Lo que Munuera Montero no vio


Foto: EFE
Pocas veces una acción tan clara recibe la indiferencia del colegiado. En muchas ocasiones hablamos del error como algo inherente a la condición humana de los árbitros, y aunque semana a semana se repiten errores, unas veces a favor, y la mayor parte en contra, hay ciertos fallos que trascienden a los previsible, lo lógico y lo normal. 

Podemos entender que el asistente de Munuera Montero viese a Iago Aspas en fuera de juego en el partido inaugural de la liga ante el Leganés, y que en la segunda mitad no viese en la misma área que el jugador del equipo madrileño podría estar en posición ilegal antes de marcar el gol de la victoria. Uno llega a aceptar que la agudeza visual mostrada antes no la tiene después como parte del juego. 

Pero lo de esta tarde está por encima de eso. No ver penalti en la acción en la que Riesgo atropella literalmente a Bongonda es imposible, especialmente si hablamos de un colegiado de la máxima categoría. La única explicación posible es que Bongonda para evitar que el meta rival le partiese las piernas, saltase para intentar esquivar al tren de mercancías que se le echaba encima. 

Cuando vimos la acción todos esperábamos confiados que enfilase el punto de penalti. Todo lo contrario. La acción envalentonó al colegiado, que a partir de ese momento comenzó un show de impredecibles consecuencias. El Celta acabó el partido con dos expulsados, que no podrán disputar el próximo partido, además de ver innumerables tarjetas que acabarán lastrando al equipo antes de tiempo cuando esos jugadores acumulen cinco amarillas. 

Al margen de todo esto, logró que apenas se jugase al fútbol en los últimos minutos al entrar los jugadores del Celta en su absurdo juego de pistolero despechado. El Celta pudo hacer mejor las cosas en este partido y ante el Leganés, pero la influencia de este colegiado debutante es innegable. 

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