En busca de lo superlativo


Foto: Óscar Vázquez


Se acabaron los juegos. Y que no se me entienda mal, pues no dudo de la dificultad que ha tenido el Celta al afrontar sus encuentros anteriores. Sin embargo, en un reducido plazo de tres semanas los vigueses se jugarán las habichuelas ante tres auténticos miuras: Elche, Almería y Valladolid. Soy de los que piensa que esta serie de encuentros no será definitiva, pero sí que marcará el devenir del equipo de cara al futuro. Me explico: de lo que ocurra de aquí al próximo 3 de marzo, cuando los vigueses finalicen el choque ante el Valladolid, dependerá la confianza que un servidor mantenga en este equipo de cara a poder pelear por el ascenso directo. Siempre pensé que el play-off era un objetivo factible, pero me mostré reticente en relación a las posibilidades de esta plantilla para subir por la vía rápida. Ahora, con un equipo más equilibrado tanto en ataque como en defensa, las cosas han cambiado. Sin embargo, tengo la sensación de que hace falta algo más, un pequeño salto de calidad todavía, una vuelta de tuerca más con la que conseguir ser superlativos.
   
Sin duda, esa vuelta de tuerca de la que hablamos han de ser los choques directos. Nadie puede negar que ese ha sido el gran lastre del Celta en lo que llevamos de temporada. Los números no mienten: los vigueses han obtenido 46 puntos, de los cuales 44 han sido contra rivales que hoy por hoy ocupan del séptimo lugar hacia abajo, y sólo dos (Valladolid y Córdoba),  ante los principales candidatos al ascenso. Es más, los de Paco Herrera no han ganado ni un solo encuentro ante los conjuntos que ocupan de la novena posición en adelante. Por el contrario, de los doce restantes, tan sólo la U.D. Las Palmas y el Xerez han sido capaces de arañarle algún punto a los célticos.
   
Bien es cierto que, considerando como candidatos al ascenso a los siete primeros clasificados (Deportivo, Valladolid, Almería, Elche, Hércules y Córdoba), ganar a estos equipos no valdría de nada si se pincha ante los demás rivales. Ante estos conjuntos, los celestes ponen en disputa 36 puntos a lo largo de la temporada, mientras que frente al resto se juegan 90. Sin discusión, un equipo podría permitirse perder todo frente a sus más acérrimos adversarios si es capaz de vencer todo lo demás.
   
Pero no es menos cierto que los grandes triunfos se consiguen ante los grandes adversarios, que los éxitos más brillantes se logran doblegando al enemigo más poderoso. El Celta ha estado impecable ante los conjuntos de la zona media-baja de la tabla, obteniendo 44 puntos de los 54 en juego (81’48%). Esto le ha permitido ser ahora mismo segundo, pero, visto lo igualado de la competición, da la sensación de que este ritmo quizás no sea suficiente para ascender. Hace falta dar un plus más.
   
A partir de este domingo, los de Paco Herrera tienen una oportunidad de oro para empezar a ofrecer ese salto de calidad que se le reclama. Haciendo un buen papel ante tres de los aspirantes no sólo dará un golpe en lo que a efectos clasificatorios se refiere, sino que elevará su credibilidad hacia niveles muy altos. De defraudar, el tren de Primera no se habrá escapado, pero quizás sería momento para pensar en que el play-off puede ser nuestra tabla de salvación. En mi opinión, para estar entre los dos primeros es imprescindible sumar en las canchas menos glamurosas, pero es el vencer en las grandes citas lo que te catapulta al éxito. En una competición tan igualada, los elegidos no son los que tienen un sobresaliente, sino los que consiguen la matrícula de honor.

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