en el otro lado. Pero no es lo que predomina.

Yo vuelvo a insistir. Mientras haya que considerar normal y necesario (que lo es) un despliegue policial como los de estos eventos para un partido de fútbol, continuaremos teniendo un problema. Seguirá habiendo unas aficiones de jóvenes que maman el odio -que no la simple antipatía entendible- a otro equipo, a otra ciudad y a todo lo que tenga que ver con ella. Y de esa afición joven pueden formar parte futuros futbolistas que nos ofrecerán momentos muy buenos, pero también espectáculos bochornosos.

@miriamvf
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Expulsados del país de las maravillas


Por debajo del nivel de la permanencia, cuesta respirar. El aire se licua y casi cualquier intento por salir parece agraver el hundimiento. Cuesta moverse, cuesta siquiera creer, cuesta incluso intentarlo. El celtismo quería hacer pie en la orilla de Riazor. Al equipo lo engulló el tsunami. A los 1.000 celstistas presentes en el recinto herculino les mantuvo a flote el orgullo. No por sus jugadores por desgracia, sino por su propia entrega. Por ser esa figura que, tragando sangre, mantiene la dignidad cuando todo se hunde.

Riazor se llenó para otro derbi gallego. El mensaje de última oportunidad, unido al menos generoso de buscar como compañero de viaje hacia el fondo al enemigo íntimo, caló en el deportivismo. Pero en su habitual esquina, los celtistas aguantaron estoicos ya no la inferioridad numérica, sino la inferioridad futbolística de los suyos. A ellos no les pudo el ambiente. Lástima que a Iago Aspas, una vez más, sí. Su expulsión amenaza con quedar como gélida imagen del temible descenso. Y con el equipo, el celtismo teme, mientras anima, quedarse fuera del país de las maravillas.

La caravana celeste era, en esta ocasión, corta pero animosa. Seis de los siete autobuses compartieron desplazamiento por la autopista y tres horas antes esperaban en un área de descanso de la autopista AP-9 a que la Policía dispusiese su entrada en A Coruña.

Tal situación se produjo dos horas antes del inicio del partido. Su llegada fue veloz y sin incidentes que afectasen a los seguidores célticos, aunque sí hubo ligeros enfrentamientos entre las fuerzas del orden y aficionados deportivistas a medio centenar de metros de los autobuses. Hubo vengalas y algún herido de escasa consideración, pero sin más. A sensata distancia, un puñado de jugadores del filial celeste, encabezados por Antón de Vicente, añoraban ya el futuro que podría venir viviendo el ambiente de un derbi en la élite. Con otro final, obviamente.

También se registró tensión a la llegada del autobús del equipo celeste. Sin que hubiese consecuencias graves, las decenas de aficionados deportivistas que acudieron a recibir al vehículo mezclaron sus numerosos cánticos e insultos con alguna que otra botella voladora. Ese ruido de cristales presagió como acabaría el equipo: hecho añicos. El celtismo seguirá intentando pegarlos. Estoicamente.

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Iago Aspas pide perdón a través de Twitter


RICARDO GROBAS
Esta mañana Hugo Mallo pidió disculpas con una sincera rueda de prensa en la que reconocía su error. Se espera que Iago Aspas haga lo propio durante los próximos días, pero de momento ha aprovechado su cuenta de Twitter para reconocer que se ha equivocado. El futbolista de Moaña lo ha hecho con dos Tweets, publicados esta misma tarde: "Quiero pedir disculpas a mis compañeros al club y a la afición!!son momentos difíciles para mi y el @rccelta_oficial no se merece esto!", confesó el jugador del Celta en su primer mensaje a la afición. 

