Top 10 Brasileños del Celta: (2) Baltazar


A lo largo de la historia del Celta han jugado futbolistas de diferentes nacionalidades, pero ninguna se ha repetido tanto como la brasileña. Casi 40 jugadores nacidos en el país más grande de suramérica han militado en el Celta, y de todos ellos hemos querido destacar a los 10 mejores, a nuestro juicio, a los que recordaremos en las próximas entradas de moiceleste. Consulta la lista completa.

#2 Baltazar (1985-88) 108 partidos / 62 goles

Baltazar es uno de los mejores goleadores de la historia del Celta, algo que no admite ningún tipo de discusión. El ariete brasileño fue clave en el ascenso del Celta en 1987, y también en la permanencia del año siguiente. Como muchos otros, su salida no fue la mejor posible, pero sus goles le convierten en inolvidable ídolo de una generación, y merecido Top 2 en nuestro Ranking de jugadores brasileños en la historia del Celta. 

Se convirtió en el "rey" de Balaídos durante la temporada 1986-87, la que marcó un nuevo ascenso del Real Club Celta a la División de Honor bajo la batuta directora del británico Colin Addison.Se había presentado en Vigo y en España en 1985 con una envidiable tarjeta: Bota de Oro de Brasil con 51 goles, pero su primer año en el Celta no fue demasiado bueno, e incluso llegó a ser declarado transferible. Al año siguiente, si acreditó sus excepcionales cualidades como rematador, pese a que en junio, concluido el campeonato liguero, se quiso restar méritos y atribuyó el ascenso a la gran labor de equipo, de todos sus compañeros.

Baltazar fue el gran protagonista de la campaña 1986-87. Sus 34 goles, casi la mitad de los obtenidos por el conjunto (71), tuvieron decisiva influencia en el retorno del Celtiña a Primera. Su aceleración en las salidas para buscar zonas libres y su facilidad de remate con pies y cabeza le convirtieron en la pesadilla de todas las defensas rivales.

La mezcla de sobriedad británica (Colin Addison) con el fútbol a ritmo de samba (Baltazar) dio un resultado inmejorable y explosivo, para gozo y satisfacción de la afición celtista. Nadie, después, logró sacar del "atleta de Cristo", que así mismo se llamaba el carioca, un rendimiento tan alto como el ofrecido de la mano del técnico llegado de la rubia Albion.



Justo es destacar igualmente que al sonoro triunfo de Baltazar contribuyó en buena medida otro jugador del que la afición guarda un especial recuerdo: Lucas. Su cabeza de oro, pararrayos de los balones bombeados sobre el área, sirvió muchas veces para que el brasileño, con su olfato de gol y buena colocación, culminase con dianas las acciones ofensivas del equipo.

En esa misma temporada, un penalty del brasileño, anotado en Riazor, en la disputa de los Play-Offs de ascenso a Primera División, significaba el definitivo ascenso de nuestro equipo al lugar que le corresponde, la División de Honor, y al Deportivo mantenerse en el lugar que la historia casi siempre le ha deparado, la División de Plata. Después, lanzamientos de objetos y mucha impotencia por parte de la afición herculina.

El verano de 1988 fue traspasado al Atlético de Madrid. En su primera campaña, la temporada 1988/89, se convirtió en Pichichi de Primera División al anotar 35 goles, siendo también distinguido con la Bota de bronce como tercer máximo goleador europeo del año. Su buena actuación le llevó a ser convocado por la selección de Brasil, con la que ganó la Copa América 1989.

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