 |
| Foto: Rc Celta |
En competiciones como la NBA en la que los cambios de jugadores entre equipo suelen ser muy habituales, es frecuente que tras un intercambio de futbolistas la prensa se haga la pregunta de quien ganará más con el cambio. En el fútbol no es tan habitual. Los cambios suelen ser futbolistas por dinero, pero en ocasiones se dan casos así, como sucedió en el verano de 2019 con Maxi Gómez y Santi Mina.
El Valencia estaba interesado en Maxi Gómez, que había ofrecido un rendimiento deslumbrante en el Celta durante dos temporadas, y a su vez el conjunto vigués quería recuperar a Santi Mina, un canterano que había dejado el club en 2015 después de que el Valencia abonase los 10 millones de euros que marcaba su cláusula de rescisión.
El acuerdo no se cerró rápido. Fue una operación larga, lenta y costosa, que se cerró finalmente con un cambio de cromos y 15 millones de euros para el Celta, que al menos en el apartado económico no perdió demasiado. Tres años después de aquel intercambio da la sensación de que ninguno de los dos equipos valora con satisfacción la operación.
Maxi Gómez nunca ofreció en Valencia un rendimiento similar al que pudimos ver en Vigo. Fue de más a menos, con una primera campaña normal, y las dos siguientes bastante malas. A día de hoy ya no pertenece al club ché, y da la sensación de que nadie lo echa de menos en Mestalla.
El caso de Santi Mina fue diferente. La apuesta económica no fue tan grande, aunque los 15 millones de euros que gastó el Celta en su fichaje siguen doliendo hoy especialmente viendo cuál fue su destino, tras ser condenado por un juicio que ya tenía pendiente cuando el Celta lo fichó, confiando en la palabra del futbolista, que le aseguró a Mouriño que todo aquella de la denuncia no llegaría a nada.
Hoy está cedido en Arabia Saudita después de que el Celta lo apartase tras la sentencia condenatoria, pendiente de ingreso en prisión cuando terminen los distintos recursos presentados, tanto por la acusación como la defensa del propio Mina. A nivel deportivo la 2020-21 fue su temporada más destacada, especialmente en la segunda vuelta, donde parecía explotar como un gran delantero, aunque su rendimiento a partir de ahí tampoco fue cosa del otro jueves, y en todo caso queda totalmente ensombrecida por sus problemas con la justicia.
