Los números 10 del Celta: (VIII) Iago Aspas 2011-13


El 10 es el número más especial en el mundo del fútbol. Desde Pelé hasta Maradona, este dorsal siempre se relaciona con los futbolistas distintos que marcan los recuerdos de los aficionados y logran que los niños amen este deporte. La calidad de un equipo bien podría medirse por la calidad de su número 10. Desde que se implantaron los dorsales fijos en el fútbol, allá por 1995, varios han sido los jugadores que portaron en su espalda ese mágico número. Unos más afortunados que otros, queremos recordar a todos los "10" del Celta antes de Nolito. 

El único jugador de la cantera que pudo lucir el número 10 en el Celta ha sido Iago Aspas. El de Moaña es uno de los futbolistas más especiales de los últimos años. Adorado por la afición desde que salvó al equipo del descenso en 2009, para posteriormente convertirse en un goleador letal en Segunda y en Primera. Medio centenar de goles contemplan a un canterano que dignificó el 10 del Celta. 

Biografía

Delantero o mediapunta. Zurdo solo par el fútbol, destiló clase y pundonor durante sus años en Balaídos. Pero la historia de Iago Aspas en el Celta arranca con una piadosa mentira. El menudo chico de Moaña recorrió ilusionado los quince kilómetros que separaban su casa de Vigo para asistir a unas pruebas que realizaba el Celta para captar niños para su cantera, pero al llegar a A Madroa se llevó una gran desilusión: Las pruebas eran para niños nacidos en 1986, y él lo había hecho un año más tarde. No podía parar de llorar, convencido de que tendría que regresar a casa de vacío. Sin embargo, su tío lo convenció: "Tú di que eres del 86 y ya está". Así lo hizo. 

Viendo las pruebas, nadie diría que aquel chico era un año menor, tal vez por su físico, pero su zurda de seda no pasó desapercibida para los técnicos. Aspas superó una dura prueba, ya que jugó por primera vez en un campo sintético y sufrió porque llevaba unas botas lisas y se caía constantemente. Aspas regresó a casa convencido de que no lo llamarían, pero a la media hora de llegar sonó el teléfono, el Celta quería reclutarlo. Ahí tuvo que confesar su edad. A los técnicos del Celta no les importó, sabían que habían descubierto en Iago a un pequeño genio. 

Pero Aspas ya destacaba antes de llegar al Celta. En A Xunqueira,  en la playa hacía rabonas y chilirrabonas, según cuentan los que jugaban con él. Su vida estaba marcada por el balón de fútbol, que lo acompañaba a todas partes. Además, su familia ha dado un buen número de jugadores. Su tío, Cristobal Juncal, jugó en las categorías inferiores del Celta, y es futbolista profesional, como su primo Aitor. También su hermano Jonathan vistió la camiseta celeste. Pero de todos ellos, el que más carácter tenía era Iago. 

Su llegada al Celta provocó una pequeña revolución en casa de los Aspas. Iago convenció a uno de sus hermanos mayores, Jonathan, para hacer las pruebas en el Celta. También lo cogieron, y llegaría a ser internacional en categorías inferiores y jugador del primer equipo. Los padres de Aspas no tenían coche, así que Aspas acudía a entrenar con otro compañero de Moaña, al que llevaba su padre y con el que compartían los gastos del combustible. Sus padres se turnaban el fin de semana para ver en directo a sus tres hijos futbolistas, ya que Urbe, otro de sus hermanos, se  abría paso como portero en categorías regionales. 

Iago Aspas se fue abriendo paso por las categorías inferiores del Celta, quería ser como Mostovoi, se identifica con él porque jugaba de mediapunta, y tenían otra cosa en común: el mal genio. Esa característica ha marcado la trayectoria de Aspas desde muy pequeño. Javier Maté fue uno de sus valedores en el Celta, y una de las personas que puso más empeño en llevar a Aspas por el buen camino. Alivió sus frustraciones, como cuando quiso irse en cadetes porque no lo habían seleccionado para el campeonato de España. Purgó sus destemplanzas con una cesión al Rápido en edad juvenil, donde destacó y dio a conocer su lado más fogoso. 

En un duelo contra el Celta, Iago se ganó la expulsión tras llamar "niñato de mierda" al asistente. También se encaró con la afición del Celta y les hizo cortes de mangas. Casi lo echan del Rápido por ello, como reconoció tiempo más tarde el propio jugador. El Celta, sin embargo, lo repescó al término de esta temporada y ya no lo dejaría escapar. Iago Aspas salía a expulsión por temporada, pero era algo que no importaba demasiado a Iago Aspas, que debutó con el filial en el Ángel Carro, ante el Lugo, como titular y disputando los 90 minutos en la primera jornada de la Temporda 2006-07. El Celta B perdió 4-0, pero Rafa Sáez había descubierto a un jugador fundamental para el futuro. 

Aquel fue su primer año en el filial, marcando 1 gol en 21 partidos, 18 de ellos como titular. Mejoró sus cifras al año siguiente, con cuatro goles en 32 partidos. Para entonces ya había forjado una increíble amistad con Dani Abalo, con quien se entendía de maravilla en el campo. Eran como Zipi y Zape. Dos traviesos futbolistas haciendo diabluras en el campo. Goran Maric, el delantero centro del aquel equipo, se beneficiaba de esa conexión para terminar cada año con grandes cifras goleadoras.  Al final de aquella campaña, la 2007-08, Aspas tuvo la oportunidad de debutar con el equipo mayor.

Una inolvidable forma de celebrar un gol 


Fue en el Helmántico, ante la desaparecida Unión Deportiva Salamanca. El Celta venía haciendo una campaña decepcionante, y aquel partido solo fue otro ejemplo más de ellos. Cayeron los de Alejandro Menéndez, que había sido su entrenador en el filial ese mismo curso, pero Aspas tuvo la oportunidad de debutar, además como titular, siendo sustituido en el minuto 60 por Pepe Aicart, otro compañero del Celta B. Aspas no destacó excesivamente en un partido bastante feo. Enfrente tuvo aquel día a cuatro futuros compañeros en el Celta: Catalá, Bustos, Botelho y David Rodríguez. 

En la Temporada 2008-09 elevaría sus cifras goleadoras a seis tantos, pero lo más importante llegaría en la antepenúltima jornada de Segunda División. El Celta, que había llegado al ecuador del campeonato con opciones de ascenso, se había complicado la vida en la segunda vuelta con una racha nefasta que le conducía al descenso a Segunda B. Pepe Murcia había dejado su sitio en el banquillo a Eusebio Sacristán, y el Celta recibía en esa jornada al Alavés, que estaba tres puntos por debajo en la clasificación. Una victoria salvaba al Celta, y una derrota lo acerca al peligroso abismo del descenso para un equipo que navegaba con la Ley Concursal como lastre.

Para ese partido, el Celta tuvo la mala fortuna de quedarse sin dos de sus delanteros. Dinei por una lesión, y Ghilas, que había visto la quinta amarilla una semana antes frente al Hércules y estaba sancionado. Eusebio Sacristán, un técnico que demostró en Vigo que no le temblaba el pulso con los canteranos, llamó para ese partido a Joselu y Iago Aspas para cubrir su baja. Eusebio los mandó a calentar en la segunda mitad, y ambos se miraron. ¿Se atrevería a ponerlos en el campo?. La duda se despejó unos minutos después cuando Eusebio hizo gestos al moañés: "Vístete, que vas a entrar". 

Balaídos recibió a Aspas con alegría, porque sabía de su calidad, pero también con la incerteza de quien jugaba el segundo partido con el primer equipo. Las dudas, si las había, se despejaron a los dos minutos de su entrada al terreno de juego, cuando intentó batir al meta rival con astucia. No lo logró, pero sería el primer aviso de lo que vendría por delante. A diez minutos del final, Trashorras abrió un balón a la banda, y Dani Abalo desde la derecha pondría un precioso balón que Aspas cabecearía al fondo de las mallas. Otra vez la conexión Abalo-Aspas haciendo de las suyas, pero esta vez con el equipo de los mayores y en un partido decisivo.

Aspas corrió como un loco, se sacó la camiseta, lo que le costó una amarilla, enarboló un micrófono de ambiente. Esta fuera de sí, pero el Alavés lo devolvió a la realidad en menos de cinco minutos logrando el empate. Ya en tiempo de descuento, Falcón salvó el segundo de los blanquiazules. Balaídos ya daba por bueno un empate que no le dejaba salvado, pero tampoco desahuciado, y pasando tres minutos del tiempo reglamentario, Jordi Figueras botó una falta en campo propio, Jonathan Vila peinó el balón, que cayó a pies de David Rodríguez y su tiro, rechazado por el portero, fue aprovechado por Aspas para marcar el 2-1 que llevaba la locura a Balaídos. Ahora sí, no había tiempo para otro gol del Alavés. Aspas se retiraba del campo a hombros de sus compañeros, mientras Abalo gritaba: "¡Es el mejor!". Pocos como Dani conocían al nuevo héroe del celtismo, que se quedó en el primer equipo para siempre. 

Eusebio Sacristán continuó siendo el entrenador en la Temporada 2009-10, la primera completa de Aspas con el Celta. La labor del técnico castellano fue importante en la carrera de Aspas, a quien labró como futbolista y también como persona, intentando calmar un carácter que hacía peligrar su talento. Ante la Real Sociedad fue expulsado en cinco minutos, primero por una falta y luego sacar otra sin el permiso del árbitro. Eusebio llegó a amenazarlo con cambiarlo en un descanso si no podía perdón al árbitro. En cierto modo, suavizó sus aristas, pero su juego seguía siendo intermitente. Aquel año anotó 5 goles en 36 partidos, en otro año flojo del Celta.

