Celta, Deportivo y un ascenso común


Foto: Blanco / La Voz de Galicia 
Dépor y Celta atraviesan su mejor momento de la temporada. El conjunto de José Luis Oltra comanda la clasificación de Segunda, fruto de una gran racha de nueve victorias consecutivas. Por su parte, el Celta de Paco Herrera es el segundo clasificado, a cinco puntos de sus vecinos de A Coruña. De este modo, en caso de defender sus posiciones hasta el final de la competición, los dos equipos gallegos lograrían, de la mano, el retorno a la categoría de oro del fútbol español. De ser así, no sería la primera ocasión en la que ambos ascenderían al mismo tiempo.

En la temporada 80-81, el Celta y el Deportivo consiguieron ascender juntos. Han pasado 30 años, y el salto de categoría fue un peldaño más modesto: de Segunda B a Segunda; pero muchos aficionados gallegos aún recuerdan aquella temporada en la que celebraron juntos el ascenso.

Milorad Pavic revolucionó Vigo con su fútbol físico y ofensivo

Por entonces, la Segunda B se dividía en dos grupos (con los equipos distribuidos siguiendo un criterio geográfico) en los que los dos primeros clasificados de cada uno obtenían el ascenso directo. El Celta y el Deportivo dominaron el grupo I con contundencia y llegaron a las últimas jornadas con el ascenso en el bolsillo. Los vigueses, a las órdenes de Milorad Pavic, un yugoslavo que revolucionó la ciudad con un fútbol físico y ofensivo, y que guiaría a la temporada siguiente al equipo a Primera, concluyeron en cabeza con 58 puntos (las victorias se premiaban con dos) y 76 goles a favor. En segunda posición concluyó el Deportivo de Pepe Martínez, a solo dos puntos de los celestes y con 70 goles.

Pero aquella temporada no todo fueron buenas noticias para el fútbol gallego. Otro histórico, el Pontevedra, no logró evitar los puestos de descenso. La SD Compostela y el Racing de Ferrol fueron los otros equipos de la comunidad que integraron aquel grupo primero de la Segunda División B. Santiagueses y ferrolanos concluyeron en la zona templada de la tabla.

El tercer clasificado, el equipo que se quedó a las puertas del ascenso, fue el Bilbao Athletic con un jovencísimo Javier Clemente en el banquillo. El de Baracaldo, retirado de los terrenos de juego a los 20 años debido a las secuelas de su famosa lesión contra el Sabadell, y tras un paso fugaz como empleado de una tienda de deportes, se reconvirtió en entrenador. De hecho, su gran labor al frente del filial rojiblanco, en el que logró enderezar el rumbo del equipo en apenas unas jornadas, propició su ascenso profesional al primer equipo, con el que lograría dos campeonatos.

Fran Balado / La Voz de Galicia

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