Con el objetivo de cuidar hasta el más mínimo detalle en todas las parcelas posibles, el primer equipo del Celta cuenta esta temporada con los servicios del nutricionista Federico Mallo, que la pasada campaña ya realizó una labor similar en las categorías inferiores del club vigués.
¿Cómo están aceptando los jugadores esta nueva labor?
De forma excelente. Cuando uno llega a un sitio nuevo siempre tiene alguna reserva sobre cómo lo van a recibir. Pero no ha habido ningún problema, todo lo contrario. Están muy dispuestos, muy abiertos, había gente que en otros equipos ya había tenido esta figura en el staff y lo ven muy normal y con los que no estaban tan acostumbrados, tampoco ha supuesto el más mínimo problema.
Cada vez los futbolistas están más pendientes de ese cuidado físico necesario.
Sin duda. El nivel de exigencia es muy alto y los jugadores saben que para llegar al máximo tienen que ser muy profesionales. Y uno de los aspectos que tienen que cuidar es el funcionamiento biológico de su cuerpo. Y ahí es donde entran los temas de mi competencia: la nutrición, la hidratación, el descanso. Y todo esto hacerlo de una manera coherente a lo largo de las horas del día.
¿Se trata de un trabajo muy individualizado?
Se procura, pero resultaría una tarea ingente y no es tan fácil. Para tanta gente, sería una tarea inasumible. Tampoco se pretende eso. Cada uno sabe cómo llevar sus aspectos y no se requiere ese control tan intenso. Sí reclaman de forma continua recomendaciones, hacen preguntas. Teniendo en cuenta su propia condición biológica, antropométrica, sus constantes vitales, etc… siempre vas dando indicaciones, pero por grupos.
¿Cómo es su trabajo con el primer equipo?
Durante pretemporada fue diario y ahora es cotidiano. Además, hago otras tareas y no sólo estoy con el primer equipo. Puedo estar por A Madroa con el B, con el juvenil… Un día me toca dar una charla a los infantiles, por ejemplo. Pero como estoy por aquí, antes de empezarla pasa un profesional del primer equipo y me pregunta. Es bastante dinámico.
¿Se puede encuadrar su trabajo dentro de la medicina preventiva?
Más que enfocado al tema de prevenir lesiones, está enfocado a un conjunto de cosas, que incluye ésta. Parte de una base más cotidiana: si el organismo es sano y tiene todo lo que necesita, mi rendimiento durante el proceso de entrenamiento es mejor y el riesgo de padecer lesiones es menor. No es que vaya directamente enfocado a prevenirlas. Son un conjunto de temas que previenen pero que también mejoran el rendimiento, el bienestar del sujeto, su capacidad de adaptación a cambios… Por ejemplo, los cambios de horario que hemos tenido hasta ahora han sido muy acusados. Debemos de ser el equipo de Primera con horarios más extremos. No me estoy quejando, pero es una circunstancia a la que hay que adaptarse y eso nos permite que el rendimiento sea mejor.
¿El deporte profesional es demasiado exigente como para ser saludable?
El deporte de altísima competición siempre tiene un riesgo añadido, es evidente. Es más difícil lesionarse un menisco caminando por la calle que jugando al fútbol. Cada deporte tiene sus riesgos específicos. En el caso del fútbol, el tren inferior, la espalda, lesiones musculares… Pero en el caso del fútbol, el riesgo asociado general no es muy diferente al de la población general. Si uno hace un estudio de futbolistas con 70 u 80 años, probablemente haya más cojeras. Pero riesgo de salud general en el caso del fútbol no existe. En otros deportes pues sí: deportes de mucha resistencia física, de mucha intensidad, de esfuerzos de larga duración: En el ciclismo, en el fondo atlético...
Uno de los pilares de su tarea es el de la nutrición. ¿Se pueden dar unas reglas básicas para un futbolista profesional?
Un futbolista, primero, es un sujeto, un individuo, un organismo biológico. Para que pueda rendir tiene que estar en buen estado y, por lo tanto, lo que le recomendamos a priori no va a ser muy distinto de lo que requiere la población general. La base principal de la alimentación va a ser la misma. A partir de ahí, tiene sus particularidades, sobre todo en cuanto a nivel de ejercicio, de exigencia y de cambios horarios de la actividad. ¿En qué actuamos? Primero, en las cantidades, para ajustar en base a la energía empleada en el ejercicio y en el tipo de alimento. Y después, ajustar esto a los horarios: si yo tengo que jugar un partido tengo que comer la energía requerida y otra serie de alimentos que me permitan llegar en buen estado, es decir, que no llegue muy cargado y que llegue bien hidratado. Y también, hay algunos alimentos recuperadores que nos ayudan a veces, como proteínas de alta calidad. Son una serie de reglas no muy complicadas. Y luego, cada uno tiene que adaptarlas a sus propias condiciones.
¿El ajuste a los diferentes horarios de los partidos es complicado?
Tener un horario como el de las once de la noche es un problema. Porque encima estábamos empezando con toda la estrategia alimentaria. Afortunadamente, fue un buen partido. Hicimos una serie de cambios a los que no estaban acostumbrados en el club y yo pensaba: como hoy nos salga mal, ya hay un dedo acusador… Afortunadamente, no pasó nada. Si juegas a las once, hay que hacer una merienda-cena especial... A algún jugador hubo que explicárselo con detalle porque no estaba acostumbrado. Fueron muy disciplinados y el 99% lo hizo muy bien. Salió perfecto y luego, de hecho, reconocían que en parte les había ayudado.
En el tema del descanso, está llamando la atención la planificación de los días de asueto. ¿Es, en parte, cuestión suya?
El cuerpo técnico, con Luis Enrique a la cabeza, es muy sensible a estos temas. Me consta que fue un deportista de élite y sigue siéndolo. Si te encuentras un técnico abierto a este tipo de cosas, todo es mucho más fácil. En el tema de los descansos, ya el cuerpo técnico tiene su planificación hecha, lo consultamos y cuando es oportuno, hago recomendaciones. El entendimiento es absoluto.
En el descanso semanal, hay quien trabaja al día siguiente del partido y quien no. Luis Enrique ha explicado que prefiere no hacerlo porque la ganancia psicológica de no hacerlo compensa la ganancia física de sí hacerlo. ¿Lo comparte?
Estoy bastante de acuerdo. El deportista es cuerpo y mente, y en el fútbol esta última tiene un papel central. El jugador necesita desconectar después de un partido.
Santi Alonso / Atlántico Diario
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