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| Foto: LFP |
Quinta derrota consecutiva de un Celta que no levanta cabeza y enfila una cuesta abajo sin frenos que le puede llevar a perder la categoría. Hoy se repitió el guión de los últimos encuentros, con un Celta que solo dura media hora y al que le remontan partidos con una enorme facilidad. Hoy dio vida al Real Valladolid, rival directo por la permanencia, y que ya se aleja a cuatro puntos de los célticos más el goal average.
Miguel Cardoso apostó por el mismo equipo que jugó ante el Valencia, con la novedad del debut de Wesley Hoedt, último fichaje del club, en lugar de Facundo Roncaglia. Empezó mejor el Celta, dominando el juego y acercándose a la meta rival. Al cuarto de hora, un error en la salida del equipo pucelano es aprovechado por Sisto para batir a Masip, con cierta fortuna, ya que el balón impacta en un rival y adquiere una parábola imposible para el meta vallisoletano.
Pero el Celta volvió a desaprovechar la ventaja. Se echó atrás y el equipo pucelano se hizo con el dominio del juego. Las ocasiones empezaron a caer del lado local, mientras Rubén Blanco achicaba agua como podía. El partido llegó al descanso con ventaja celeste, pero las sensaciones ya entonces no eran buenas.
Tras la reanudación el partido mantuvo la tónica del final de la primera parte. Rubén Blanco se convirtió en salvador a un disparo de Óscar Plano, pero cinco minutos, el propio Plano no perdonaría para poner el empate, que hacía justicia a lo que se veía sobre el terreno de juego.
Tras el empate Miguel Cardoso reforzó el centro del campo con la entrada de Fran Beltrán en lugar de un Sisto que apenas había hecho nada más allá de gol. La idea del técnico luso era buena, pero el Valladolid ya estaba lanzado y decidido a llevarse la victoria. Aún así, los vigueses casi marcan el segundo tras un centro de Hugo Mallo que Maxi Gómez remató fuera por centímetros.
Fue un oasis en medio del desierto en el que vive el Celta, que vio como a los 69 minutos se adelantaba el Valladolid con gol de Keko Gontán. Y una vez más, como sucedió en encuentros anteriores, el Celta fue incapaz de responder en una situación adversa. Los últimos minutos fueron un quiero y no puedo por parte del Celta, que apenas creó ocasiones, más allá de un balón suelto en el área que no aprovechó Jozabed.
Por si las desgracias eran pocas, a escasos minutos para el final del partido sería expulsado el debutante Hoedt por un manotazo a un rival. Unos minutos antes, en una jugada exactamente igual de Sergi Guardiola sobre Hugo Mallo el colegido no estimó conveniente mostrar cartulina. Los últimos minutos también sirvieron para asistir al debut de Emmanuel Apeh con el primer equipo.
El Celta queda pendiente de lo que haga el Rayo Vallecano para evitar caer a puestos de descenso, justo antes de recibir a un Sevilla que viene de golear al Girona. Y sin Aspas.
