La nueva vida de Pablo Hernández


Foto: Adrián Irago
En el primer partido del Celta este verano pudimos ver un ligero retoque en el plan de Berizzo, al retrasar ligeramente la posición de Pablo Hernández, quien actuó prácticamente a la misma altura que Borja Fernández. Durante muchas fases del partido vimos al Tucu retrasando su posición para ser el elaborador de juego celeste, algo radicalmente distinto al pasado curso, cuando su pupilo en O’Higgins ejercía como enganche, mucho más adelantado. 

No sabemos si será una prueba o algo que se repetirá en el futuro, pero el propio futbolista habló de ello ayer, en declaraciones a Celta TV: “Tengo algunas cosas que mejorar, pero me siento cómodo en esa posición. Me da más libertad, entro más en contacto con el balón, y eso para mí es importante. Poco a poco iré adaptándome a esa nueva posición”, apuntó el internacional chileno. 

Sobre su figura pesa, y pesará siempre, el hecho de ser una recomendación personal de Eduardo Berizzo. Sentenciado para muchos, otros consideran que esta debe ser la temporada de su explosión definitiva. El año pasado no pudo realizar la pretemporada junto al resto de sus compañeros, y pudo haberlo pagado en el aspecto físico, y también en el mental, por la responsabilidad de ser un jugador por el que el Celta pagó más de un millón de euros. 

En “su año”, Berizzo le exigirá cosas diferentes, y tendrá que aportar desde el primer día. Ya no habrá tiempo de gracia, ni se le esperará. La afición le exige rendimiento desde el primer minuto, y tal vez la responsabilidad sea aún mayor que la del año pasado. Eso teniendo en cuenta, además, que la exigencia en el centro del campo es igual o mayor que el pasado curso, y que por detrás vienen muchos jóvenes pujando muy fuerte. La nueva vida de Pablo Hernández será nueva, pero no muy tranquila me temo. 

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