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Foto: Ricardo Grobas |
Sólo media docena de los cuarenta jugadores incorporados a los distintos equipos de Primera División en el mercado de invierno han jugado menos que Welliton. Se trata de Íñigo Pérez, canterano del Athletic repescado de su cesión al Mallorca, el defensa central chileno Hans Martínez y el portero Julián Cuesta, del Almería, Ezequiel Rescaldani y Aarón Escandell, del Málaga, y Pedro Castro, de 20 años, joven promesa brasileña cedido por el Santos al Espanyol.
Ninguno de estos seis futbolistas incorporados en el mercado de invierno ha debutado con sus clubes y es posible que no lo hagan ya en los siete partidos que restan para la conclusión del campeonato. Tampoco parece que vaya a tener mucho más protagonismo Welliton, a juzgar por su estado físico, todavía deficiente dos meses después de ponerse a las órdenes de Luis Enrique. Welliton es ahora mismo un futbolista muy distinto al que hace unos años brilló en la liga rusa. Cada día se hace cada vez más evidente que le sobran kilos y le falta hambre. Después de dos meses de espera, en A Madroa circula ya el chiste de que con un poco de suerte estará listo para la pretemporada.
Y lo cierto es que el brasileño sufre para mantener el ritmo en los entrenamientos, en los que se desenvuelve dos o tres marchas por debajo de sus compañeros. No se le ve integrado, ni enchufado a la dinámica del equipo ni se le ve ambición de labrarse un porvenir en el Celta. Y el hecho de que su cesión concluya en junio y no incluya posibilidad de compra dista de facilitar su compromiso. Para Luis Enrique es, a juzgar por peso en las convocatorias de los últimos dos meses, poco más que un cero a la izquierda.
Welliton es, en cierto modo, la antítesis de Íñigo López, el otro fichaje invernal del Celta, que llegó al equipo en muy buena forma física a pesar de su inactividad en el Paok de Salónica, y se le ha visto muy implicado desde su llegada a Vigo aunque su vinculación con equipo vigués concluye también en junio próximo y el club celeste tampoco dispone de una opción preferencial para hacerse en propiedad sus derechos federativos.
Con una salario anual que supera con creces los dos millones de euros -se dice que ronda los 2,5 millones- Welliton no parece demasiado preocupado por su evidente falta de protagonismo en la vida competitiva del Celta, como tampoco del equipo que le paga, el Spartak de Moscú, del que salió por la puerta trasera para jugar, sin pena ni gloria, en un par de equipos en su país.
El Celta no asume más que una pequeña parte del estipendio del futbolista en estos meses. Pero incluso esta pequeña parte supone un desembolso exorbitante en relación al rendimiento ofrecido por el futbolista.
Aunque el Celta no ha hecho oficial el porcentaje de la ficha que paga del jugador, se calcula que rondará los trescientos mil euros, con lo que el minuto de juego de Welliton sale a l club celeste, de momento, a unos 42.800 euros.
El fichaje del artillero brasileño no está ya lejos de sumarse a la voluminosa lista de sonoros fracasos del Celta y, en concreto, de la dirección deportiva que ostenta Miguel Torrecilla, en complicado mercado de enero. Welliton amenaza con dejar en un mal chiste incorporaciones tan poco afortunadas como las de Gastón Cellerino, que dejó al Celta un solo gol en seis meses, o el desventurado Dimitros Papadopoulos, un tipo al que no se puede negar compromiso, pero que a quien el Celta acabó por rescindir su contrato sin haber anotado un solo gol en 24 partidos (y más de mil minutos sobre el césped) en año y medio.
Papadopoulos, sin embargo, ha reactivado su carrera desde su regreso a la Liga griega. El artillero heleno ha recuperado en su país el olfato goleador y está entre los candidatos para representar a Grecia en el Mundial de Brasil en junio próximo. De Welliton la única noticia, por el momento, es que no hay noticia.
Julio Bernardo / Faro de Vigo
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