El trabajo de Eusebio con Aspas tendría su recompensa, ya que el moañés salvó la cabeza de su técnico en más de una ocasión. Primero ante el Recreativo, con su puesto en entredicho, y especialmente en un choque ante el Girona. La carta de despido del vallisoletano estaba redactada, e incluso su sustituto, sonó con fuerza Lillo, pero el Celta ganó con un gol de Iago Aspas y Eusebio siguió en el cargo, a pesar de no cumplir con lo esperado en la Liga, y sin que el rendimiento de Aspas fuese sobresaliente.  

Pero su talento no pasaría desapercibido ni mucho menos. El Celta realizó una gran campaña en la Copa del Rey, llegando hasta cuartos de final con el Atlético de Madrid como rival. El partido de ida se disputó en el Vicente Calderón, y Aspas deslumbraría a España con un excelso pase de tacón que aprovechó Trashorras para anotar el 0-1. No fue el único gol exquisito que anotaría. Ya en la temporada siguiente, con Paco Herrera en el banquillo y sin ganarse la titularidad, apenas jugó 9 partidos de inicio, anotó un gol de tacón ante el Villarreal, con un gesto técnico precioso, y otro golazo ante el Granada con un tiro lejano ante el que Roberto, el  meta nazarí,  solo pudo aplaudir.

A Paco Herrera, Aspas lo tenía enamorado. Pero no acababa de encontrarle un sitio en el equipo. Aspas solía funcionar cuando salía, pero el técnico catalán apostaba por la dupla De Lucas-David Rodríguez, que tan buenos resultados le estaba dando. El moañés apenas entró en la recta final del campeonato, donde se convirtió en un jugador importante, pero sin llegar a ser decisivo. El Celta perdió la oportunidad del ascenso en una eliminatoria muy dura ante el Granada, en la que Aspas fue el centro de las iras de la parroquia nazarí. En el partido de ida, Aspas golpeó fortuitamente a Roberto, meta del Granada y ex jugador del Celta, en la cara, provocando un fuerte hematoma, que el Granada, a través de su página web oficial, aprovechó para calentar el partido de vuelta. 

La afición granadina recibió a Aspas con el cuchillo entre los dientes. Se repartieron carteles en los que se ponía precio por su cabeza. Era una forma de intentar amedrentar al jugador, que fue titular y sufrió todo tipo de provocaciones por parte de los rivales, especialmente del propio Roberto, que conocía su carácter y quería sacar partido de ello. Aspas estuvo muy contenido durante todo el encuentro, y en la tanda de penaltis mandó callar a Los Cármenes cuando anotó su gol. Fue expulsado por ello de forma sorprendente, y el Celta acabaría eliminado tras perder en la tanda de penaltis.

Tras ese verano, el Celta emprendió una pequeña revolución en la plantilla. Se marcharon hombres importantes como Trashorras, Falcón, Michu o López Garai, y llegaron Oier Sanjurjo, Natxo Insa, Orellana y Bermejo, entre otros. Además, Paco Herrera tenía otros planes para Iago Aspas. Bermejo, que venía como referencia ofensiva, fue situado como mediapunta, dejando a Aspas en punta de ataque como falso nueve, o delantero mentiroso. A Aspas le costó entrar en el equipo, pero tras una serie de remontadas en Jerez y Villarreal, con el moañés como protagonista, Herrera le otorgó galones. Desde ese momento su titularidad fue indiscutible. 



Además, su rendimiento iba cada vez a más. Llegaron los goles, pero también una importante participación en el juego ofensivo, asistencias, y un trabajo defensivo muy loable y que siempre agradecen los entrenadores. El Celta, tras algunas dudas en el arranque, enganchó una racha muy buena, especialmente a partir de diciembre, con Aspas como protagonista. El juego del equipo, además, era muy bonito, y eso enganchaba al público. La temporada dejó partidos memorables, como la goleada al Numancia, las remontadas ante Almería, Recreativo, Barcelona B o Xerez, o una victoria in extremis en el campo del Valladolid que supuso finalmente el ascenso, puesto que los castellanos serían los grandes rivales del Celta.

En las jornadas finales, cuando todo se decidía, Aspas lejos de arrugarse se erigió en el gran protagonista, anotando 8 goles en cinco partidos, que supusieron cinco victorias decisivas para el Celta. Aspas anotó ante el Alcorcón (2), Guadalajara (2), Alcoyano (1), Xerez (2), y Nástic de Tarragona (1). Precisamente tras esta última victoria el Celta dejaba encarrilado el ascenso, puesto que le bastaba un punto para lograrlo en la última jornada, y se enfrentaba a un Córdoba que necesitaba también el empate para asegurarse la promoción del ascenso. El resultado fue un lógico empate a cero. 

Iago Aspas ya era jugador de Primera División. Lo celebró, especialmente con sus amigos Orellana, Hugo Mallo y Roberto Lago, con quien forjó una gran amistad durante ese curso. Como era previsible, no le faltaron ofertas en verano, pero prefirió seguir en Vigo, e incluso amplió su vinculación contractual hasta junio de 2017. También le llegaron los reconocimientos. El diario Marca el entregó el Trofeo Zarra de Segunda, destinado al máximo goleador nacional de la categoría de plata. Los lectores de la web moiceleste.com le eligieron mejor jugador de la temporada, y ganó el premio de la LFP al mejor delantero de Segunda. Además, a finales de ese año recibió el Trofeo Manuel de Castro, Handicap, como mejor jugador del Celta del año 2012.

Tantos reconocimientos podrían despistarlo en la nueva temporada. Nada más lejos de la realidad. Fue el máximo goleador en la pretemporada, con cinco dianas, y continuó a un excelente nivel desde la primera jornada del campeonato. No tardó en llamar la atención de la prensa y se convirtió en el jugador más mediático del Celta, la estrella indiscutible del Celta y el principal pilar sobre el que se sustentaban las opciones de permanencia del conjunto vigués. 

En lo deportivo, el Celta arrancó el campeonato más o menos bien, pero a partir de enero de 2013 fue empeorando su juego de forma preocupante, hasta el punto de meterse en puestos de descenso. El momento cumbre llegó tras una derrota en Getafe (3-1). El equipo estaba dando una lamentable imagen, y Paco Herrera lo señaló sacándolo del campo a los pocos minutos de la reanudación, dando entrada a Santi Mina, un juvenil. Aspas le negó el saludo a su sustituto y golpeó con fuerza un balón que rondaba por el banquillo vigués. Ya en los vestuarios, hubo sus más y sus menos con Bermejo, que le recriminó de forma muy airada su actitud. Casi llegan a las manos.

En sala de prensa, Herrera volvió a cargar contra Aspas: "Aspas desde hace seis o siete partidos no ofrece soluciones. Entre todos lo habéis matado. No está en la tierra, está en una nube", señaló el técnico al término del partido. Los malos resultados le costarían el puesto al catalán unas horas después, y el rendimiento de Aspas quedaba en entredicho tras estas declaraciones. Tras el cese de Herrera llegaba Abel Resino, con la intención de salvar al equipo. 

Pero el peor momento de Aspas aún estaba por llegar. Primero Eusebio, y después Herrera se habían afanado en domar el carácter que le acompaña en el campo desde que es un niño. Parecía que lo habían conseguido, pero en un derbi disputado en Riazor, Aspas sacó lo peor de si mismo. El moañés cayó inocentemente en las provaciones de Marchena, un veterano futbolista que vivía sus estertores futbolísticos en el Deportivo, y le propinó un cabezazo que le costaría su expulsión y una posterior sanción de cuatro partidos. ¡Con lo que le gustaba a Iago jugar al fútbol!

A Aspas le llovieron las críticas, primero del vestuario, en la boca de Mario Bermejo, y de un gran sector de la afición que recriminaban a Aspas una actitud que le costó la derrota al Celta en Riazor (3-1), dando vida a un rival por la permanencia que estaba casi muerto. Aspas purgó durante cuatro largas jornadas, en las que vio como su equipo apenas lograba cuatro de los doces puntos en juego. Desde el palco VIP de Balaídos, Aspas sufrió como un celtista más, con la impotencia de no poder ayudar a sus compañeros. 

Fue una dura penitencia para Aspas, que llegaba para las últimas y decisivas jornadas de Liga. En su reaparición, el Celta logró una importantísima victoria ante el Levante (0-1), en un gris partido de Aspas, pero en la siguiente jornada marcaría un gol muy importante ante el Athletic. Un punto de oro gracias a un gol muy trabajado del moañés. Aspas también marcaría en Valladolid, en la penúltima jornada, transformando un penalti, y sería clave en la última jornada ante el Espanyol, dando una asistencia de gol a Natxo Insa, tras un primoroso regate a Colotto. El Celta había logrado lo imposible, ya que dependía de que el Deportivo no ganase en Riazor ante la Real Sociedad.

La afición saltó exultante al terreno de juego a la conclusión del encuentro, y Aspas, confundido entre el bullicio, fue abandonando como podía el recinto vigués con lágrimas en los ojos y visiblemente emocionados. Abajo, en el vestuario, sus compañeros celebraban el milagro, pero Aspas lo hacía con moderación. Sentado en el vestuario, recibía el apoyo de su amigo Abalo, mientras enjugaba sus lágrimas. Sabía que era su último partido con la camiseta del Celta. Aspas había aceptado una oferta del Liverpool, que cuadruplicaba su sueldo y le reportaba al Celta unos nueve millones de euros, el cuarto traspaso más caro en la historia del club céltico, solo superado por los traspasos de Makelele y Michel Salgado al Real Madrid, y el de Turdó al Rennes, todos ellos en tiempos de bonanza económica y con el Celta en puestos europeos. 

Antes de irse, Aspas se despidió oficialmente con una rueda de prensa en la que no pudo evitar que las lágrimas volviesen a hacer acto de presencia. Se fue como un celtista, lo que siempre será.  Tras hablar con la prensa, saltó al césped y recibió el cariño de una afición que jamás lo olvidará. Llegó a Vigo siendo un niño, se enamoró del escudo de la Cruz de Santiago, salvó al Celta de un descenso y fue parte fundamental en un ascenso, y acabó yéndose mientras dejaba muchos millones de euros en la caja del club. Siempre se le recordará como lo que fue, un futbolista enorme, un niño pequeño en el campo, y un excelente tipo fuera de él. 

