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| Foto: Vigoe |
Eduardo Berizzo celebró ayer la noticia del arreglo del césped de Balaídos, que costeará el Celta, y que ha necesitado de la colaboración del Concello, propietario del estadio. El técnico argentino se ha quejado amargamente durante toda la temporada del pésimo estado del césped, que no estaba ayudando en absoluto a un equipo que prioriza el toque y la combinación por encima de cualquier otro aspecto.
Así pues es lógico que se haya mostrado muy satisfecho: “Es una muy buena noticia, ojalá el piso quede bien y los jugadores puedan desarrollar su juego con más naturalidad”, explicaba ayer en la sala de prensa de A Madroa tras el último entrenamiento del equipo antes de partir hacia Madrid pare medirse al Rayo Vallecano.
El césped, ya maltrecho durante toda la temporada, empeoró durante los últimos diez días en los que se disputaron cuatro partidos. Dos de Liga (Atlético y Levante) y otros dos de Copa ante Cádiz y el propio Atlético. Eso unido a las lluvias, especialmente en el primer partido, convirtieron el césped de Balaídos en un difunto que solo necesitaba la confirmación de la fecha y la hora de su muerte.
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