Un arbitraje de otra categoría


El duelo que disputaron este mediodía Celta y Mallorca ponía en juego las opciones de permanencia de ambos equipos. Después de completar prácticamente la primera vuelta del campeonato, los dos equipos están en la zona baja, y parece que ese será su destino hasta el final de la presente temporada. 

Tal vez por eso, por el aroma a Segunda División que tenía el partido, decidieron enviar a un colegiado como De Burgos Bengoetxea, que quizás en otros partidos ha demostrado tener talento para estar en la máxima categoría, pero hoy se ha quedado muy lejos de ello. Él, sus asistentes y el VAR, que ha vivido una mañana para olvidar. 

Tiene mucha razón el Celta para quejarse de lo sucedido en el terreno de juego. El VAR intervino en la primera mitad para señalar un penalti cometido por Aidoo, que seguramente lo era, pero mucho menos claro que otras acciones que no fueron sancionadas en este mismo partido. 

La más clamorosa fue la violentísima entrada de Raillo sobre Brais Méndez. La acción pudo tener consecuencias dramáticas para el canterano celeste, y contrariamente a la lógica no fue castigado con una tarjeta roja. La acción recuerda mucho a la de Fran Beltrán ante el Granada, con la diferencia de que en esa acción, además de ser falta del rival, el centrocampista celeste encoge la pierna a última hora. Raillo no, más bien al contrario, se recrea en la acción y clava los tacos en el pubis de Brais Méndez. El colegiado y el VAR miraron para otro lado. 

Unos minutos después Manuel Reina cometió un penalti bastante claro sobre Lobotka. El eslovaco se anticipa y consigue pasar el balón unos segundos antes de que el guardameta bermellón lo derribe con los tacos por delante. Debía ser penalti, y por la forma de entrar incluso podría ser expulsión. El colegiado no lo vio, y el VAR tampoco, seguramente porque la jugada continuó y a los chicos de la sala VOR les gusta ver fútbol, y solo revisan jugadas cuando el juego está parado. No es un chascarrillo. Actúan así. 

Hay otras acciones que también perjudicaron al Celta. Cucho Hernández debió ser expulsado. Vio una amarilla y le perdonaron la segunda por una fea entrada a Rafinha. El ariete mallorquinista traba al jugador céltico con una pierna, y con la otra lo remata. Eso por no entrar en la comparación de los penaltis pitados. A Aidoo le costó una amarilla, pero el Cucho salió indemne de su penalti sobre Olaza. 

También en la primera mitad hay otra acción en la que un rival se anticipa a Brais Méndez, que llega tarde, y el jugador del Mallorca le clava los tacos en el muslo. Esa acción es exactamente igual a la que le costó la roja a Beltrán ante el Granada. 

Es evidente que el Celta no está en descenso por culpa de los árbitros, y aún con la desastrosa actuación del trencilla debió ganar el partido, pero es inconcebible un arbitraje similar con la tecnología actual. Es para que lo revise el VAR. 

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