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Madinda disfruta del triunfo de Gabón ante Burkina Faso


Krohn-Dehli disputa todo el partido frente a Albania (1-1)

Los internacionales célticos vivieron el sábado dos triunfos y un empate, en tres enfrentamientos en los que jugaron Levy Madinda y Krohn-Dehli, mientras que el Tucu Hernández se quedó en el banquillo de Chile.

El mejor parado ayer por los resultados fue el gabonés Madinda, que fue titular ante Burkina Faso en el partido de clasificación para la Copa de África disputado en Libreville. Ganaron Las Panteras (2-0) gracias al acierto de Pierre-Emerick Aubameyang, al que en Francia califican como el TGV (tren de gran velocidad) del Borussia Dortmund.

Con esta victoria, Gabón pasa a encabezar el grupo C de la fase de clasificación del torneo africano, que se disputará a principios de 2015 en Marruecos. La selección del céltico Madinda suma 7 puntos, por 6 de Burkina Faso, 2 de Lesotho y 1 de Angola.

El martes volverán a enfrentarse gaboneses y burkineses. Esta vez lo hará en la capital de Burkina Faso, país situado al oeste de la zona de mayor incidencia del ébola. Por ello, el Celta reclamó el regreso del futbolista a Vigo para evitar riesgos. El club aceptó las garantías de seguridad que le ofreció la federación de Gabón.

La Dinamarca de Krohn-Dehli, por su parte, no pasó del empate en su visita a Albania, que se adelantó en el marcador. El tanto de los daneses lo anotó Lasse Vibe,a diez minutos del final del partido celebrado en el estadio Qemal Stafa. El céltico brilló en el centro del campo y mezcló bien con Eriksen. Ambas selecciones están empatadas en el liderato de su grupo, en el que también compite Portugal.

Mientras tanto, Pablo Hernández disfrutó de la victoria de Chile sobre Perú (3-0) desde el banquillo. Sampaoli no contó con el céltico en este derbi del Pacífico. El Tucu tiene el martes la oportunidad de jugar contra Bolivia. Ese mismo día, Gabón visita Burkina Faso, donde se espera otro buen partido de Madinda.

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Fontás asume que no podrá jugar por sanción en San Mamés


Foto: Marta G. Brea
El catalán tiene pocas esperanzas en que el Comité de Competición le retire la primera amarilla que vio ante el Villarreal

El defensa del Celta de Vigo Andreu Fontás asume que no va a poder jugar el próximo partido liguero contra el Athletic de Bilbao, ya que ve "difícil" que el Comité de Competición le retire la primera de las dos tarjetas amarillas que vio en el último choque ante el Villarreal. "El club todavía no me ha dicho nada, pero no cuento con que haya muchas posibilidades de que me retiren la sanción. Para mí la primera tarjeta se puede recurrir perfectamente, pero si el árbitro considera que hay falta veo difícil que después el Comité me la retire", declaró a Efe el central catalán.

Fontás, que hasta el momento ha sido titular en los primeros siete partidos del curso, reconoció que le "gustaría" estar en el San Mamés pero reiteró que "ya me he hecho la idea de que no va a ser posible". Sobre el conjunto bilbaíno, señaló que "está tocado por sus últimos resultados y para ellos puede ser un partido clave para cambiar su dinámica negativa. Va a ser un partido difícil, y más jugando en su casa, pero nosotros queremos demostrar que estamos en un buen momento para plantarle cara a un buen rival".

Finalmente, Fontás hizo un balance "muy positivo" del rendimiento de su equipo hasta el momento a pesar de que la derrota frente al Villarreal (1-3), la cual calificó de "injusta". "El balance es muy positivo porque el equipo ha competido muy bien en todos los partidos. Es una pena que lleguemos a este parón con una derrota, pero las sensaciones son muy buenas. El partido contra el Villarreal se nos fue por detalles de calidad de sus jugadores y dos pequeños errores nuestros", concluyó.

EFE
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Los números 10 del Celta: (VII) Roberto Trashorras 2008-11


El 10 es el número más especial en el mundo del fútbol. Desde Pelé hasta Maradona, este dorsal siempre se relaciona con los futbolistas distintos que marcan los recuerdos de los aficionados y logran que los niños amen este deporte. La calidad de un equipo bien podría medirse por la calidad de su número 10. Desde que se implantaron los dorsales fijos en el fútbol, allá por 1995, varios han sido los jugadores que portaron en su espalda ese mágico número. Unos más afortunados que otros, queremos recordar a todos los "10" del Celta antes de Nolito. 

Con el Celta en pleno proceso concursal, el club dio un giro hacia la cantera y hacie el producto gallego, con la intención de recuperar la categoría con la esencia del club. Uno de los primeros fichajes realizados por el Celta en este sentido fue Roberto Trashorras, que lució el 10 en su espalda durante tres temporadas. El de Rábade no dejó indiferente a nadie. Unos lo amaban y otros lo odiaban. Lo que nunca tuvo discusión fue su tremenda calidad. 

Biografía 

Roberto Trashorras, talentoso mediapunta, que jugó en el Celta entre 2008 y 2011, dejando detrás de sí el sello de un futbolista excelso, pero de carácter complicado. Nacido en una pequeña localidad de Lugo, Rábade, los inicios de Roberto Trashorras en el mundo del fútbol fueron muy similares a los de tantos otros niños que sueñan con jugar al fútbol de mayores. Con apenas ocho años se enroló en las filas del Villalbés, equipo cercano a su Rábade natal. En el modesto conjunto lucense fue escalando peldaño a peldaño, destacando cada año hasta llamar la atención de grandes equipos.

Fue en 1996, cuando el chaval contaba con apenas quince años, cuando el Barcelona se fijo en él y lo llamó a filas. Roberto no dudó, preparó las maletas y se dirigió a La Masía, donde estaría por un periodo de siete años, hasta el año 2003. Allí se ganaría el apodo de "La Brujita del Mini", por su parecido con el jugador argentino Verón. Comenzaría jugando de delantero, hasta que se cruzó en su camino Quique Costas, ex jugador del Celta de Vigo, y entrenador del filial por entonces, y decidió recolocarlo en la posición de mediapunta para aprovechar su facilidad para dar asistencias de gol.

En el verano de 2001, Carlos Rexach, por entonces entrenador del Barcelona, lo llamó para realizar la pretemporada con el conjunto culé, y precisamente ese mismo verano, el 8 de agosto, debutaría en competición oficial, en un partido de la previa de la Champions, ante el Wisla Cracovia. Trashorras entró en el minuto 86 sustituyendo a Luis Enrique. Su debut en Primera División sería el 7 de octubre de 2001 en Riazor, ante el Deportivo, entrando en lugar de Alfonso.

La llegada de Laporta al club azulgrana como Presidente y Rijkaard como técnico, frustarían la estancia de Trashorras en el Barcelona, ya que le comunican que no cuentan con él, por lo que Trashorras opta por abandonar el Barcelona con destino a Madrid, ya que el club blanco se haría con sus servicios por una cantidad cercana a los 5 millones de euros. Con el club blanco sería importante en el filial, ayudando al ascenso a Segunda División, pero Trashorras está decepcionado porque Valdano le había prometido que estaría en el primer equipo, con el que no llega a jugar ni un solo partido.

 Tras dos años, el Real Madrid le da la carta de libertad, y Trashorras ficha por el Numancia, que militaba en Segunda División, y donde no acabó de gozar de demasiadas oportunidades, a pesar de lo cual tuvo diversas ofertas de clubes extranjeros al finalizar esa temporada. La negativa del jugador a marcharse de España, le llevarían a jugar con la Unión Deportiva Las Palmas, equipo en el que pudo relanzar su carrera profesional.

Con los amarillos disputaría dos temporadas, convirtiéndose en el jugador más importante del equipo e ídolo de la afición grancanaria. En el verano de 2008 finalizó contrato, pero no llegó a un acuerdo con el conjunto amarillo para la renovación, momento que aprovecharía el Celta, inmerso en un proceso de galleguización, para hacerse con sus servicios. El jugador, que había sido padre recientemente, entendió la oferta del Celta como una oportunidad de volver a su tierra y seguir creciendo como futbolista.



Fichado con la vitola de estrella, de crack repatriado en medio de aquella obsesión que tuvo Mouriño por traerse a todo cuanto jugador gallego destacaba, Trashorras tomó el dorsal número 10 que había dejado en herencia Canobbio, y pronto empezamos a comprender que se trataba de un jugador especial, diferente a lo que habíamos visto en los últimos tiempos, para bien o para mal.

La estancia de Trashorras en el Celta no sería fácil. Siempre en el ojo del huracán, el de Rábade levantó amores y odios  a partes iguales. La afición no tenía claro si adorar a un jugador dotado técnicamente como pocos, u odiarle por su pasividad en el campo. La afición vivía en una permanente montaña rusa de emociones, adorándolo cuando le salía el partido, y detestándolo cuando se iba. Se ganó el apodo de "Pachorras" de una parte de la grada.

Pero esa dualidad de amores y odios no solo se dio entre los aficionados, sino también entre los entrenadores que tuvo en el equipo vigués. Todos lo amaron y lo odiaron en algún momento. Fue suplente indiscutible con Pepe Murcia, pero terminó sacándolo del equipo, sustituyéndolo muy pronto e incluso dejándolo en la grada, pero finalmente volvió a contar con él. Fue este uno de los denominadores comunes de su estancia en el Celta, todos los entrenadores; Murcia, Eusebio y Paco Herrera lo dejaron en la grada en algún momento, y era habitualmente el primer jugador en ser cambiado, pero nunca dejaron de contar con él, y siempre tuvieron claro que Trashorras era el hombre más importante del equipo.

