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| Foto: Jorge Landín |
Después de 34 días, el Celta ha levantado el castigo a Emre Mor. El internacional turco se entrena con sus compañeros desde ayer, esperando que esta sea la definitiva. Es la tercera vez desde que juega en el conjunto vigués, hace apenas un año y medio, que el atacante es apartado del grupo. Las dos veces anteriores fueron con Juan Carlos Unzué en el banquillo y por decisión del entrenador navarro.
En esta ocasión ha sido diferente, porque ha sido el club quien ha tomado esta decisión, y no solo no lo ha ocultado, sino que lo ha reconocido públicamente. Miguel Cardoso explicó en rueda de prensa que no era una decisión suya, y el propio Carlos Mouriño aclaró que la decisión partía de las oficinas de Príncipe, y que tenía como objeto intentar recuperar a un futbolista que no acaba de funcionar desde su llegada a Vigo.
Decía Carlos Mouriño que Emre Mor es “un chaval cojonudo”, y detallaba que “debe comprender que el fútbol es su futuro”. Insinuaba -o afirmaba directamente- que el turco-danés no está a lo que tiene que estar, más preocupado por otros asuntos, como los videojuegos, que por labrarse una carrera.
Y es una pena porque tiene un talento que para sí quisieran otros muchos jugadores. Un talento que no está sabiendo explotar profesionalmente. No le ha ido mal hasta ahora. Es joven, y su calidad le ha servido para ir camelando a varios clubes importantes, pero el tiempo pasa y su explosión no llega, así que tarde o temprano lo pagará.
Veremos si este castigo consigue su objetivo. Al menos le hemos visto más preocupado por su estado físico que nunca en las redes sociales. Trabajar su cuerpo, e ir a entrenar descansado son pilares sobre los que debe cimentar su mejoría futbolística. Desde que fichó por el Celta no hemos visto nada que nos indique que es un gran jugador, más allá de su técnico individual y un talento que se intuye pero que no ha podido demostrar empíricamente como céltico.
Estos 34 días le habrán servido para reflexionar, y probablemente para aprender lo que tiene que hacer en el futuro. Si ha sido así, el Celta acertó con su decisión. Si no es así, lo mejor es tratar de minimizar pérdidas y aquí paz y después gloria.
