Hay varios motivos por los que el Leganés ha endurecido su postura respecto a Juan Cruz. El traspaso de Diomandé, que se marcha por 20 millones de euros al RB Leipzig. Una venta extraordinaria por un jugador con un valor de mercado bastante bajo, lo que deja al conjunto pepinero lejos de urgencias económicas.
Pero además, hay que tener muy en cuenta que el acuerdo firmado el verano pasado con el Betis para el traspaso del jugador incluía un 40% de la plusvalía de un traspaso futuro, y eso provocaría que una venta de 6 millones de euros, reportase una cantidad bastante inferior al club madrileño, por lo que intentará obtener el mayor rédito posible de la salida de un jugador que sería clave para lograr el ascenso de categoría.
En esta operación será fundamental el papel del jugador y la presión que pueda ejercer para salir del equipo. Cuenta con el interés de dos equipos que disputarán competiciones europeas, como Rayo Vallecano y Celta, lo que supondría un impulso para su carrera, pero también tiene una deuda moral con el Leganés, que le ha dado la oportunidad de convertirse en un jugador importante en Primera División.
El jugador cuenta para Claudio Giráldez, que habló muy bien de él el pasado martes tras el partido ante el Famalicao, y el Celta está intentando colmar las exigencias de su entrenador, pero no le está resultando fácil. Entiende que 10 millones no es el valor real de Juan Cruz, y hace bien, pero el Leganés está en todo su derecho de exigir la cláusula de rescisión, aún asumiendo el riesgo de que una mala temporada del argentino en la categoría de plata bajaría notablemente su caché.
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