Orellana pasa del virus FIFA


Foto: Marta G. Brea
Aunque Berizzo insistía en que no lo pondrían como excusa, y de hecho no lo puso, el cansancio fue uno de los grandes enemigos del  Celta en el partido del sábado ante el Deportivo, especialmente en la figura de Fabián Orellana, que era de los que jugaron el clásico gallego, el más castigado por los partidos durante la semana anterior. 

Y no solo eso. El chileno había recorrido un buen número de kilómetros para desplazarse primero a Chile, luego a Venezuela, y posteriormente de nuevo a Vigo. Solo lo superaba Beauvue, que al igual que Orellana solo se entrenó el viernes con el resto de sus compañeros, pero la diferencia es que el de Gudalupe esperó su oportunidad en el banquillo, mientras que el internacional chileno disputó los noventa minutos, muchos de ellos bajo un intenso aguacero que dejó el césped muy pesado. 

El físico de Orellana, a pesar de ser endeble en apariencia, es más duro de lo que pueda parecer. Su capacidad para ganar balones haciendo de su pequeño cuerpo un muro infranqueable le lleva a enfrentarse a cualquier tipo de marcador, y además tiene una gran resistencia. El sábado lo volvió a demostrar, a pesar de estar fundido en los instantes finales, no regateó ni un esfuerzo. Ni al principio ni al final del partido.  Ni el Virus FIFA puede con él. Podrá estar mejor o peor, más o menos acertado, pero jamás baja los brazos. 

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