El Celta prueba nuevas variantes


Foto: Jorge Landín 
El entrenador del Celta, Luis Enrique Martínez, continúa trabajando en la búsqueda de nuevas variantes tácticas con las que enriquecer el fútbol de su equipo y ampliar el abanico de opciones que maneja de cara a cada compromiso del conjunto celeste. Ayer, el técnico asturiano sorprendió ensayando un 4-2-3-1 (sistema que no ha utilizado desde su llegada a Vigo) con Michael Krohn-Dehli formando en el doble pivote junto a Jonathan Vila, ante la ausencia de Oubiña por sus problemas en un dedo del pie derecho. Posteriormente, probó también un 4-4-2 con Mario Bermejo y David Rodríguez en punta.

El Celta regresó en la mañana de ayer al trabajo en las instalaciones deportivas de A Madroa tras disfrutar el miércoles de una jornada de kárting en el circuito de Sanxenxo. El mal estado del césped de su campo de entrenamiento habitual obligó al primer equipo, una vez más, a ejercitarse en el que normalmente utiliza el filial. Lo que sucede en ese terreno de juego se divisa perfectamente desde la calle, por lo que, a pesar de que la sesión preparatoria estaba fijada a puerta cerrada, Luis Enrique no pudo ocultar sus cartas.

Tras el calentamiento previo habitual y varios ejercicios con balón, el técnico asturiano dispuso a sus jugadores en dos equipos. Uno de ellos formaba con el 4-3-3 que el Celta ha venido utilizando esta temporada con Sergio en la portería; Mallo, Cabral, Aurtenetxe (como central zurdo) y Jonny en defensa; Fontás, de pivote, Madinda y Álex López en el centro del campo; y Santi Mina (sustituido más tarde por David Rodríguez), Mario Bermejo y Nolito en ataque.

Más sorprendente resultó el otro once. No por los nombres, pero sí por su disposición. Así, Yoel se situó entre palos; Bellvís (como lateral derecho), Samuel, David Costas y Toni Rodríguez en la retaguardia; Krohn-Dehli y Jonathan Vila en el doble pivote; Augusto Fernández, Rafinha (de mediapunta) y Orellana en la línea de tres cuartos; y el brasileño Charles Dias como delantero centro.

La prueba resulta especialmente llamativa porque se produce días después de que Krohn-Dehli debutase como pivote defensivo en el partido de Copa del Rey contra el Athletic. Fontás causó baja por una lesión muscular de la que ya se ha recuperado y Luis Enrique decidió reservar a Borja Oubiña, que arrastraba molestias en el cuarto dedo de su pie derecho de las que ahora se ha resentido. Ausentes los dos futbolistas que hasta la fecha habían actuado como pivotes defensivos –el capitán por norma y el catalán en los tres encuentros que se había perdido el vigués–, el preparador gijonés apostó por una solución novedosa. Pese a las dudas que el propio Krohn-Dehli había mostrado en días previos, lo cierto es que el internacional danés rindió a un buen nivel en el partido contra el Athletic, lo que podría invitar a Luis Enrique a pensar en él como solución en una posición más retrasada de las que para él son habituales, ya que desde su llegada a Vigo la pasada temporada únicamente había actuado como interior o extremo.

Lo que no hizo el técnico del Celta fue dar pistas sobre el once que alineará el lunes en Valladolid, ya que mezcló titulares con suplentes habituales. Cabe destacar, no obstante, que Santi Mina entrenó como extremo y que Jonny (diestro) lo hizo como lateral izquierdo y Bellvís (zurdo) por la derecha, lo que refuerza el rol del vigués como alternativa a la titularidad en la banda izquierda.


Prueba con el 4-4-2

Posteriormente, Luis Enrique movió sus piezas y entrenó con otro esquema diferente, un 4-4-2 en el que Mario Bermejo y David Rodríguez compartían ataque. Por detrás, Hugo Mallo, Cabral, Aurtenetxe (de nuevo como central) y Jonny actuaban en defensa; Álex López y Madinda compartían la manija del equipo en el centro del campo y Santi Mina y Nolito ocupaban las dos bandas.

Enfrente, el entrenador asturiano dispuso de nuevo un 4-3-3 con Bellvís, Costas, Vila y Toni en la zaga; Fontás como doble pivote; Augusto y Krohn-Dehli como interiores; y Rafinha, Charles y Orellana como tridente ofensivo.

No es, ni mucho menos, la primera vez que Luis Enrique trabaja con diferentes esquemas. No en vano, a lo largo del verano entrenó con especial énfasis un dibujo con cinco defensas (5-4-1) sin balón que se transformaba en un 3-4-3 con balón merced al largo recorrido de los dos carrileros. Ése fue el sistema empleado en varios de los amistosos estivales, aunque desde que comenzó la competición oficial el gijonés se ha decantado por ese 4-3-3 tan habitual en los entrenadores que han mamado la filosofía del Barcelona a lo largo de las últimas décadas.

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