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EFE |
Abel Resino (Velada –Toledo–, 1960) sólo ha conseguido cuatro puntos en sus siete partidos como entrenador del Celta, que ya es colista. Aun así, considera que el equipo ha mejorado con él, sigue creyendo en la salvación y no considera que el partido del lunes ante el Zaragoza sea una final.
¿Cómo está el equipo después de la derrota en Mallorca?
Está bien, porque a pesar de perder, los jugadores saben que han hecho un esfuerzo, saben que lo han intentado y que ha sido una derrota injusta. Hubo dos penaltis flagrantes que no se pitaron y el equipo, aparte de eso, ha tenido sus oportunidades y el control del partido. El resultado es el que falta para reforzarte en todos los sentidos. Sabemos que es un momento para reventar la clasificación y salir de ahí. Todo esto pasa por que tengamos en la mente ganar al Zaragoza. Estamos trabajando y yo les veo metidos y convencidos de que vamos a ganar el lunes.
Ante el Mallorca, el equipo evidenció en los últimos minutos falta de ambición. Dejó de creer cuando mejor estaba.
Yo no lo veo así. El equipo hizo un desgaste tremendo durante los 90 minutos y todos los jugadores estuvieron implicados haciendo labores de defensa, labores de ataque y apoyos. El problema fue el típico arreón que da el equipo de casa, con algún balón colgado, y quizás nos creó alguna inestabilidad. Pero antes del gol, el Mallorca prácticamente no hizo ninguna ocasión, quitando el balón parado. No tuve sensación de peligro durante ningún momento, ni siquiera al final. Lo que pasa es que el gol trastoca todo.
El problema es que se perdió otra final y el Celta es por primera vez en la temporada colista de Primera. ¿Esto no afectará al equipo en lo anímico?
Se ha perdido un partido, no se ha perdido una final, porque quedan siete partidos más. Las finales son cuando no se juegan más partidos después. Los de ahora son partidos muy importantes, pero no son definitivos. Mientras la clasificación no diga que son definitivos, no lo serán. Ésta ha sido una derrota no merecida y al equipo le ha enrabietado. Tiene ganas de que llegue el lunes y ganarle al Zaragoza.
Por tanto, para usted el partido del lunes no es la última oportunidad con la que cuenta el Celta.
Es un partido importantísimo, un partido clave, porque la victoria te mete y la derrota te deja muy alejado. Está claro, no se puede obviar. Pero para mí las finales llegan cuando no hay más partidos ni más oportunidades.
El lunes hizo muchos cambios en el once y varió incluso el planteamiento, con la defensa más retrasada. ¿Le gustó el resultado? ¿Ése es el camino?
Son versiones muy parecidas. El otro día, nuestra idea era ir a por el partido en la segunda parte. Intentábamos tener el control en la primera parte y estar mucho más juntos y meter más gente en ataque en la segunda, cuando el partido estuviese un poco roto. De hecho, lo hicimos así y tuvimos más oportunidades. Fue un planteamiento en el que marcamos dos tiempos diferentes. Salió bien y el partido estuvo controlado. Al final, los resultados son los que mandan y son malos, pero a pesar de eso no estamos desahuciados. Cuando lo hagamos un poquito mejor, el equipo se va enganchar. Vamos a ver dentro de lo negativo lo positivo, que es que estamos vivos a pesar de los resultados.
¿A la plantilla del Celta le falta carácter?
No. Es una plantilla que está creciendo poco a poco. Desde que estoy aquí, hemos mejorado mucho. Somos un equipo mucho más junto, que va mucho más a buscar al contrario. Evidentemente, nos faltan otras cosas para llegar a competir en un nivel muy alto en Primera, donde compites contra los mejores. El Celta, conmigo, está creciendo mucho, sólo nos falta refrendarlo con resultados. Para seguir creyendo, necesitamos resultados.
¿Hay jugadores menos convencidos o menos implicados?
No. A la plantilla no se le puede negar su compromiso, su entrega y sus ganas de sacar esto adelante. Son chicos que lo dan todo. El otro día, cuando acabó el partido, los felicité por el esfuerzo que habían hecho. En ese momento estaban destrozados y los animé a levantar la cabeza y a seguir, porque con esa actitud vamos a meternos en la pelea.