Un minuto después publicó un segundo mensaje en el que aseguraba que este suceso le hará más fuerte y volverá con más ganas para ayudar al equipo: "Todo el mundo tiene derecho a equivocarse y lo se la cague,pero esto en un futuro me hará ser más fuerte y volver con más ganas para ayudar". Una rectificación necesaria, aunque lo hecho es difícil solucionarlo. Se espera, en todo caso, que en los próximos días hable para los medios y pida disculpas. Son gestos que le honran y le reconciliarán con el celtismo. 
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Hugo Mallo pide perdón al Celta y al Deportivo


Hugo Mallo ha entonado el "mea culpa", y no ha tardado ni 24 horas en hacerlo. El futbolista de Marín ha decidido, por iniciativa propia, dar una rueda de prensa esta mañana y pedir perdón a todo el celtismo y también al Deportivo: "Estoy muy arrepentido, no era mi intención que pasara todo esto, solo quería disfrutar del derbi en compañía de mis amigos, animar al equipo y vivirlo de una forma diferente", subrayó el de Marín, que ayer acudió a Riazor para presenciar el derbi con los aficionados celestes. 

En una sentida rueda de prensa, Hugo Mallo expresó su decepción por el comportamiento de ayer: "Este escudo no se merece esto, pido perdón al club, y sobre todo a los aficionados, a vosotros (la prensa) y a todo el celtismo en general. No me imaginaba que fuese a suceder todo esto. Estoy arrepentido y jodido. Esto me hará aprender", reflexionó Hugo, que explicó que no era consciente de la foto que se estaba haciendo en el bus: "Esa foto la saqué, pero no sabía que era del Depor. Luego me dí cuenta, pero supuestamente iba a quedar en una foto entre amigos, pero hoy en día con el Twitter.."  Precisamente hizo hincapié en su petición de perdón al Deportivo: "Yo al Depor le tengo aprecio, porque cuando me lesioné me dio su apoyó. Le pido perdón al Deportivo si en algún momento se sintieron ofendidos, y también a los jugadores del Deportivo que pueden pensar que me estaba riendo de ellos". 

Preguntado por las palabras de Bermejo al término del partido, Hugo Mallo se mostró comprensivo: "Está en todo su derecho de decir eso. Yo ayer llegué a casa y no dormí. A Mario lo respeto y esas palabras me ayudarán, le haré caso, tanto a él como a quien sea. Este escudo no merece esa imagen, no me dí cuenta de que soy un profesional, que me debo al club y no debo hacer esas cosas", señaló el marinense que asegura no habser hablado con el club pero "si me ponen una multa es normal. Lo entiendo". 

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Bochorno


Foto: Marta G. Brea

Bochorno celeste en Riazor. De principio a fin. No se lo merecían los más de 800 celtistas que allí había ni todos aquellos que se quedaron en casa viéndolo por televisión. Comenzó como empieza a ser costumbre en todos los derbis: 1-0 gol de Riki. Continuó con una muestra de inmadurez de un Iago Aspas que perdió la cabeza justamente el día en el que estaba prohibido. Y terminó con un horrible encuentro, condicionado sin duda por la expulsión del de Moaña, en el que el colista pudo golear a un Celta moribundo que deja muchísimas dudas de cara a lo que queda de temporada. Por el medio, la injustificable actuación de Hugo Mallo, al que nadie le critica que quiera vivir un encuentro con la afición, pero sí que se comporte de una manera impropia en un jugador de fútbol, tanto antes como durante el choque.
   
Tampoco estuvo fino Abel. Su predilección por la experiencia es de sobra conocida, pero resultó un tanto ilógico introducir en el once a un Quique De Lucas que desde luego no atraviesa su mejor momento. El catalán no estuvo fino ante el Real Madrid y ayer en Riazor pasó desapercibido. La opción de Orellana parecía más razonable, pero Resino la descartó. Manuel Pablo seguro que lo agradeció.
   
