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Foto: Segre / Faro de Vigo |
David Catalá jugaba en el Lleida que vio cómo el Celta celebraba el ascenso a Primera División en 2005 al derrotarlo por 0-2 en su estadio. Ahora, el zaguero barcelonés tiene la oportunidad de disfrutar de la fiesta celeste. Es más, cabe la posibilidad de que el premio se alcance mañana domingo en tierras catalanas, como ocurrió entonces en la capital ilerdense. Esta vez, el conjunto vigués juega más al sur, en Tarragona, ante el Nástic, que ya nada tiene que hacer en la Liga. Por experiencia, Catalá reconoce que el equipo que más se juega tiene mayor motivación.
"La vida da muchas vueltas", señala David Catalá, defensa central del Celta, a punto de celebrar el retorno a Primera División con el conjunto vigués. Para el futbolista nacido en Barcelona, hace 32 años, la vida ha girado lo suficiente para encontrarse ahora en el equipo que festejó su último ascenso a la máxima categoría con él como testigo directo. Ocurrió un 18 de junio de 2005, en el Camp d´Esports de Lleida. Catalá jugaba en el conjunto ilerdense, que se rindió ante los goles de Jandro y de Perera. Vigo, entonces, explotó de alegría. La historia podría repetirse mañana. Las tierras catalanas vuelven a darle la oportunidad a los célticos de ganarse una plaza en la Liga de las Estrellas. "Quién me iba a decir a mí que siete años después de aquel partido estaría ahora en el Celta", suelta Catalá.
El zaguero vuelve la vista atrás. "Jugué esa temporada en el Lleida cedido por el Albacete (disputó 37 partidos de Liga y marcó dos goles). Nosotros llegamos a la última jornada de Liga con los deberes hechos. Llevábamos dos o tres jornadas con la permanencia asegurada y no nos jugábamos nada en ese partido contra el Celta. Recuerdo, sobre todo, la gran cantidad de gente que fue desde Vigo hasta Lleida. Ellos celebraron allí el ascenso, con toda su gente, y no me olvido de que había un gran ambiente en la ciudad".
De los alrededor de seis mil aficionados que acudieron al estadio, la mitad eran del Celta. Otros tres mil aficionados se habían reunido en el pabellón de As Travesas para presenciar el encuentro en una pantalla gigante instalada por el Concello. "Da envidia la fiesta que monta el otro equipo por el ascenso. A ti también te gustaría algún día vivir una cosa así. Y mira las vueltas que da la vida que ahora estoy en ese equipo, y que puedo celebrar el ascenso con los que aquel día eran mis rivales", comenta Catalá.
El Lleida, como ahora el Nástic, no se jugaba nada en el partido ante el Celta. El zaguero explica cómo el conjunto catalán afrontó aquel compromiso. "Nosotros planteamos el partido como el último que era de la temporada, queríamos acabar de la mejor manera. Lo que pasa es que, como ya llevábamos varias jornadas salvados, la intensidad con la que jugábamos no era la misma que si te estás jugando algo importante. Y, bueno, nuestra mentalidad aquel día, como creo que va a tener el Nástic el domingo, era ganar y pelear hasta el final. Eso fue lo que nosotros intentamos hacer pero no pudimos".
A la anécdota de haber participado en el último ascenso del Celta, pero con otra camiseta, le ha dado poca importancia el barcelonés. Apenas lo ha comentado en el vestuario. "Los fisios del Celta estaban en aquel partido. Con ellos he hablado en algún momento de aquel ascenso. No se acordaban de que yo jugaba en el equipo rival, se lo tuve que decir yo porque no se daban cuenta. Estaban metidos en lo suyo y poco sabían del resto".
Una temporada antes, Catalá vivió otra experiencia similar. "El año anterior, estando en el Xerez, también se dio la anécdota de que el Levante ascendió en casa. Daba la impresión de que estaba en todos los ascensos, pero del equipo contrario. A ver si me toda a mí de una vez", concluye.
Jaime Conde / Faro de Vigo