Fue la primera la temporada más complicada de Trashorras, que coincidió con la peor del equipo. Trashorras no acabó de demostrar sobre el campo lo que todos intuíamos de él, y el equipo acabó salvándose del descenso de forma agónica en aquel partido ante el Alavés, ya con Eusebio en el banquillo. Precisamente con el de La Seca vivió su mejor momento en el Celta, con la eliminatoria copera ante el Atlético de Madrid. Su rendimiento en el partido de ida disputado en el Vicente Calderón fue, sencillamente, colosal. Tomó el mando del equipo, y junto a Iago Aspas mareó a un Atlético de Madrid que parecía el equipo de Segunda.

El equipo caería eliminado, pero la figura de Trashorras saldría fortalecida, tanto que no pararon de surgir los primeros rumores sobre los pretendiente que podría tener el de Rábade. Unos meses antes de ese partido, Trashorras protagonizó un triste suceso al finalizar un partido ante el Albacete en Balaídos. Notario y Pepe Murcia regresaban a Vigo con ganas de saldar cuentas, pues habían salido del club por la puerta de atrás. Su relación con Trashorras no debía muy buena del todo, así que lo esperaron en el túnel de vestuarios, donde se enzarzaron en una pelea en la que también intervino el segundo entrenador del Celta. Piñeiro Crespo, árbitro del partido, incluiría la pelea en el acta, pero cambiaría el protagonista, al confundir a Trashorras con Catalá, que tendría cuatro partidos de sanción sin haber participado en la reyerta.

Durante el verano de 2010, todo apuntaba a que Trashorras saldría del equipo, aunque Herrera, el nuevo entrenador céltico,  pidió que el lucense siguiera en el equipo pues lo consideraba clave para su proyecto. Así fue, Trashorras fue pieza clave del equipo durante gran parte de la temporada, hasta que las cosas se torcieron y los resultados dejaron de llegar. En ese momento, Herrera probó otras cosas y la importancia del jugador disminuiría notablemente. Desde muchos sectores se ponía en duda su compromiso o su rendimiento, lo que molestaba especialmente a Trashorras, que llegó a decir aquello de "que me pongan un cuentakilómetros para que sepan realmente lo que corro en cada partido", lo cual no convenció demasiado a la grada.

A pesar de todo, el equipo iba bien en Liga, y Trashorras cosechaba bastantes elogios por parte de los entrenadores rivales y bastantes ojeadores. En enero de 2011 rechazó una oferta del Anzhi Ruso por su fobia a jugar en el extranjero. El Celta hubiese recibido tres millones, pero el jugador prefirió seguir en el Celta, que disputó el play-off de ascenso, siendo eliminado por el Granada en la tanda de penaltis de las semifinales. Herrera sorprendió a propios y extraños dejando en el banquillo a Trashorras en el partido más importante de la temporada, no solo a él, sino también a David Rodríguez y De Lucas. Una decisión desconcertante. El equipo estuvo a merced del Granada en la primera mitad, y la entrada de Trashorras en la segunda parte dio vida al equipo. El lucense enviaría dos balones al palo que pudieron desnivelar la contienda, y anotó el penalty que le tocó lanzar en la tanda, pero fue insuficiente. El equipo regresaba a Vigo con la decepción de haber perdido un ascenso que rozó con los dedos durante toda la temporada.

Regresó Trashorras a Vigo tras las vacaciones con la misma vitola de estrella del equipo, pero algo extraño sucedió, ya que Herrera anunció que no contaba con él, y conminó al jugador a buscarse equipo. De repente, uno de los mayores activos del club se ponía en el mercado, sin que el club aspirarse obtener ni un euro a cambio. Nadie se creyó que fuese decisión de Herrera, y si del club. Algún día sabremos la verdad del caso Trashorras, pero eso será algún día.

Su destino sería el Rayo Vallecano, con quién juega actualmente en Primera División.

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Sergio Álvarez, un ídolo para García Cota. Su emotiva carta abierta al "Gato" de Catoira


Foto: Ricardo Grobas
El jefe de los servicios médicos del Celta destaca en una carta la personalidad y profesionalidad del gato de Catoira

Es uno de los hombres de la temporada, una de las razones de la buena marcha del Celta en este arranque de curso. Sergio Álvarez, por fin, se ha hecho con la etiqueta de portero titular del equipo vigués. Sus actuaciones no han dejado indiferente a nadie. Ha pasado con nota el examen, pero el celtismo no olvida los partidos firmados por el gato de Catoira ante el Atlético de Madrid o el Deportivo. Uno de los integrantes del cuadro celeste, García Cota, aprovecha el momento del canterano para reconocer su profesionalidad y, sobre todo, la faceta humana de un hombre que hizo del trabajo y la paciencia sus señas de identidad para cumplir uno de sus sueños.

García Cota, jefe de los servicios médicos del Celta, aprovecha la misiva para destacar el papel de Sergio Álvarez durante estos años en los que tuve que esperar su oportunidad desde el banquillo.. Ese salto definitivo se produjo en la campaña del ascenso. Incluso la posible renovación de Falcón pudo haber propiciado su marcha. El destino y su paciencia se unieron para abrir, por fin, la puerta que tanto tiempo llevaba aporreando.

El gato de Catoira se presentó ante todo el celtismo con la lesión que apartó a Yoel de la portería durante prácticamente toda la segunda vuelta. Sergio Álvarez hizo olvidar al meta vigués y acabó siendo determinante en la consecución del ascenso. El arousano rozaba con las manos su nueva meta, debutar en la máxima categoría con el Celta, pero ese anhelo se truncó con la llegada de Javi Varas y el infortunio de una lesión de clavícula.

Sergio Álvarez continuó sin rendirse. El duelo de la temporada del ascenso regresaba a la portería. El arousano protagonizaría un bonito a mano a mano con Yoel. Luis Enrique, al igual que hicieron sus predecesores, volvió a dejar al gato de Catoira en el banquillo. Su oportunidad llegó a final de Liga y en un partido de Copa del Rey. Sus intervenciones sirvieron para demostrar que la portería celeste tenía tres metas de garantías.

Sin embargo, la marcha de Yoel al Valencia volvía a abrir una nueva oportunidad. Berizzo tenía un nuevo dilema. Dar la titularidad a Sergio Álvarez o decantarse por Rubén Blanco, una de las perlas de A Madroa. En esta ocasión el vencedor del duelo sería el gato de Catoira. En este inicio de curso ha cuajado dos brillantes actuaciones ante Atlético y Deportivo. Incluso en algunos medios de carácter nacional hablan del portero arousano como una de las revelaciones de la competición. Sin embargo, por que muestra García Cota en su carta, el rendimiento de Sergio no es una sorpresa. Su profesionalidad y su humildad le han llevado hasta la cumbre. Ha luchado por cumplir un sueño, un deseo que alcanzó su clímax la noche del 23 de septiembre cuando una parada espectacular al penalti de Medunjanin daba el derbi gallego al Celta, algo que no ocurría desde hace más de siete años. Final de película, desenlace feliz para un portero que se ha convertido en ejemplo dentro y fuera del terreno de juego.

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Empate sin goles del filial ante el Somozas en Balaídos


El Celta B no fue capaz de superar al Somozas en Balaídos en un partido de dominio local ante un rival bien ordenado y solvente en defensa que jugó muchos minutos en inferioridad. Los celestes lo intentaron sin acierto y perdieron dos puntos.

El filial tomó el mando del partido desde el primer instante. Monólogo en la posesión ante un rival ordenado y bien cerrado que buscaba sus opciones con balones largos a la espalda de los laterales, constantemente incorporados en ataque. Y, sin embargo, la primera gran ocasión del choque llegó en una contra celeste a los 10 minutos de juego. Borja Iglesias recibió en medio campo, avanzó entre tres rivales y trató de sorprender al adelantado meta rival con una lejana vaselina que no entró por muy poco. Gran intento.

Se igualó el encuentro después. El Somozas comenzó también a tocar y a alargar sus posesiones, aunque sin llegadas claras y siempre con mucha gente por detrás del cuero para evitar riesgos. Borja Iglesias, a los 16 minutos volvió a intentarlo con un lanzamiento desde fuera del área que salió elevado. El conjunto visitante tapaba con esmero los espacios y dificultaba la creación de ocasiones para un Celta B que lo intentaba sin desmayo, y sin acierto.

Otra cabalgada de Borja Iglesias le supuso la segunda tarjeta amarilla a Fiuza al borde de la media hora de juego. Derribo claro y tarjeta indiscutible que dejaba al Somozas en inferioridad.

El rival dio un paso atrás y se enceró aún más en su campo, tapando huecos, achicando como podían. Yordi Martí lanzó a los 38 minutos desde la frontal tras una buena jugada individual y Óscar Santiago, que se había mostrado muy seguro en sus salidas, atrapó bien el cuero.

El Celta B lo intentó sin éxito hasta el descanso. No acababa de encontrar la fluidez suficiente para superar la férrea barrera defensiva del Somozas, muy aplicado en la protección de su portero.

Tras la reanudación, el Celta B retomó su acoso, con las mismas dificultades que en la primer mitad. El Somozas defendía con solvencia y contragolpeaba con criterio. Los vigueses llegaron con peligro en tres ocasiones en la fase inicial, pero sin acierto en el remate final. La mejor, a los 15 minutos. Buena triangulación y remate de Luis Rioja que despejó con acierto Reguero.

Poco después, gran rosca de Julio Delgado con la zurda y el balón se estrelló en el larguero. El filial mejoraba en ataque y rondaba el gol. El acoso fue creciendo y las oportunidades llegando, pero al filial se le resistía el gol. Los remates vigueses acababan siempre en las manos de un seguro y bien colocado Reguero. Al final, insatisfactorio empate sin goles.


