Bota de Madera 2012-13 | Danijel Pranjic


Aprovechando el parón por los partidos de selecciones vamos a aprovechar para recordar a los peores jugadores de las últimas temporadas, teniendo en cuenta vuestras puntuaciones tras cada partido. Normalmente solemos recordar a los mejores, pero los peores también tienen derecho al recuerdo en estos premios que llamaremos Bota de Madera. 

Bota de Madera 2012-13: Danijel Pranjic 

Fichado a mitad de temporada, el croata llegó a Vigo con un importante pasado después de militar durante varios años en el Bayern de Munich, y posteriormente en el Sporting de Portugal, desde donde recaló en un Celta que peleaba por la permanencia en su primer año en la máxima categoría. Pranjic jugó 10 partidos, pero acabó decepcionando, y fue el peor valorado por nuestros lectores, por delante de Park y Bellvís. 

En su debut frente a la Real Sociedad dejó destellos para el optimismo, pero en su primer partido como titular naufragó por culpa, en gran parte, de Paco Herrera, que le colocó en el extremo derecho, donde estuvo perdido. Después de varios partidos con poca presencia en el equipo, Pranjic tuvo una buena actuación contra el Real Madrid en Balaídos. La baja forma de Krohn-Dehli y las lesiones de Álex López y Natxo Insa le abrieron la puerta de la titularidad con Abel Resino en Riazor. Esa fatídica noche, demostró que no podía jugar de mediocentro.

Tras dos partidos discretos frente a Barcelona y Rayo, regresó al banquillo para no volver nunca. Viendo que gozaba de poco protagonismo, Pranjic se dejó ir y comenzó a bajar su ritmo en los entrenamientos y a dejarse ver por la noche viguesa durante la semana con algún compañero. Pensaba el ex del Bayern, que un jugador de su nivel no podía ser suplente en un equipo que peleaba por la permanencia. Pranjic quedó sentenciado en el Benito Villamarín, cuando hizo oídos sordos a las indicaciones de Abel Resino antes de salir al campo. Saltó al terreno de juego para no crear un cisma delante de las cámaras. En las últimas tres semanas de competición, su presencia por A Madroa fue testimonial. Se marchó de ese modo un futbolista sobrado de calidad pero carente de compromiso en su etapa viguesa. 

Tras su periplo en Vigo regresó al Sporting. El conjunto lisboeta, que no contaba con él, lo envió a entrenar con el filial, y tras varias semanas de negociaciones llegó a un acuerdo de rescisión de su contrato con el club luso y firmó tres año con el Panathinaikos griego.  

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