Como sabéis, tenéis nuestro email a vuestra disposición por si deseáis escribir algo, además de cualquier otra sugerencia. En esta ocasión nos llega un nuevo artículo de Víctor Pérez Currás que espero que disfrutéis.
Temporada 2012/2013:
Ascenso. Ilusión. Resultados que no llegan, fichajes que no cuajan, puntos que se escapan y las jornadas que siguen pasando. Se lesiona Hugo. Se va Paco, ay Paco. Los resultados que siguen sin llegar pero una afición rejuvenecida, ilusionada más que nunca con un proyecto de la casa que nos salvó del infierno no estaba dispuesta a bajarse de 1ª tan fácilmente. Llegaron los bengaleos (no uno, ni dos), las quedadas en A Madroa, los mil y un hastags de tuiteros ya caídos en el olvido todos ellos (@dimitidtodos, #UnCeltistaXamaisSeRende…). El equipo sumaba a poco y partidos como el del gol al Zaragoza de Bermejo en el descuento o aquel desplazamiento masivo a Pucela con la permanencia fijada en el mágico 4’01%. El 1 de Junio de 2013 quedó para la historia gracias a una marea celeste bajando por Manuel de Castro, un tiki-taka del genio de Moaña, el cañonazo de Natxo Insa (y su posterior baile en los vestuarios) que remataron una 2ª vuelta increíble del mediocentro, las paradas del novel Rubén Blanco, la pericia de Quique Deluxe para perder tiempo en el descuento y la invasión de campo que simbolizó la unión entre grada y vestuario. El bueno de Griezzman también tuvo algo que ver, pero obviemos todo lo que pasó del Ulla para el Norte.
Temporada 2015/2016:
El Celta encadena su 4ª temporada consecutiva en 1ª División. Saneado, rechazando ofertas por sus estrellas, volviendo el hijo pródigo y en una clara línea ascendente de un proyecto, el del Toto Berizzo que ya recibía elogios y cada año se acercaba un poco más a Europa. Según el club, pese a la crisis y el aumento de los precios temporada tras temporada, los abonados también lo hacían, aunque nunca aclarando las cifras al 100%, una costumbre habitual ya en Casa Celta.
Estos datos invitarían al optimismo sobre la animación en el vetusto Balaídos. En una grada más animada que nunca que, pese a ver cómo los canteranos eran menos en el 1º equipo, el proyecto deportivo se acercaba a los números y sensaciones de otro que 15 años atrás hacía caer a gigantes de Europa. Unos tiempos que para muchos equipos de nuestra Liga se convirtieron en un recuerdo borroso al que siguió una resaca de la que costó mucho sobreponerse.
Pero la realidad es que esos abonados son en realidad convenios, que el estadio celeste está registrando unas entradas muy por debajo de lo deseado, que ni siquiera en un derbi se ha colgado el cartel de no hay billetes. Y la situación se vuelve más preocupante cuando ya no son pocas las quejas del poco ambiente que se ve últimamente en el Municipal, cuando el equipo se juega la clasificación europea.
Causas hay muchas, al igual que responsables. Unos lo achacarán a las obras en el Estadio, que a efectos prácticos solo deriva en una reducción del aforo y la eliminación de una grada sin una gran animación. Otros culparán a los horarios de los partidos, y es que el mono de la federación nos tiene condenados al abierto de los sábados por la noche.
Los más atrevidos señalarán hacia la LFP y al Club por la nueva normativa que va camino de convertir los estadios en teatros gigantes donde los cacheos y multas son ya noticias rutinarias, como un parte meteorológico más cada lunes después del partido. Esas mismas normas que llevaron al motor durante más de 20 años de la grada para muchos, ya que Celtarras se ha visto desplazado, arrinconado y muchos de sus miembros ya no entran al campo. La falta de un grupo fuerte, aún con todas sus críticas y errores, capaz de evitar los silencios en el campo es un factor clave. Irmandiños también se ha visto acosado por las multas y Río Bajo no tiene el mismo gancho que Fondo en sus años dorados. Mientras, en la curva mágica de Marcador las múltiples peñas siguen sin avanzar juntos en la elaboración de cánticos o sincronización de los mismos, convirtiéndose muchas veces en Reinos de Taifas donde cada grupo canta una cosa y el resto de la grada no es capaz de engancharse.
De nuevo, los dedos señalan hacia Plaza de España, y es que la directiva ha negado esta tendencia los últimos meses, y solo ahora parecen rectificar. De ellos se espera una política de precios en entradas y abonos mucho más amable, si es cierto que “la afición es su capital más valioso” como dijo Berizzo 24h antes del derbi y otros lemas tan repetidos en momentos clave.
Pero los culpables, los que tenemos la última palabra y en este caso también los últimos gritos, aplausos y palmas somos nosotros, celtismo. Nosotros que somos capaces de recorrer el mapa, de conquistar el Calderón, que cantamos la Rianxeira siendo eliminados en semifinales de Copa, que nos fuimos orgullosos de un 6-1 en el Camp Nou somos los que tenemos que sacar esta situación adelante. El celtismo está más activo que nunca en las redes sociales y todos tenemos una serie de tuiteros o personas de referencia para conocer la actualidad del club por canales alternativos, pero el ruido debe hacerse en la grada y no en Internet.
Solamente quedan 3 finales en nuestro Estadio para poder entrar en Europa. Después, cambiará su forma, los jugadores irán y vendrán y la temporada que viene será una nueva incógnita. Pero el celtismo debe reavivar el espíritu de los 13.099 del Xerez, de las Pucelas Celestes, del 4’01% si de verdad quiere seguir creciendo.