No obstante, el Celta fue un despropósito del minuto 1 al 90. Incomprensible que tras lo ocurrido por partida doble el curso pasado, el equipo no sea capaz de salir enchufado al derbi y encaje un gol nada más comenzar. Riki volvió a ser el verdugo y obligó de nuevo a los celestes a remar contracorriente. Luego Aspas se encargó de entregarle definitivamente el partido al Depor. Su expulsión, tan injustificable como absurda, le deja en evidencia. Era obvio que le iban a buscar y no supo controlar un temperamento que bien encauzado es un tesoro, pero que descontrolado lo convierte en un jugador mediocre.  Decepcionante.
   
Lo pagó el equipo, que estuvo a merced de un colista que perdonó una humillación. El 3-1 final fue generoso con un Celta que tiene dos semanas por delante para recuperarse del golpe. No está todo perdido, pero urge un cambio que reconduzca la nave. Bermejo ayer dio el primer paso. Sus palabras expresaron el sentir de muchos celtistas que tienen motivos para sentirse avergonzados. La de ayer no fue una derrota cualquiera. El equipo mostró un complejo de inferioridad que no se corresponde con la realidad y dos de sus futbolistas dieron una muestra total de inmadurez. Todo el mundo tiene derecho a equivocarse, pero errores como estos no pueden tener justificación. Ni el Celta ni el celtismo se lo merecen.
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¿Cuántos partidos se perderá Iago Aspas?


MARTA G. BREA
Más allá de la derrota en el derbi, el Celta se plantea el futuro inmediato con muchas dudas. Iago Aspas, el jugador franquicia del club, santo y seña de un equipo que juega en función de su estado de inspiración, se enfrenta a la posibilidad de quedarse sin el concurso del moañés durante unos cuantos partidos. A lo largo de esta semana se conocerá la decisión del Comité de Competición, pero está claro que la cifra podría ser elevada. 

Un cabezazo a un rival, sin balón por medio y estando este en el suelo, podría costarle a Aspas perderse entre tres y cuatro partidos. La buena actitud del futbolista después del suceso, acatando la decisión y marchándose al banquillo puede que juegue a su favor, pero no se librará de una sanción ejemplar, a pesar de no ser reincidente. Un ejemplo reciente lo tenemos en el Sevilla, Gary Medel fue sancionado por dar un cabezazo a Cesc Fábregas, perdiéndose dos encuentros, pero la acción de Aspas es más grave por las circunstancias y la posición de su rival. 

Sea como fuere, la ausencia de Aspas será complicada de suplir ya que el talento del futbolista moañés no abunda en el fútbol español, y mucho menos en el Celta, que tendrá que aprender a sobrevivir sin su estrella, ya que es probable que no vuelva a jugar con la camiseta del Celta hasta dentro de un mes. 
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Túñez no estará ante el Barcelona por sanción


CÉSAR QUIAN 
Además de la consabida baja de Iago Aspas, el Celta tampoco podrá contar con Andrés Túñez ante el Barcelona. El internacional venezolano vio una tarjeta amarilla poco después del comienzo del partido y cumplirá ciclo de amonestaciones ante el conjunto de Tito Vilanova. A Túñez no le están saliendo bien las cosas ultimamente, ya que entre lesiones y sanciones parece que no acaba de conseguir la continuidad necesaria, después de jugarlo absolutamente todo en la primera parte de la temporada. 

Lo más probable es que sea Cabral quien ocupe el hueco que deja Túñez en el once inicial céltico, lo que desplazará a Demidov al perfil izquierdo de la zaga. Ambos futbolistas compartieron pareja de centrales en los primeros partidos de Abel Resino al frente del Celta, pero tras el partido de Sevilla decidió apostar por Túñez, con el que no podrá contar ante la temible delantera azulgrana. 
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Un derbi que deja heridas


MARTA G. BREA
El derbi ha terminado con daños colaterales. La derrota ha sido dura. Deja el Celta encallado en el pozo de la categoría. Ha perdido ante un rival directo en la lucha por la permanencia y, además, también acaba con el "goal average" desfavorable con respecto a un Deportivo que alimenta el sueño de la salvación. Sin embargo, el resultado no ha sido la única mala noticia en Riazor para el equipo vigués.

