El embrujo de San Mamés


El Celta vuelve el sábado al estadio que inauguró, como rival del Athletic, la pasada temporada. El nuevo San Mamés, paradigma de modernidad que sin embargo guarda el embrujo del viejo San Mamés, derruído ya centenario en 2013. Es una plaza especial y bien conocida por Patxi Salinas. Este bilbaíno de nacimiento y vigués de adopción se formó en Lezama y defendió durante diez temporadas (1982-1992) la camiseta del primer equipo del Athletic y la del Celta en las seis siguientes (1992-1998). Disfrutó San Mamés como local –"es increíble, la afición te lleva en volandas"– y lo sufrió como visitante –"es un campo muy jodido"–, por lo que augura un encuentro complicado para los celestes aunque lleguen en mejor momento.

"El Athletic es un club diferente, con una historia diferente desde hace años, y San Mamés siempre ha sido un campo especial. No dicho por mí, sino por grandes jugadores", explica Patxi, que debutó en el primer equipo del Athletic el 10 de noviembre de 1982, de la mano de Javier Clemente, una semana antes de cumplir los 19 años. Después de aquel partido contra el Salamanca en el Helmántico que ganaron los vascos 0-1 con gol de Argote, el menor de los Salinas tuvo que esperar más de tres meses para estrenarse en San Mamés con una goleada sobre el Sporting (3-0) del mítico Vujadin Boskov, fallecido este mismo año. "Es un campo que empuja muchísimo, que aprieta y lleva al equipo en volandas. Vayas bien o vayas mal. La afición nunca te va a dejar de lado porque todo el mundo sabe lo que significa el Athletic y la gente entiende su filosofía", valora Patxi.

El Athletic ganó la Liga en la temporada de su debut (82/83) y Liga y Copa en la siguiente (83/84). Así inició Patxi Salinas una travesía de diez años en la primera plantilla del equipo que le dio la oportunidad de hacerse profesional y llegar incluso a la selección española. Disfrutó de San Mamés hasta que, vestido de celeste, le tocó sufrirlo. "Cuando he jugado en San Mamés como rojiblanco ha sido increíble. Además, formé parte de la generación que conquistó cuatro títulos y en los últimos treinta años no ha habido otra igual. Y luego cuando he ido como visitante y lo he sufrido, he visto que es un campo muy jodido. El Athletic en su casa es un equipo de casta, agresivo, honrado, sacrificado. Es muy complicado de ganar, incluso cuando está mal", asegura.

Pero Patxi no sólo sufrió como visitante en San Mamés. Es más, en su primera visita a Bilbao con el Celta fue partícipe de la primera victoria celeste en casa del Athletic tras medio siglo de enfrentamientos. El balance sigue siendo demoledor hoy en día: 37 triunfos locales, 8 empates y tres victorias del Celta. "Jamás pensé que iría a San Mamés con una camiseta que no fuera la del Athletic. Había estado diez años en el primer equipo, gané dos Ligas y una Copa, me había hecho futbolista allí y había sido internacional con el Athletic. Lo había hecho todo, pero fue lo que me deparó el destino. Me tuve que marchar y nunca había pensado que ese momento se produciría. La sensación fue terrible para mí, volver a San Mamés con otra camiseta. Pero la verdad es que el público se portó sensacional, me dio una buena ovación cuando salí a calentar", rememora el ex central. Regresó a San Mamés el 21 de febrero de 1993, día histórico en el que el Celta –dirigido por otro ex del Athletic como Txetxu Rojo– ganó su primer partido en Bilbao. "Cuando ganamos, 0-1 con un gol de Gudelj, la sensación fue extraña, no sé cómo definirla. Antes del partido bromeaba con Cañizares y Jorge Otero y les decía: 'tengo que venir yo para que ganéis por primera vez en la historia'. Y cuando se produjo, fue una sensación rara pero también una satisfacción enorme, que me viese la gente de mi tierra ganando con otro equipo", recuerda.

Patxi disputó 258 partidos oficiales con el Athletic y 202 con el Celta hasta que en 1998 colgó las botas. Desde entonces tiene el corazón dividido entre los dos clubes de sus amores y cuando se enfrentan entre ellos anima al que más lo necesita. "Siempre digo que voy con el más débil, con el que más necesite los puntos. Y en este momento, el Celta está en una zona muy buena y al Athletic le veo francamente mal. Si gana tendrá un poco de calma, pero si no, puede ser muy duro. Es verdad que queda mucha Liga, pero puede ser colista en la octava jornada y eso no es un buen signo. El Celta, en cambio, está bien de puntos y de juego y no va a pasar ningún problema. Al revés, creo que va a luchar por la Liga Europa. El Athletic necesita más oxígeno", señala.

Eso sí, Patxi advierte de la dificultad que entraña jugar en San Mamés, independientemente del momento de forma del conjunto vasco. "El hecho de que estén mal, no les hace fáciles. Al revés, les hace mucho más difíciles. Si el Celta quiere ganar, va a tener que sufrir mucho la victoria. El Athletic es un león herido. Francamente creo que no está bien, pero es un rival muy complicado. La clasificación no refleja su potencial. Además, necesita los puntos ya, así que creo que va a ser muy difícil para el Celta. Seguro que el Athletic sale en tromba, a apretar y ahogar al rival desde el minuto uno. Y las avalanchas en Bilbao suelen ser complicadas de parar", apunta Salinas.

El Celta afronta, por tanto, un reto mayúsculo en un campo difícil que, sin embargo, también sabe reconocer la grandeza del rival. "Recuerdo que una vez jugando allí el público le dio una ovación atronadora a Vicente, nuestro capitán, cuando fue sustituido. He visto cinco o seis casos así, no muchos. Si un jugador hace un partido no bueno, sino brillante, el público de San Mamés sabe reconocérselo sea del equipo que sea. Es un señor público y entiende lo que es el deporte, la rivalidad y la deportividad", explica Patxi, rojiblanco y celeste.

Borja Barreira / Atlántico Diario

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