Lo único positivo de una noche para olvidar


Foto: LFP
No fue la del sábado una noche rica en grandes noticias. El Celta volvió a caer derrotado lejos de Balaídos, y lo hizo con estrépito ante un Real Madrid a medio gas que se prepara para la final de la Champions que disputará dentro de unos días en Kiev. Era una ocasión pintiparada para dar la sorpresa en el estadio capitalino, pero lejos de eso el Celta volvió a hacer el ridículo encajando una goleada de bulto. 

Ninguno de los 14 futbolistas empleados por Unzué rindió a gran nivel, y pocos detalles positivos se pueden rescatar, pero al menos la noche madrileña nos dejó una buena noticia: El regreso de Iago Aspas. No se le vio mucho al moañés, que entró al campo con el partido totalmente roto y con el Celta rezando para que la cuenta no se ampliase, pero solo verlo de nuevo en un terreno de juego es una buena noticia. 

Su ausencia, incluso siendo corta, se ha hecho eterna para un Celta que depende en exceso de su talento. No es que con él no se pierdan partidos, que se han perdido, y muchos, pero sin él da la sensación de que es imposible ganar o plantar cara a ningún adversario. Ayer, la delantera celeste era un desierto, solo con Maxi Gómez intentándolo en una infructuosa lucha en solitario. 

Queda una jornada por delante para disfrutar al moañés, y empezar a suplicar a quien proceda para que en el primer partido del próximo mes de septiembre podamos contar con él. 

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