Abel Resino lo comentaba en sala de prensa. Sus hombres se encontraban con ciertas adversidad en los primeros compases del clásico del fútbol gallego. La pareja de centrales veía dos amarillas muy tempranas mientras que Riki abría el marcador cuando no se habían cumplido diez minutos de partido. El panorama acabó por retorcerse al filo de la media hora. Iago Aspas era expulsado por agredir a Marchena. El moañés se desquiciaba. Perdía la cabeza y dejaba el derbi con un claro color blanquiazul.

Los diez encuentros que quedan son más finales que nunca. La próxima cita será ante el FC Barcelona, que llegará a Balaídos metido de lleno en la próxima eliminatoria de Champions League. El Celta necesita puntuar. Es una obligación. Lo hará con la baja segura de Andrés Túñez, que cumplirá ciclo de amonestación, con la de Álex López y con la de un Iago Aspas que habrá que esperar cuántos partidos de sanción le caen.

Carlos I. Castrillón / Faro de Vigo 
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Marchena: "Aspas se ha equivocado"


MARTA G. BREA
Carlos Marchena ha asegurado que el jugador del Celta Iago Aspas, que se autoexpulsó en el derbi gallego al propinarle un cabezazo a la media hora de partido, se «ha equivocado». «No lo conozco para opinar si pierde los nervios o no en estos partidos. Hoy se ha equivocado. Nada más», comentó el jugador andaluz, quien señaló que «a veces sucede esto en los partidos».

El técnico del Celta, Abel Resino, señaló que Aspas pagó su inexperiencia ante la experiencia de Marchena, algo sobre lo que habló el central del Deportivo. «Me da un cabezazo y el árbitro lo ve. No cabe duda de que tengo muchos años, pero no tiene nada que ver. Es un error que se paga caro cuando el árbitro lo ve. Nada más», indicó.

Marchena señaló que «la afición necesitaba una noche de estas noches, una noche especial» con un triunfo ante el eterno rival. «Esperemos que sea un buen partido, un resultado amplio en un derbi, ese pasito que necesitamos para que sea un estímulo. Esto va a ser pasito a pasito y hoy hemos dado uno que era especial porque era un derbi y la gente lo necesitaba», comentó.

EFE
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Abel: "No ha sido nuestra noche"


MARTA G. BREA
Abel Resino, entrenador del Celta de Vigo, ha dicho que ha sido la noche del Deportivo y no la de su equipo, que ha caído en Riazor ante el colista (3-1) y complica su situación tras un partido en el que encajó el primer gol a los diez minutos y se quedó sin Iago Aspas, por un cabezazo a Marchena, a la media hora. "No era la noche para el Celta y era la noche del Deportivo. Se han dado muchas circunstancias que lo han condicionado, el gol tempranero y la expulsión, toda la línea defensiva con amarilla nada más empezar. El devenir ha ido condicionado por esas circunstancias", manifestó en rueda de prensa.

El técnico aseguró que no vio la jugada que dejó al Celta sin Aspas: "No sé si ha entrado en un rifirrafe con Marchena, la experiencia contra la inexperiencia", indicó. "Estábamos intentando hacernos con el control, pero al quedarte con uno menos, uno de tus atacantes referentes, teníamos menos opciones de llegar. Al Dépor le salía todo y marcó un segundo gol fantástico", dijo.

"Hoy los jugadores tienen que aprender una lección, todos tenemos que aprenderla. Se pone difícil, pero el Celta está obligado a dar la cara hasta el último segundo. El fútbol no para, en quince días tenemos un duelo con el Barcelona. Hoy contábamos con puntuar, no ha sido así y habrá que sacarlo ante el Barcelona o en otros partidos", apuntó.

EFE
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