Ficha técnica

Celta B: Óscar Santiago, Kevin (Goldar, min.76), De Amo, Soto, Samu, Javi Rey, Yelko (Thaylor, min.63), Pino, Julio, Omar (Jordan, min.57) y Borja Iglesias

Somozas: Reguero, Pablo, Dopico, Fiuza, Javi Rosa, Edi, Sergio, Héber (Rubén González, min.69), Luis Ángel (Ares, min.87), Stefan (Joseba, min.63) y Yordi Martí

Goles: sin goles

Árbitro: Sánchez Seco, del comité madrileño. Epiulsó con doble amarilla a Fiuza (min.29) y amonestó a Samuel, Javi Rosa

Campo: Estadio de Balaídos, unos 2.500 espectadores

Crónica: celtavigo.net
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Los números 10 del Celta: (VI) Fabián Canobbio 2007-08


El 10 es el número más especial en el mundo del fútbol. Desde Pelé hasta Maradona, este dorsal siempre se relaciona con los futbolistas distintos que marcan los recuerdos de los aficionados y logran que los niños amen este deporte. La calidad de un equipo bien podría medirse por la calidad de su número 10. Desde que se implantaron los dorsales fijos en el fútbol, allá por 1995, varios han sido los jugadores que portaron en su espalda ese mágico número. Unos más afortunados que otros, queremos recordar a todos los "10" del Celta antes de Nolito. 

A pesar de jugar cuatro años en el Celta, Fabián Canobbio solo lució el dorsal 10 una temporada. Fue la última, después de jugar con el 24 en la espalda durante tres temporadas. En su último año en Vigo decidió recoger un número que ya podría haber cogido antes. 144 partidos y 31 goles, cifras para un jugador que dejó el sello de su enorme calidad en Vigo, siendo clave en el ascenso de 2005, y en la posterior clasificación para la UEFA. 

Biografía 

Después de nacer futbolísticamente en el Club Atlético Progreso en Uruguay, participando en 1999 en el 7º Torneo Internacional de Shanghai con la selección B de Uruguay, donde clasificó como campeón, y en ese mismo año el mundial sub-20 de Nigeria y luego con Peñarol, fichó en el verano de 2003 por el Valencia de Rafael Benítez. "Pido una silla y me traen una lámpara" comentó el por entonces entrenador del Valencia. El tecnico lo veía como un interior izquierdo, el sustituto de Vicente, y sus minutos en aquel Valencia campeón de Liga fueron muy pocos; marcó un solo tanto en toda la temporada, el gol del empate a dos contra Celta de Vigo.

En julio de 2004 el nuevo entrenador del Valencia, Claudio Ranieri, informa al club de que el jugador no le interesa. A pocos días del fin de agosto aparece el Celta de Vigo (en Segunda Division), que lo ficha en calidad de cedido con opción de compra. Canobbio actúa de mediapunta, y llama la atención por su calidad.

Pronto se hizo con un hueco en la titularidad celtiña, ocupando la mediapunta celtiña al lado de Jandro. Fernando Vázquez, entrenador por aquel entonces, apostaba por un 4-1-4-1, con Borja Oubiña como único pivote y dos medias puntas por delante. El equipo funcionó muy bien y el entendimiento de Canobbio con Jandro fue perfecto. Canobbio anotó 12 goles en 38 partidos y llevó al Celta a Primera División.

Con el ascenso a Primera, el Celta realizó un gran esfuerzo económico y reforzó el equipo de forma sustancial. Canobbio concluía su cesión al equipo vigués y tras ardúas negociaciones se consiguió repescar al futbolista que pasaba a ser propiedad del Celta. La opción de compra estaba valorada en 2 millones de euros, aunque al final se consiguió rebajar sustancialmente dicha cantidad. En las botas de Canobbio estaban gran parte de las esperanzas de un Celta que aspiraba a la permanencia en su regreso a la máxima categoría.

El equipo respondió a la perfección, también Canobbio, que volvió a marcar 8 goles jugando de media punta. Junto Con Baiano, Oubiña, Silva y Pinto, fue uno de los mejores jugadores de aquella temporada que llevó al Celta a la Copa de la UEFA. Una auténtica gesta.

Todo cambió tras el verano de 2006. El equipo regresó en una temporada dura en la que tendría que competir en tres competiciones. La marcha de Silva al Valencia fue suplida con la llegada de Nené, y también llegaban Tamas y el uruguayo Pablo García, además de Guayre. En principio, el equipo era mejor que el año anterior, pero el rendimiento de los jugadores varió sustancialmente.

Desde que comenzó el curso, el rendimiento del equipo no era el mismo que el año anterior, y, particularmente, el de Canobbio, que comenzó a ser abucheado por la afición en varios partidos. La crisis de resultados ponía nerviosa a la hinchada y Canobbio era uno de los centros de la ira celtista.

A Canobbio se le acusaba de no correr, de no pelear durante los partidos, y no se le perdonaba ningún error. En la Temporada 2006-07 jugaría un buen número de partidos, un total de 34, dos más que el año anterior, pero su rendimiento goleador fue muy inferior, ya que tan sólo marcó 2 goles. El Celta descendió a Segunda, pero lo peor aún no había llegado.

El Celta se jugaba la permanencia en la última jornada ante el Getafe y con la Copa América a las puertas, las selecciones tenían derecho a solicitar la presencia de sus internacionales, aunque no hubiesen concluído las Ligas. La FIFA recomendó a las selecciones que permitiesen a los jugadores disputar la última jornada. Así lo hicieron algunas selecciones como Brasil, pero no la chilena de Contreras, ni la uruguaya de Pablo García y Canobbio.



Así las cosas, mientras el Celta se jugaba la vida los tres futbolistas sudamericanos estaban tranquilamente descansando en su casa, pues sus entrenadores les habían dado el fin de semana libre dado que aún faltaba bastante para la Copa América. Ninguno de ellos tres movió un dedo, que se sepa, por estar con el equipo en la última jornada. Desde el club se les intentó localizar, pero los teléfonos estuvieron apagados todo el fin de semana.

La afición no perdonaría este gesto a un Canobbio al que habían idolatrado durante los dos primeros años en Vigo, y al que, también hay que decirlo, no se le había tratado muy bien el tercer año. Con el descenso a Segunda y una situación económica bastante preocupante, el Celta se veía obligado a vender futbolistas para cuadrar sus números. Uno de los elegidos era Canobbio, por quién el Celta esperaba recuperar, al menos, la inversión realizada. Sin embargo, las ofertas no convencieron al jugador o al club, y siguió en el Celta un año más.

Que la Segunda División se le quedaba pequeña a Canobbio era un hecho. Era todo un lujo tener ese futbolista en el equipo, pero a la hora de la verdad, el talento del uruguayo se veía a cuenta gotas. Cuando quería era el mejor, pero la falta de motivación era lo más habitual.

El Celta realizó una temporada lamentable en la que nunca aspiró al ascenso, terminando en una posición clasificatoria muy baja.

En el verano de 2008, el Celta entra en ley concursal y necesita desprenderse de los futbolistas con los salarios más altos. Fabián Canobbio cobraba 800.000 euros y era el candidato número uno a dejar el Celta. Y así fue, yéndose gratis al Valladolid, que eso sí, le ofreció un salario bastante inferior al que cobraba en Vigo. Canobbio renunciaba a los 2 años de contrato que le restaban y el Celta se ahorra más de un millón y medio de euros, aunque perdía a su jugador más talentoso.

Desde entonces ha jugado en el Real Valladolid, donde en la Temporada 2009-10 perdió la categoría, y en el Larissa griego, antes de regresar a su país. La temporada 2011-12  jugó en Fénix para después fichar por Progreso, equipo de su ciudad natal y en el que comenzó su carrera, donde compartió  plantel con Carlos, su hermano menor.  Con Progreso logró el ascenso a la máxima categoría charrúa, y tras una buena temporada en Primera se fue a Danubio de la mano de Leonardo Ramos, su entrenador en Progreso. 

Canobbio fue uno de los mejores jugadores del Celta en la primera década del siglo. Durante 4 años jugó más de 130 partidos con el Celta y llegó a ser capitán. Quizás, por el poso que dejó, no se le recordará como el gran futbolista que fue, pero su clase, sus goles, sus acciones quedarán para el recuerdo.

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Los números 10 del Celta: (V) Habib Bamogo 2006-07



El 10 es el número más especial en el mundo del fútbol. Desde Pelé hasta Maradona, este dorsal siempre se relaciona con los futbolistas distintos que marcan los recuerdos de los aficionados y logran que los niños amen este deporte. La calidad de un equipo bien podría medirse por la calidad de su número 10. Desde que se implantaron los dorsales fijos en el fútbol, allá por 1995, varios han sido los jugadores que portaron en su espalda ese mágico número. Unos más afortunados que otros, queremos recordar a todos los "10" del Celta antes de Nolito. 

El siguiente 10 del Celta quizás sea uno de los menos recordados por los aficionados. Habib Bamogo solo jugó media temporada en el Celta, llegó en el mercado invernal de la Temporada 2006-07, de infausto recuerdo para el celtismo, quedándose con el dorsal 10, huérfano hasta entonces. Anotó 2 goles en 15 partidos, que no evitaron el descenso del equipo. 

Biografía 

Delantero centro de grandes cualidades físicas, muy sorprendente en el contraataque y con gra talento para definir. Aunque su posición está en el centro, también tiene un gran rendimiento con sus internadas por las bandas izquierda aunque sea diestro. Pese a no tener una gran envergadura, es un jugador bastante fuerte. Define notablemente ante el portero.

Bamogo empezó a hacerse un nombre en el fútbol francés en el Montpellier. En la Temporada 2003-04 demostró su potencial con un buen número de goles desmarcándose como la referencia de su modesto equipo. Fichó por el Olympique de Marsella, donde no tuvo nada fácil hacerse un hueco por el gran momento de Luyindula y el acierto de Batles y Koke en momentos importantes. Fue cedido al Nantes y posteriormente regresaría al equipo marsellés sin conseguir hacerse con un hueco en el equipo.

