Con el descenso a Segunda División, y ante la fragilidad económica del club, la plantilla celeste ha visto como la nómina de jugadores autóctonos ha crecido ostensiblemente en los últimos años. En la recién estrenada temporada, la 2011/2012, el número defutbolistas gallegos asciende a 12, pudiendo llegar a alcanzar los 14 si, finalmente, tanto Pillado como Jota convencen a Herrera y consiguen hacerse un hueco en el primer equipo. Además, todos ellos, a excepción del lucense Trashorras, proceden de los criaderos de A Madroa.
Este “overbooking” autonómico se hace especialmente notable en la línea defensiva. La retaguardia viguesa cuenta con seis efectivos nacidos en Galicia que, salvo alguna posible salida, parten con todas las papeletas para configurar la zaga celtiña. Los Yoel, Sergio, Hugo Mallo, Jonathan Vila, Túñez y Roberto Lago, parecen, salvo que Herrera opine lo contrario, los encargados de secar las ofensivas rivales en este curso que comienza.
A priori, la competencia no semeja feroz. En la portería, la marcha de Falcón sitúa a Yoel en la “pole position” de la carrera por la titularidad; mientras, Sergio espera una oportunidad para arrebatarle la potería al cancerbero de Coia.
Pese a la reciente llegada de Oier, los laterales celestes parecen terreno reservado para Hugo Mallo y Roberto Lago. La progresión de ambos, sobre todo del primero, ha sido asombrosa, convirtiéndolos en las dos perlas más codiciadas del plantel; la marcha de uno de ellos no sería una quimera, pero el club cuenta con retenerlos al considerarlos Herrera como dos piezas claves para el conjunto: tanto el de Marín como el de O Calvario deben ser las alas que ayuden a este Celta a volar hacia el ascenso.
En el centro de la zaga, volverá a estar un año más el reconvertido Jonathan Vila. Tras el descarte de Ortega, Gaffoor no parece, a primera vista, capaz de arrebatar al de O Porriño el monopolio del central diestro. Por otra parte, el santiagués Tuñéz, quien consiguió agarrarse, por fin, a la titularidad durante el final de temporada, es el que menos facilidades tiene para entrar en el once; no obstante, las dudas que ofreció Catalá en el ocaso de la temporada pasada, pueden darle a Túñez la posibilidad de iniciar este curso en el grupo de los elegidos.
Así pues, todo parece indicar que, esta campaña, el Celta contará con un entramado defensivo 100% “da terra”. Esperemos que lo único que canten sea el himno gallego y que, a partir de ellos, se construya un equipo capaz de aspirar a Primera. Pueden conseguirlo ya que tienen las suficientes cualidades como para demostrar que “¡Galicia calidade!”
