Miguel Cardoso decidió reforzar la zaga en el partido del pasado sábado ante el Alavés, consciente de que uno de los grandes problemas del equipo en los últimos tiempos es su fragilidad defensiva. No sabemos si lo sucedido sobre el césped de Mendizorroza marcará un punto de inflexión o será sencillamente una excepción, pero lo cierto es que el Celta ha logrado algo que no conseguía desde hace más de un año.
En concreto han tenido que pasar 404 días desde el último partido en el que el Celta dejó su portería a cero jugando lejos de Balaídos. La última vez antes del sábado fue el 14 de enero de 2018, con Juan Carlos Unzué en el banquillo celeste. En esa ocasión sirvió para lograr la victoria, ya que Sisto marcó en el minuto 37 un tanto que daría tres puntos a los célticos. El guardameta también era Rubén Blanco, quien por cierto tuvo una destacada actuación.
Desde ese día, nunca más logró el Celta algo así. Una tragedia con terribles consecuencias, ya que el equipo celeste se sitúa como uno de los peores equipos de La Liga, no solo es curso, sino también en la segunda vuelta de la pasada temporada.
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