En el invierno de 2007 llegaría a Vigo para jugar con el Celta. Sus primeros momentos fueron muy positivos, con buenas sensaciones ante el Espanyol en el día de su debut y con un bonito gol de cabeza ante el Racing de Santander. Sin embargo, su rendimiento iría cayendo poco a poco sin poder arrebatarle la titularidad a Baiano. Su último gol llegó ante el Getafe dónde el Celta se jugaba la permanencia, que finalmente no alcanzaría a pesar de conseguir la victoria en aquella ocasión. Finalizada la temporada, Bamogo regresó al fútbol francés para jugar en el Niza, dónde alterna la titularidad con la suplencia.



Tras cuatro temporadas con el conjunto rojinegro, Bamogo emprendió su aventura griega, abandonando su Francia natal, donde anotó 44 goles en 260 partidos. El Panetolikos sería el equipo heleno que le fichó, pero apenas duró unos meses, saltando a la Segunda División inglesa para fichar por el Doncaster Rovers. 

El Doncaster Rovers es un viejo equipo inglés, fundado en 1879, de la ciudad de Doncaster, South Yorkshire, cuya población no llega a los 70.000 habitantes. La pasada temporada militó en la Football League Championship, equivalente a la Segunda española, y tras ser último clasificado a descendido al tercer nivel, llamado Football League One. 

Bamogo, que ha ido empeorando su carrera con el paso de los años, ficha en octubre de 2012 por el Botev Plovdiv de Bulgaria, club que rescindiría su contrato en marzo de 2013. Tras más de un año sin equipo, Bamogo ficha en agosto de 2014 por el Persiram Raja Ampat de la liga indonesia. 

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Los números 10 del Celta: (IV) Javi Guerrero 2005-06


El 10 es el número más especial en el mundo del fútbol. Desde Pelé hasta Maradona, este dorsal siempre se relaciona con los futbolistas distintos que marcan los recuerdos de los aficionados y logran que los niños amen este deporte. La calidad de un equipo bien podría medirse por la calidad de su número 10. Desde que se implantaron los dorsales fijos en el fútbol, allá por 1995, varios han sido los jugadores que portaron en su espalda ese mágico número. Unos más afortunados que otros, queremos recordar a todos los "10" del Celta antes de Nolito. 

Con el Celta recién ascendido a Primera División, uno de los fichajes más esperanzadores fue el de Javi Guerrero, un futbolista contrastado que fracasó en el Celta y destacó más por aspectos extradeportivos que por su rendimiento en la cancha. Avalado por una gran trayectoria, solo marcó un gol en un partido amistoso con el Celta. 

Biografía 

Delantero formado en las categorías inferiores del Real Madrid, empezó a destacar en el año 1996 por su buen rendimiento con el tercer equipo madridista anotando 21 goles lo que le valió el ascenso al filial madridista. Tras una temporada en el conjunto "B" del Real Madrid su siguiente destino sería el Terrassa de la Segunda División B con el que empezaría la Temporada para terminarla en el Jaén, ya en Segunda División. Su paso por tierras jienenses no fue del todo malo, pero faltó el gol. Tras esta cesión regresaría al Real Madrid B, dónde completaría la Temporada 1998-99.

En 1999 emprende camino hacia Albacete, en Segunda División, donde Javi comenzaría a explotar todas sus cualidades, tras una primera temporada discreta en la segunda explota como goleador anotando 14 goles en 40 partidos, lo que le valdría su llegada a un recién descendido que buscaba el ascenso a Primera como era el Racing de Santander. Llegó a tierras cántabras en 2001 y es pieza fundamental para el retorno de los santanderinos a la Primera División anotando 10 goles.

En la Temporada 2002-03 llega su tardío debut en Primera en las filas del Racing de Santander. El zurdo jugador madrileño, lejos de amedrentarse por la categoría, comienza a demostrar que es un jugador hecho para Primera División. Permanece cuatro fantásticos años en el Racing de Santander donde anota más de 40 goles, alguno de ellos de muy bella factura, lo que le vale el reconocimiento del mundo futbolístico español.

En el verano de 2005 finaliza su contrato con el Racing y llega al Vigo para jugar con el Celta. Javi Guerrero, al contrario que en su etapa en Santander, no consigue encontrarse consigo mismo y no se hace con la titularidad en ningún momento. Jugó 19 partidos, sin marcar ni un solo gol y la mayoría de ellos saliendo desde el banquillo, ya que sólo fue tres veces titular. En el verano de 2006 protagoniza un acto de indisciplina que obliga a Fernando Vázquez a apartarlo del equipo y al club a buscar una salida para el jugador que sería cedido al Recreativo de Huelva, también en Primera División.

En Huelva, Javi Guerrero vuelve a destacarse como aquel jugador, segunda punta, que llegando desde atrás ofrece un buen número de asistencias y de goles a lo largo de la Temporada y anota 7 goles en los 23 partidos disputados con el Recreativo. Finalizada la Temporada 2006-07, el jugador regresa a la disciplina céltica, recién descendido a Segunda División, y haciendo declaraciones en las que quiere demostrar su implicación con el proyecto de devolver al club a Primera División.

Javi Guerrero jugó el primer partido de Liga con el Celta ante el Córdoba donde tiene una discreta actuación, a pesar de ser uno de los jugadores más destacados en la pretemporada. Antes de que se cerrara el plazo marcado para inscribir o dar de baja jugadores, el Celta y Javi Guerrero llegan a un acuerdo para rescindir su contrato, puesto que su ficha era una de las más altas del club y la delicada situación del Celta no daba para muchas alegrías.

De ese modo, el jugador regresó a Huelva. En diciembre de 2007, el jugador sería ingresado en una clínica madrileña después de sufrir unos mareos durante un día de descanso. Se le practicaron abundantes pruebas descartando cualquier tipo de patología que pudiera poner en peligro su vida. Javi Guerrero regresaría dos semanas después a la competición con total normalidad, aunque su rendimiento se resentiría desde aquel entonces.

El 18 de agosto de 2009 fichó por la UD Las Palmas por dos años, formando parte del proyecto que comandaba el croata Sergio Kresic para intentar el ascenso a Primera División, logro que no alcanzó. Jugó con los canarios hasta 2013. 

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Los números 10 del Celta: (III) Jandro 2004-05


El 10 es el número más especial en el mundo del fútbol. Desde Pelé hasta Maradona, este dorsal siempre se relaciona con los futbolistas distintos que marcan los recuerdos de los aficionados y logran que los niños amen este deporte. La calidad de un equipo bien podría medirse por la calidad de su número 10. Desde que se implantaron los dorsales fijos en el fútbol, allá por 1995, varios han sido los jugadores que portaron en su espalda ese mágico número. Unos más afortunados que otros, queremos recordar a todos los "10" del Celta antes de Nolito. 

Con el descenso a Segunda, y la marcha de Mostovoi, el Celta vivió un cambio de ciclo con el objetivo del rápido retorno a Primera División. El dorsal 10, huérfano sin Mostovoi, fue recogido por Jandro, que debía dar un paso adelante y asumir mayor responsabilidad en el equipo. Así fue, el asturiano, cuyo paso por el Celta fue breve, se convirtió en uno de los héroes de aquel ascenso, portando el 10 en su espalda. 

Biografía 

Cuando lo vi jugar por primera vez con la casaca del Celta pude apreciar que se trataba de un jugador especial. Su manera de mimar el balón, la facilidad para ver el juego, para entender los conceptos más básicos y eficaces del futbol lo convirtieron a mis ojos en una de las promesas mas firmes del balompié ibérico, y ¡que suerte! lo podíamos disfrutar en Vigo. Lamentablemente, por delante tenía al más grande que jamás ha vestido la camisola celeste, Alexander Mostovoi. Un muro demasiado grande para el asturiano. Un muro insuperable para alguien con la moral y la fe en si mismo por los suelos.

Creo que todo el Celtismo sufrió con Jandro un proceso similar al que yo sufrí. De la ilusión por una joven promesa se pasó a la decepción por un jugador sobrado de aptitudes pero falto de actitud. Un buen día, aquella joven promesa, tras múltiples cesiones vio cumplido su deseo de jugar de titular en el Celta. Pero en Segunda. Ahora sí contaban con él. En los farragosos campos de la División de Plata, Jandro sí era necesario. Jamás supo entender que ese era su momento. Jugó y jugó muy bien, pero su futuro ya no lo veía en Balaídos. Clamaba venganza por no haber contado con él cuando las cosas iban bien, jamás entendió cual era su papel en el circo celeste y eso lo transmitía a la afición. Sus goles eran para Jandro, no para el Celta, eso jamás se lo perdonó la afición.

Unos meses después de su marcha,  el Alavés visitaba Balaídos y ahí entraba sustituyendo a un compañero aquel jugador que nos había ilusionado tanto y que entonces la mayor parte de la grade detestaba. Muchos más pitos que aplausos. Yo guardé silencio. No sabía como postularme. No creo que se merezca pitos, sin él el Celta a lo mejor no estaba donde estaba en ese momento. Tampoco se merecía aplausos, él siempre jugó para su interés. Utilizó por despecho al Celta como peldaño para alcanzar cotas mayores.



Jugó en las categorías inferiores del Valencia CF hasta el año 2001, aunque llegó a debutar con el primer equipo en la Primera división, fue el 14 de febrero de 1999 en el partido Villarreal CF 1 - 0 Valencia CF. Tras un breve paso por el Numancia, en 1999, regresa al equipo filial del Valencia CF. En 2001 le llega de nuevo la oportunidad de jugar en el primer equipo del Valencia. Esa temporada gana la liga con su club, aunque Jandro solo jugó un partido.

En el año 2002 ficha por el Albacete Balompié, equipo en el que permanecería un año ya que en 2003 se marcharía al Real Club Celta. En su primera temporada con el club celeste marcó 7 goles (2 de ellos en liga). Tras pasar 2 años en el Celta, en 2005 ficha por el Deportivo Alavés.

