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| Foto: Faro de Vigo |
El Celta cerró de forma matemática su permanencia en Primera División con un triunfo sobre el Levante con goles de Brais Méndez y Augusto Solari, y se eleva hasta los 44 puntos, mirando hacia arriba y soñando con algo más. La parte negativa del día las lesiones musculares de Tapia, Iago Aspas y Murillo.
De entrada, Eduardo Coudet apostó por dar continuidad al once que derrotó a Osasuna el pasado domingo, con la única novedad de la presencia de Kevin en el lugar del lesionado Hugo Mallo, que solo duró cinco minutos en ese partido, por lo que en la práctica repitió el mismo once.
Ivan Villar ocupó la portería, por delante de él Kevin y Fontán en los laterales, el canterano parece haberle ganado la partida a Aarón en el lateral izquierdo, igual que Aidoo a Araújo en el eje de la zaga como acompañante de Murillo. A partir de ahí el equipo que se sabe el celtismo de memoria: Tapia, Denis, Brais y Nolito en el centro del campo, con la pareja atacante formada por Iago Aspas y Santi Mina.
El partido, a pesar de que no había demasiadas cosas en juego, fue bastante bonito, con dos equipos con apuestas diferentes, pero igualmente atractivas. El Levante buscando la verticalidad a la contra, y el Celta intentando marcar diferencias a través de la posesión, pero leyendo muy bien los espacios que dejaba el Levante para generar ocasiones.
Así pudieron llegar dos goles, que no fueron tras fallos en la definición. Primero Nolito remató muy mal una buena asistencia de Iago Aspas, y posteriormente el propio Aspas no aprovechó un enorme pase de Denis. El moañés intentó picar el balón sobre la salida de Cárdenas, pero no logró elevar el esférico lo suficiente.
Antes de la media hora llegó el primer problema del Celta en forma de lesiones cuando Renato Tapia, tras realizar una estupenda recuperación de balón, sintió un pinchazo en la pierna. Rápidamente abandonó el terreno de juego, entrando en su lugar Fran Beltrán.
En el minuto 41 el colegiado del partido señaló penalti a favor del Celta, provocado por Santi Mina, pero tras acudir a revisar la jugada, decidió anular la acción por fuera de juego previo del propio Mina en el comienzo de la jugada. El balón venía rechazado de un rival, pero sin intención, por lo que el penalti quedó sin efecto.
Tras el descanso salió el Celta con dos caras nuevas. Fontán y Aidoo se quedaban en el vestuario, recuperando su sitio Néstor Araújo y Aarón Martín. No pudo empezar mejor el segundo acto para los célticos, ya que en el minuto 50 Aspas y Brais se aliaron para marcar un gol soberbio. El moañés le regaló una asistencia genial, que Brais envió al fondo de las mallas con un toque de súper clase para batir con sutileza a Cárdenas.
Tras el gol adelantaron líneas los granota, que no acabaron de conseguir finalizar las acciones con acierto. Las alarmas saltaron en el minuto 65 cuando Iago Aspas pidió el cambio por un pinchazo en la pierna. Entró en su lugar Augusto Solari.
Y sería precisamente el argentino quien firmaría el tanto de la sentencia, en otra gran combinación de la delantera celeste, que acaba con un gran pase de Nolito a Aarón, para que el catalán ganase línea de fondo y pusiese un pase perfecto para Solari, tenso y al pie. Un regalo que no desaprovechó para desnivelar la contienda y poner el 2-0, que ya sería definitivo.
Este golpe sentó mal a los de Paco López, que apenas generaron peligro desde ese momento. El Celta exploró los espacios que dejaba la zaga levantinista, y pudo llegar algún gol, pero faltó acierto. Los puntos, en todo caso, estaban asegurados. Ya son 44, y el Celta celebra la salvación matemática con cuatro jornadas por delante para soñar.
