Pino es uno de los mejores jugadores que ha criado el Celta en los últimos años, y en Lugo deberían celebrarlo si ha asentado la cabeza. El último año no habrá sido fácil para Yelko. Descartado por el Swindon Town, que lo tuvo entrenando durante unos meses y cuando podría haberle hecho ficha decidió no hacerlo, y sin jugar en el filial del Queens Park Rangers el resto del curso. Ha sido una cura de humildad importante para alguien que la necesitaba.
En casa Celta decidieron que no tenía solución, y rescindieron su contrato sin una segunda oportunidad. Esperemos que nadie se arrepienta, porque el fracaso de Yelko no lo es solo del futbolista y de ese famoso entorno que torpedea su carrera, sino también de quien no ha sabido gestionarlo y encauzarlo para que fuese rentable al club.
Lugo es, sin duda, un destino ideal para alguien que quiere crecer en el fútbol. Casi todos los que han pasado por allí en los últimos tiempos han salido reforzados. Pero tendrá que trabajar, y muy duro, para hacerse un hueco en el equipo. No tiene experiencia en la categoría de plata, poca en la de bronce, y apenas se ha enfrentado a hombres tan hechos como los que se encontrará este año en Segunda División.
Si pone empeño, cabeza e ilusión, lleva un futbolista dentro y saldrá. Si empieza a pensar por él mismo, dejar de adulaciones artificiosas y se da cuenta de que no es nadie en el mundo del fútbol, y que tendrá que hacerse un nombre, posiblemente llegue a ser un jugador importante. Si mantiene la actitud que ha tenido en el Celta, no tardaremos en verlo en la liga de veteranos.
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