Nolito justifica su fichaje


El gol se paga. Ya lo dijo el avispado Luis Enrique en la rueda de prensa que ofreció el viernes pasado. "¿Sabes cuánto valen los delanteros que marcan goles?", espetó cuando fue cuestionado por los problemas realizadores del Celta en el último mes de competición. Y es que el equipo vigués únicamente ha sido capaz de marcar dos goles en los seis partidos disputados en marzo. Ambos, precisamente, fueron obra del fichaje más caro del club vigués para el presente ejercicio: Manuel Agudo 'Nolito'.

El futbolista gaditano, firmado el pasado verano procedente del Benfica a cambio de 2,5 millones de euros por el 70% de sus derechos (el 30% restante pertenece a un fondo de inversión de la entidad lisboeta), ha empezado a justificar la importante inversión realizada por el Celta. Fueron muchas las esperanzas que se despositaron en su fútbol vertical y desequilibrante, algo lógico si se tiene en cuenta que es el fichaje más caro del club vigués desde la llegada de Nené en la temporada 2006/2007, la primera de Carlos Mouriño como presidente. Sin embargo, le costó alcanzar un buen estado de forma e incluso llegó a perder la titularidad en favor de Fabián Orellana, que ni siquiera contaba para Luis Enrique el pasado verano.

Hoy por hoy, Nolito es uno de los futbolistas más determinantes del Celta. En las últimas once jornadas de Liga, desde la goleada al Betis (4-2) en Balaídos, ha firmado cuatro de los once tantos del conjunto celeste. Nadie ha hecho más goles que él. Le siguen Orellana, con tres, y Augusto Fernández, Cabral, Rafinha y Charles, con uno por cabeza. El peso que ha ganado el gaditano en el equipo coincide con la sequía del todavía máximo realizador de la escuadra viguesa. Charles no ve puerta desde el citado encuentro ante el Betis, hace ya más de dos meses, y Nolito se ha situado a un solo tanto de él. Ocho suma el Pichichi de Segunda la pasada temporada, siete  el atacante gaditano.

Los tantos de Manuel Agudo son, además, sinónimo de victoria. O casi. El Celta se hizo con el triunfo en seis de los siete partidos en los que el de Sanlúcar de Barrameda vio puerta. La derrota en casa del Atlético (2-1) es la única excepción. Estrenó su cuenta en la segunda jornada de Liga contra el Betis (1-2) y también marcó ante el Málaga (0-5), de nuevo frente al Betis (4-2), el Villarreal (0-2), el Levante (0-1) y el Sevilla (1-0). Precisamente, sus dos últimos tantos valieron al Celta para sumar sus seis únicos puntos –en el Ciutat de Valencia y el pasado sábado en Balaídos– en un mes de marzo en el que perdió sin marcar contra Elche (1-0), Atlético de Madrid (0-2), Málaga (0-2) y Barcelona (3-0). Dos goles, por tanto, fundamentales en el camino de los celestes hacia la permanencia.

A esos siete goles hay que añadir, además, los siete balones en los palos que ha estrellado en lo que va de Liga, lo que evidencia que con algo más de fortuna sus números podrían haber sido notables en lugar de buenos.

Sea como fuere, Nolito va camino de rondar o superar la decena de goles en Liga, lo que le situaría en las cifras en las que se ha manejado hasta la fecha a lo largo de su carrera. Su tope  realizador son los 13 goles que marcó con el Barcelona B en la temporada 2010/2011, en Segunda División y también con Luis Enrique como entrenador. Su buen hacer aquella campaña le valió para llamar la atención de Pep Guardiola, que le hizo debutar en el primer equipo del Barça, y posteriormente para fichar por el Benfica tras acabar su contrato con la entidad blaugrana.

Antes, Nolito había alcanzado la docena de tantos en dos ocasiones, pero en Segunda B: con el Écija en el curso 2007/2008 y con el filial del Barça en la 2009/2010. Posteriormente, en su primera temporada en el Benfica, la 2011/2012, se fue hasta los once goles en la Superliga lusa y los quince en total, sumando los tres que firmó en la previa de la Liga de Campeones y el tanto que hizo en la Copa (Taça) portuguesa. En el presente ejercicio acumula siete dianas en 28 partidos de Liga, pero hay que tener en cuenta que en once de ellos fue suplente.

El gaditano comenzó la temporada siendo titular, a pesar de que se incorporó al equipo algo pasado de peso, al menos en apariencia. Sin embargo, jugaba a su favor el hecho de conocer la forma de trabajar de Luis Enrique, con el que estuvo tres años en el Barcelona B. Sea como fuere, en la quinta jornada fue suplente por primera vez, ante el Villarreal en Balaídos. Tres días más tarde ni siquiera fue convocado para visitar al Getafe y tras jugar de inicio ante el Elche volvió al banquillo en el Vicente Calderón, donde marcó su segundo gol de la temporada.

A partir de ahí, encadenó seis partidos como titular, aunque en cinco de ellos fue sustituido. Todo cambió el 30 de noviembre. Coincidiendo con la visita del Almería a Balaídos, Luis Enrique apostó por Orellana y éste respondió con una soberbia actuación. El chileno acabó ganándose un sitio en el once y Nolito fue suplente en ocho de los siguientes diez encuentros del Celta.

Su rendimiento no era el esperado, lo que alimentaba las dudas sobre lo acertada de la inversión realizada por el club vigués el pasado verano. Pero el gaditano ha resucitado. Los cuatro últimos fines de semana disputó los 90 minutos (descansó entresemana en el Camp Nou), algo que no había hecho desde su llegada a Vigo. Señal de que ha mejorado físicamente, lo que por otro lado le permite sacrificarse más en defensa, tal y como demostró en el choque contra el Sevilla.

Nolito vuelve a ser desequilibrante y su promedio goleador es el mejor de la plantilla celeste. Marca un gol cada 233 minutos, mientras que Charles lo hace cada 257, Álex López cada 366 y Fabián Orellana cada 368. Marca, además, en momentos decisivos, lo que le sirve para justificar, o al menos empezar a justificar, la apuesta realizada en el mercado estival por un Celta que controla al detalle cada euro que se gasta. Él, no obstante, piensa más en el colectivo. "El objetivo es salvarnos lo antes posible y no sufrir tanto. Si tengo la suerte de hacer algunos goles más, feliz y encantado, pero la meta es la permanencia", destacó tras la victoria sobre el Sevilla.

Borja Barreira / Atlántico Diario

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