En 2007 ficha por el Gimnàstic de Tarragona. Finalmente, ficha por el Elche C.F. tras rescindir su contrato que le unía al Nàstic, donde tenía contrato por un año más. En Marzo de 2010 rescinde su contrato por el Elche CF: ""Fue apartado por falta de profesionalidad, ya que no entrenaba con intensidad, llegó con sobrepeso tras las vacaciones de Navidad y trató de manejar el vestuario a su antojo", según Juan Carlos Ramírez, consejero delegado del Elche CF. En julio de 2010, comienza una nueva trayectoria profesional con el Girona en segunda división.

Nunca ha sido internacional con la selección absoluta, aunque si ha jugado en sus categorías inferiores.

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Los números 10 del Celta: (II) Alexander Mostovoi 1999-2004


El 10 es el número más especial en el mundo del fútbol. Desde Pelé hasta Maradona, este dorsal siempre se relaciona con los futbolistas distintos que marcan los recuerdos de los aficionados y logran que los niños amen este deporte. La calidad de un equipo bien podría medirse por la calidad de su número 10. Desde que se implantaron los dorsales fijos en el fútbol, allá por 1995, varios han sido los jugadores que portaron en su espalda ese mágico número. Unos más afortunados que otros, queremos recordar a todos los "10" del Celta antes de Nolito. 

El segundo 10 fijo del Celta fue Alexander Mostovoi, que heredó el dorsal de Gudelj tras la marcha del bosnio. Nadie dudó quien debería ser el nuevo poseedor del 10 cuando el hoy delegado dejó el club. Para entonces Mostovoi ya era la auténtica estrella del equipo, y llevaba camino de convertirse en otra leyenda. Apoyado en su figura, el Celta creció hasta convertirse en un grande de Europa. 67 goles en 270 partidos, y auténticas lecciones de fútbol cada domingo.  Hasta la fecha, es el jugador que llevó el 10 durante más temporadas. Cinco. 

Biografía

Mediapunta u organizador ruso de gran calidad, visión de juego y capacidad de llegada al área rival. Poseía un potente disparo a puerta y era un consumado especialista en los lanzamientos de falta. Su magnífico regate le permitía eludir, si estaba inspirado, a cuantos rivales le salían al paso. Jugador con un carácter demasiado fuerte, defecto que moderó en la última etapa de su carrera. Comenzó su carrera deportiva en las secciones inferiores del CSKA de Moscú. Posteriormente con 16 años fichó por el Spartak. Allí saltó a la fama tras un partido en el que la figura del Zar emergió con fuerza. Fue en concreto ante el Metallist, conjunto al que le hizo un gol antológico tras regatear a seis rivales dentro del área. Permaneció en el Spartak cuatro temporadas, hasta que en 1991 se marchó al fútbol luso para jugar en las filas del Benfica.

Allí obtuvo la nacionalidad portuguesa, pero los problemas tanto deportivos como extradeportivos, impidieron que el bueno de Mostovoi desplegara su impresionante juego en las filas del Benfica. En 1993 llegó al Caen de la mano del técnico Daniel Jeandupeux, que apostó decididamente por él y que a la campaña siguinte se lo llevó al Estrasburgo, donde rindió a un excelente nivel que le permitió convertirse en uno de los jugadores más destacados del campeonato galo. Su debut con la zamarra del Caen en la Liga francesa se produjo el 3 de diciembre de 1993, en un Caen-Lyon (1-0).

Con la selección rusa debutó el 28 de octubre de 1992, contra Luxemburgo en Moscú. El partido, correspondiente a la clasificación para el Mundial 94, concluyó con una victoria rusa por 2-0. Una lesión le impidió acudir a la Eurocopa de Suecia 92 y disputó el Mundial de Estados Unidos 94, en el que jugó un partido, contra Suecia. Disputó también la Eurocopa de 1996.

En 1996 el Celta se hizo con sus servicios por 325 millones de pesetas. Su debut en la Liga española se produjo el 22 de septiembre de 1996, en un Celta-Betis (0-2). Su adaptación al conjunto gallego al principio no fue del todo buena y es que el carácter del ruso le jugó más de una mala pasada y tuvo muchos problemas en el seno de la plantilla viguesa. Afortunadamente para el fútbol, el Zar resurgió cual "Ave Fenix" y se convirtió en el amo y señor del juego del conjunto gallego y en el máximo ídolo de una afición viguesa que por fin disfrutaba con el fútbol del crack ruso.

Su etapa en el Celta resultó, simple y llanamente, memorable. Llegó a un equipo modesto que intentaba asentarse en Primera, y, de la mano de una escuadra fantástica, consiguió alzarlo a los altares del fútbol, aunque sin llegar nunca a tocar el cielo. Con Víctor Fernández en el banquillo, y rodeado de extraordinarios compañeros como Karpin, Revivo, Mazinho, Makelele o Salgado, Mostovoi comandó al Celta por los senderos de la grandeza futbolística. Fue el abanderado de un conjunto que practicaba un futbol hermoso, preciosista, valiente, sin trampa ni cartón. El objetivo siempre era la meta contraria, y el camino era el balón. Un balón que idolatraba a su amo, a Mostovoi. El ruso era quien marcaba el tempo, quien ponía la gota de calidad, la guinda a un pastel que previamente se encargaban de cocinar Mazinho y compañía.



De sus botas salía magia, ese pase imposible, ese gol impensable. No era un hombre rápido; su velocidad no estaba en las piernas, sino en su cabeza, la cual siempre dibujaba la jugada perfecta. Su regate en parado, con los pies clavados en el suelo y un simple movimiento de cadera, le sirvió para desarbolar a muchas defensas rivales. Su golpeo de balón, el cual mostraba en esas faltas a la escuadra contraria o en esos centros milimétricos, permitió a Balaídos celebrar muchos goles. Incluso con la cabeza también mostraba destreza, y sino véase sus dianas a Real Madrid y Real Sociedad en la temporada en la que se consiguió la tan anhelada clasificación para la Champions League.

En nuestro recuerdo siempre quedarán esos partidos memorables en los que nos hizo sentirnos orgullosos de ser del Celta. Esos goles al Real Madrid, Barcelona, Benfica, Liverpool, Aston Villa o Deportivo. Esos derbys en los que establecía un duelo directo con Djalminha por la hegemonía del fútbol gallego. Todas esas tardes de gloria que nos dio y que ahora tanto echamos de menos.

No obstante, la historia de Mostovoi en el Celta no fue totalmente de color de rosa. Siempre formará parte del lamento general del celtismo el hecho de que la generación que él comandaba nunca hubiese alzado un título. Tuvo su gran oportunidad en varias ediciones de la Copa de la Uefa, pero sobre todo en la final de la Copa del Rey en Sevilla, donde un majestuoso gol suyo a los cinco minutos nos hizo soñar con verle levantar el primer trofeo del celtismo. Pero el fútbol se portó mal con Mostovoi y sobre todo con el Celta. Esa es una deuda que aún nos queda por cobrar.

Otro de sus puntos negros fue su marcha. La temporada de la Champions que él tanto había deseado acabó en la tragedia del descenso. El ruso tuvo un enfrentamiento con la grada y se borró de los últimos partidos. Asimismo, cuando se confirmó la caída del equipo al infierno, decidió marcharse al Alavés. No fue un gesto bonito.

Sin embargo, es mejor acordarse de la multitud de cosas buenas que aportó a nuestro equipo, en lugar de los pocos episodios negativos que vivió. Siempre tuvo un carácter fuerte que lo hacía en ocasiones incomprendido para reducidos sectores de la afición. En general, mientras en otros campos era silbado y odiado (especialmente en Riazor), en Balaídos era coreado constantemente como el mayor de los héroes.

Una lesión de pubis le "persiguió" entre el tramo final de la temporada 98/99 (no pudo jugar las dos últimas jornadas) y el inicial de la 99/00 (se perdió los dos primeros partidos). Al no surtir efecto el tratamiento conservador que se le aplicó, el 14 de julio de 1999, en plena temporada, fue operado. Jugó su partido 100 en la Liga española el 19 de septiembre de 1999. Fue un Celta-Rayo Vallecano (0-1).

Fue elegido en el once ideal de la Asociación de Revistas Europeas de Fútbol (World Soccer, Kicker, France Football).

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Marruecos pide retrasar la Copa África por el ébola


Foto: EFE
El gobierno de Marruecos ha pedido retrasar la fase final de la Copa de África de Naciones (CAN), prevista en este país entre enero y febrero de 2015, ante los riesgos de propagación del virus del ébola.

El ministerio de Juventud y Deportes emitió anoche un comunicado en el que detalla que la petición de retraso a otra fecha no especificada ha sido transmitida al presidente de la Confederación Africana de Fútbol (CAF), Issa Hayatou.

El gobierno marroquí ya da por hecho el aplazamiento, pues la semana que viene enviará una delegación a El Cairo para mantener una reunión con los directivos de la CAF y "examinar las medidas para poner en práctica este retraso".

La decisión marroquí, según el comunicado, se justifica por una recomendación del ministerio de Sanidad de "evitar las concentraciones donde participan los países afectados por el virus del ébola", que ha golpeado de forma más virulenta a la región del oeste africano comprendida entre Liberia, Guinea Conakry y Sierra Leona.

La organización de la fase final de la CAF era el mayor evento deportivo de los próximos meses en Marruecos, después de la Copa del Mundo de Clubes (el "Mundialito") prevista entre el 10 y el 20 de diciembre en las ciudades de Rabat y Marrakech y que, en este caso, mantiene sus fechas tal como estaba previsto.

EFE
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El médico del Athletic admite que la carga de partidos les pasó factura


Foto: Europa Press
El jefe de los servicios médicos del Athletic Club -próximo rival del Celta-, Josean Lekue, admitió ayer que, aunque no se pueda «constatar con datos», «es probable» que la previa de la Champions que jugó el equipo rojiblanco frente al Nápoles en agosto «haya tenido repercusión» en el rendimiento posterior de la plantilla.

