Un héroe contra natura


Foto: LOF
En Catoira no son muy dados a excentricidades. Tampoco Sergio lo es, pero su ética de trabajo resuena en cada una de las esquinas de A Madroa. Su historia, su trayectoria, debería ser conocida por todos los niños de la cantera. Su capacidad de recuperarse de todos y cada uno de los golpes que ha recibido, y nunca rendirse, sino mirar adelante y seguir, con paso firme, en busca de un sueño que al final el fútbol le ha permitido vivir. Mejor dicho, que se ha ganado vivir. 

Sergio se ha pasado gran parte de sus años en el Celta a la sombra de Yoel, como ese actor secundario al que algún día habría que darle la oportunidad. Coincidió con su rival, y amigo, en el filial y posteriormente en el primer equipo. Yoel siempre fue el candidato del club, el elegido para defender la portería céltica durante muchos años. Sergio era el complemente, el que nunca se quejaba y trabajaba en la sombra. El disciplinado ante el talentoso. 

Salió cedido a Ferrol un año, justo cuando su futuro en Vigo parecía resquebrajarse. Seguramente ayudó la economía de guerra a la que se sometió el club tras el proceso concursal, pero por fin encontró una oportunidad en el primer equipo, formando parte de la plantilla por derecho propio. Sin contar con la confianza mayoritaria, cumplía siempre que salía a jugar. Lo hizo cuando Yoel se lesionó en la temporada del ascenso, arrebatándole finalmente el puesto en el once inicial. 

Lo hizo nuevamente al año siguiente cuando fue Javi Varas el que faltó, o cuando el pasado curso ya el Celta no se jugaba nada. Siempre cumplía, y lo hacía con creces, pero parecía que nadie acababa de confiar en él. No es Sergio el héroe que imaginaría Marvel, ni tan siquiera el héroe balompédico según la definición popular. De forma incomprensible, su nombre siempre se asociaba al meta suplente y trabajador que necesita todo equipo, pero si se hablaba de la titularidad, ya era otra cosa. 

Por delante tuvo a Yoel, y por detrás a Rubén Blanco. Apuestas ambas del club, que nunca confió en él más allá de renovaciones por uno o dos años. Lejos están sus ampliaciones contractuales de las ofrecidas a otros jugadores. Donde había lustros, para Sergio había años. La sensación de eventualidad ha acompañado a Sergio desde que puso un pie en A Madroa. Y así sigue, con un contrato recién renovado hasta junio de 2016. Un año más. 

Cualquiera se desmoralizaría, pero Sergio está curtido. Recibió golpes en el pasado, muy recientes, partidos importantes, de esos que uno sueña jugar y que de repente se ven desde el banquillo. El derby de 2012, el partido por la permanencia en 2013... momentos puntuales en los que Sergio volvía a ser el actor secundario que parecía destinado a ser. Pero algo cambió. La marcha de Yoel le abrió el camino a la titularidad y se está agarrando a ella con uñas o dientes. Demostrando que todo es posible, que no hay metas inalcanzables si se trabajaba para atravesarlas antes que nadie. 

Vicente Calderón, San Mamés, Camp Nou. Son nombres que resuenan en el imaginario colectivo de la afición. Nombres que no olvidará Sergio, como no olvidarán su nombre los que presenciaron sus gestas en tan magnos escenarios. Prueba superada, para todos menos para Sergio, que seguirá trabajando para mejorar. Lo que ha hecho desde que llegó a ser profesional. Nunca se detuvo, ni lo hará, empeñado en hacerse cada día más grande. 

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