![]() |
Foto: Miguel Riopa // Getty Images |
La jugada no tiene desperdicio, y comienza tras una pérdida de balón de Fabián Orellana. El propio jugador chileno recupera el balón de inmediato y lo cede a Hugo Mallo, en la línea medular de la banda derecha. El capitán cede a Cabral, este avanza hacia Marcelo Díaz, que opta por dar el balón al “Tucu”, que a su vez lo cede a Sergi Gómez para iniciar nuevamente la jugada.
En ese momento, ya han tocado el balón seis jugadores distintos, y falta la conexión con la delantera. La jugada se reactiva al recibir el balón Cabral, que insiste con Marcelo Díaz y este mira hacia delante. Pase a Wass, el danés abre a banda para que Orellana ponga un centro que acaba en una asistencia de gol de Nolito a Aspas, estos dos últimos al primer toque.
Golazo del Celta que lejos de una posesión horizontal, buscó la verticalidad marcando un gol en el que participaron 9 jugadores. Los únicos que no tocaron el balón fueron Planas y Rubén Blanco. Un gol que define un estilo, una forma inconfundible de llegar a la portería contraria. Ese es el Celta de Berizzo, la idea de un club que busca la excelencia. No solo vale ganar, cuenta la estética, y el Celta sabe proteger este deporte.
0 comments:
Publicar un comentario