«Es difícil desligar lo mental de lo físico, técnico o táctico. Todos tenemos la sensación de que la temporada 2013/2014 acabó con la eliminatoria del Nápoles y es probable que haya tenido repercusión, aunque no podamos constatar un bajón objetivable en números», indicó Lekue. El médico añadió que, desde el punto de vista físico, «el estado general del equipo y particular» de los jugadores «difiere muy poco» del de otras temporadas, aunque sí tienen en cuenta que «la exigencia y el nivel de dificultad aumenta» al disputar una competición europea.

Para Lekue, el período de descanso del que disfrutó la plantilla en verano fue «más que suficiente», aunque reconoció que en el aspecto psicológico la trascendencia de esa previa europea es «una carga añadida». El galeno rojiblanco desveló también que, según los datos que han recogido en las trece primeras semanas de trabajo, el porcentaje de jugadores disponibles para los entrenamientos y los partidos en las trece primeras semanas, arroja cifras «extraordinariamente positivas».

EFE
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El Celta cerró la semana con un partidillo ante el filial


Foto: Jorge Landín
Ausentes los seis internacionales (Jonny, Sergi Gómez, Radoja, Madinda, Pablo Hernández y Krohn-Dehli) y los tres lesionados (Borja Oubiña, Augusto y Hugo Mallo), Berizzo tampoco contó con Nolito, por precaución debido a las molestias musculares que arrastra desde hace varias semanas, y Orellana, que no acudió a la sesión preparatoria por un "tema personal".

Así, con Sergio y Rubén en las porterías, Berizzo alineó un equipo formado por David Costas (como lateral derecho), Cabral, Fontás y Planas en defensa; Álex López y Borja Fernández como pareja de mediocentros con el jugador del filial Luis Rioja y Santi Mina en las bandas; y Charles y Larrivey, que cerró el duelo con un gol, compartiendo la punta del ataque.

El partido de entrenamiento contra el Celta B puso el broche a una semana eminentemente física, tal y como explicó Eduardo Berizzo en su comparecencia de ayer. "El objetivo era aumentar la carga y dar una consistencia física superior, poder entrenar en el aspecto físico sin partidos que nos hagan proteger al equipo. Hemos entrenado muy bien en una semana de mucha carga física que terminamos hoy (ayer para el lector) con un partido de entrenamiento contra el Celta B", destacó el preparador argentino.

Borja Barreira / Atlántico Diario
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Los números 10 del Celta: (I) Vlado Gudelj 1995-99


El 10 es el número más especial en el mundo del fútbol. Desde Pelé hasta Maradona, este dorsal siempre se relaciona con los futbolistas distintos que marcan los recuerdos de los aficionados y logran que los niños amen este deporte. La calidad de un equipo bien podría medirse por la calidad de su número 10. Desde que se implantaron los dorsales fijos en el fútbol, allá por 1995, varios han sido los jugadores que portaron en su espalda ese mágico número. Unos más afortunados que otros, queremos recordar a todos los "10" del Celta antes de Nolito. 

Nada mejor para comenzar esta serie que recordar a uno de los 10 más recordados por el celtismo. Vlado Gudelj, que vistió la camiseta del Celta durante 8 años, y que lució en su espalda el 10 entre 1995 y 1999. Aclarar que ya lo vistió anteriormente pero no como número fijo. Para recordar su figura, baste con loar sus cifras goleadoras: 114 goles en 258 partidos. Un mito del celtismo, que hoy es delegado del equipo. 

Biografía 

Delantero centro fuerte y de carácter que jugó en el Celta durante los años 90. Actualmente es el tercer máximo realizador en la historia del Celta en Primera División con 68 goles. Se formó en las categorías inferiores de su Vélez Mostar natal. Allí debutó en la máxima categoría del fútbol balcánico en el año 1985 donde permanecería hasta el año 1991.

Ese año llegó a Vigo, a un Celta que tras descender en 1990, había estado a punto de bajar un peldaño más en la Temporada 1990-91. El Celta necesitaba imperiosamente ascender a la Primera División para no quedarse encofrado en una categoría cada vez más complicada de asumir para los equipos descendidos, y cada vez más competitiva. Como dice el lema del himno celeste "por historia y tradición" el Celta debería ser equipo de Primera, aunque le estaba costando mucho intentar el asalto a la máxima categoría.

Pero la suerte del equipo vigués, pasó por lograr reunir a una serie de refuerzos que aportaron calidad al juego colectivo del Celta y que lograron marcar un poco más las diferencias. A los refuerzos y a los jugadores experimentados que ya tenía la plantilla añádanle un hombre clave: Vladimir Gudelj.

Vlado Gudelj llegaba del Vélez Mostar y dispuesto a marcar muchos goles para el Celta como prometió en su presentación. Dicho y hecho; aquel nombre futbolístico, a veces tan impronunciable, se fue haciendo un hueco en el panorama futbolístico español: el Celta era líder de la Segunda y un tal Gudelj, estaba creando el pánico en las defensas rivales con varios ‘hat-tricks’ incluidos. Sus goles, marca de la casa, su carácter educado y tímido y su implicación desde el primer partido con el Celta y el objetivo del ascenso, le convirtieron en el ídolo de la afición y se desató en Vigo la auténtica ‘Gudeljmanía’.

Atrás quedaban nombres de ilustres delanteros como Pichi Lucas, Baltasar o Amarildo y se le daba la bienvenida a un matador bosnio que se había mostrado letal en cada partido. Tal fue el éxito de Gudelj, que Canal Plus televisó un partido del Celta esa temporada contra el Athletic B, para ver “a aquel delantero pichichi de la categoría de plata”. Vlado no defraudó: el conjunto celeste ganó con un gol suyo de penalti. Aquel delantero alto, fuerte y rápido demostró una gran calidad para tirar los desmarques, para ganar por velocidad y por potencia física a los centrales y, lo más exquisito, la capacidad, casi insultante, para resolver los mano a mano con los porteros rivales.

Vlado tenía un instinto letal para resolver las jugadas complejas, para poner el balón lejos del alcance del portero, casi siempre, con certeros disparos cruzados ante las salidas desesperadas de los cancerberos. Prefería el balón cruzado con certera puntería o, si ya se lo había hecho antes, disparaba a romper al palo corto. La capacidad de poder finalizar las jugadas con las dos piernas le hacían un delantero todavía más peligroso para las defensas rivales. Sus goles, también fueron decisivos para consolidar al equipo en la Primera División. Gudelj se hizo un sitio entre los cañoneros de la Liga Española y el respeto que se había ganado con su pichichi de Segunda, lo refrendó, en temporadas posteriores, en aquella Primera División, antesala de la Liga de las Estrellas.



Comenzaba en esa temporada del retorno a la Primera División una especie de comunión perfecta entre goleador y afición que pasaría por momentos absolutamente inolvidables. Inolvidables, como aquel agónico partido contra el Madrid de Capello en Balaídos en la última jornada. Si el Celta no ganaba le podía esperar el pozo de la Segunda División. Vlado Gudelj se encargó de poner las cosas en su sitio con un inolvidable Hat-Trick. Y que les voy a contar de aquella mágica noche tinerfeña en el Heliodoro Rodríguez López. ¿Se acuerdan?. El Tenerife tenía que remontar un marcador adverso y ya ganaba 2-0. Ambiente hostil, el Tenerife echando el resto, el Celta sufriendo hasta que apareció la figura potente y resolutiva de Gudelj que, con 2 goles, también inolvidables, dormía el partido y metían al Celta en la finalísima de la Copa del Rey.

O que me dicen de aquel partido contra el Mérida con un Celta ganando 1-0 y pasando agobios; apareció entonces, Vlado Gudelj que salió al campo a jugar unos minutos y marcaba el 2-0 de la tranquilidad, de la victoria y de la clasificación para la UEFA por segunda vez en la historia del club. Aquel Vlado corriendo por toda la Tribuna con una camiseta con el lema ‘Gracias afición’ y con la camiseta celeste en una mano besando el escudo, pasará también de nuestras retinas a nuestros recuerdos imborrables.

Vlado Gudelj desató en la afición celtiña la ‘Gudeljmanía’ en los años 90; se convirtió en el símbolo de una generación que volvía a ver al Celta en Primera y que disfrutaba de su equipo gracias al ídolo llamado Vlado Gudelj. El “Gudelj, Gudelj” se convirtió en un grito de guerra de la afición que agradecía al delantero su rápida adaptación al Celta a Vigo y su amor a la Cruz de Santiago y al azul celeste.

Merecido homenaje pues, a un delantero centro letal, potente, inteligente y sobre todo un gran deportista y una gran persona. Fuera de los estadios se convirtió en un ídolo ‘terrenal’ que atendía a todo el mundo, que firmaba los autógrafos necesarios, que acudía a las celebraciones de peñas y que cuidaba especialmente a los niños. El gesto de Vlado Gudelj de donar toda la recaudación para una gran causa como es la lucha contra el cáncer, merece, si cabe todavía más, que todos los que vivieron la ‘Gudeljmanía’ acudan a Balaídos para cerrar los ojos unos segundos, recordar sus goles, sus jugadas, sus tardes de gloria y al abrirlos, dejarse llevar por los sentimientos celestes, y entonar el “Gudelj, Gudelj” con el que en tantas tardes se le mostró cariño, respeto y admiración.

Gudelj finalizó su carrera futbolística en España jugando para otro equipo gallego: La Sociedad Deportiva Compostela, volviendo así a la Segunda División que le vio debutar 10 años atrás. En las dos temporadas que jugó marcó 9 goles en cada una de ellas. Fue máximo goleador de la SD Compostela en la temporada 2000-2001 con 9 goles. Desde su retirada ocupó diversos cargos dentro del organigrama del Real Club Celta de Vigo, siendo actualmente delegado del equipo.

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