¿Comprende que la afición se ponga nerviosa y reaccione negativamente si las cosas no salen bien ante el Zaragoza? ¿Teme que suceda?
Yo soy de los que pienso que en la vida hay que agarrarse a las cosas positivas, para llorar siempre hay tiempo. Sé que la afición de Vigo va a estar el lunes con su equipo. Estoy plenamente convencido de que mientras haya esperanzas, va a estar con el equipo. En junio ya será momento para hacer cábalas y números.
¿Cree que su puesto está en juego en el partido del lunes?
Yo no percibo nada de eso. Desde que he llegado a este club, he trabajado muy bien y me ha apoyado todo el mundo. Sólo tengo palabras de agradecimiento. Es un club que merece la pena, con una buena estructura y una buena filosofía de trabajo, que no creo que tarde mucho más de tres o cuatro años en consolidarse en Primera. El Celta es un club que merece la pena y sólo puedo hablar bien de todo lo que me ha rodeado, todo han sido facilidades.
Se siente respaldado por la directiva, por tanto.
Sí. Pero en el fútbol sentirse respaldado es un tópico. Viajaron directivos a Mallorca y en todo momento estuvieron apoyándome a mí y al equipo, antes del partido y después del partido. Fue un detalle muy importante.
El del lunes se presume como un partido de muchos nervios. ¿Dónde estará la clave?
Lo más importante en el fútbol es el control de las emociones. Zaragoza y Celta son dos equipos que saben que es un partido en el que habrá mucha tensión, se mastica en el ambiente. El que mejor maneje esa tensión y mantenga la cabeza fría tomará mejores opciones y leerá mejor el partido. Nosotros, ante el Rayo, no perdimos porque fuéramos un desastre, se perdió porque hubo un exceso de responsabilidad y eso no nos dejó pensar con tranquilidad.
¿Qué rival es el más débil en esta lucha por la supervivencia?
Ahora es difícil valorar ese tipo de cosas. Nunca sabes cómo va a responder un equipo ante una situación límite. Puede hacerlo de una forma positiva y ganar o hundirse y perder. Hay que manejar grupos y eso no es fácil. Unos tienen más miedo y otros se encuentran mejor en este tipo de situaciones. Es difícil prever esto.
¿El del Deportivo es un ejemplo a seguir?
Ellos han encontrado un camino positivo, pero queda mucha Liga, con enfrentamientos con equipos que también se juegan mucho. Esto del fútbol va por barrios y quién sabe si el martes está en el barrio de Vigo con un positivismo mayor que ahora.
¿Park ha perdido todo su crédito?
No. Para mí es un jugador más de la plantilla que ha llevado una temporada bastante irregular. El Celta tiene un referente principal en la punta del ataque, que es Iago Aspas. Park ha participado en diferentes momentos e incluso Paco (Herrera) lo empleó como segunda punta y conmigo, en un partido, también jugó junto a Iago. Ahora, al estar Aspas sancionado, ha sido el punta referente, pero también pensamos que Mario (Bermejo) transmite mucho y tiene que contar para tirar del equipo. Aun así, Park también jugó sus minutos el otro día y tiene que estar metido, como el resto. Aquí no se deja de contar con nadie.
Tiene un año más de contrato. ¿Está convencido de quedarse aquí más allá del 30 de junio?
Estoy encantado de trabajar aquí. Me identifico perfectamente con el club y su forma de trabajar. El entorno es positivo y vine aquí para estar año y medio. Con más tiempo, todo esto lo vamos a consolidar mejor, con mi forma de trabajar y de entender el fútbol. Hemos tenido muchos contratiempos y todo se ha hecho más difícil. Bajo nuestro análisis, el equipo ha mejorado en cuanto a estructura muchísimo. Consolidando eso, con tiempo, el equipo va a ser mucho más fuerte. Prevalece que el equipo se quede en Primera y hay que intentarlo hasta el último segundo.
¿Incluso seguiría en Segunda?
Sí, pero no me gusta hablar de Segunda. Ya hablaremos de Segunda cuando tengamos que hablar. Ahora estamos en Primera y somos un equipo de Primera. Ésa tiene que ser nuestra bandera: ir todos juntos y a ganar.