En Barcelona comienzan a cuestionar a Gerardo Tata Martino y resurge el nombre de Luis Enrique como principal candidato para ocupar el banquillo del Camp Nou. En la supuesta operación se incluye a Rafinha Alcántara, al que quieren varios clubes en Inglaterra. Con el técnico asturiano resultaría más fácil retener al brasileño en Camp Barça.
La derrota en San Sebastián ha dejado tocado a Gerardo Tata Martino, que unos días antes era elevado al altar barcelonista por la victoria ante el Manchester City. En ocasones, el fútbol es un deporte extremo: lo que se valora un día se desprecia al siguiente. En pleno debate sobre la gestión de una plantilla plagada de estrellas vuelve a surgir el nombre de Luis Enrique Martínez como candidato al banquillo del Camp Nou. El asturiano llegaría con Rafinha Alcántara de la mano. Son las dos piezas que se manejan en la Ciudad Condal como alternativa de futuro, pues la pérdida del liderato ante el eterno rival le ha devuelto al estado de ansiedad y desconfianza que creía olvidado tras la veintena de títulos que obtuvo en los últimos tiempos.
El Mundo Deportivo apunta la posibilidad de que el entrenador del Celta regrese a Can Barça. "En los últimos días han vuelto a circular rumores sobre la continuidad de Martino e incluso ha vuelto a sonar el nombre de Luis Enrique como posible sucesor", señalaba ayer el diario catalán. El verano pasado, el asturiano era la apuesta de Andoni Zubizarreta para sustituir a Tito Vilanova.
Luis Enrique acababa de firmar un contrato por dos temporadas en Vigo y en caso de rescindirlo en ese momento tendría que abonar 10 millones de euros como penalización. Finalmente, Sandro Rosell se decantó por el técnico argentino, que vive el momento más bajo de popularidad tras la última derrota en Anoeta.
Desde Barcelona lanzan elogios a Lucho, como se le conoce familiarmente al entrenador del Celta, "donde está cuajando una campaña más que digna", añaden desde el Mundo Deportivo. Si el asturiano dejase en junio Vigo, la indemnización al Celta bajaría a 3 millones de euros.
No se iría solo al Camp Nou el asturiano. Llegaría con Rafinha, cedido en el Celta. El brasileño pretende regresar al club catalán con la condición de que le garanticen protagonismo en la plantilla, apuntan en Barcelona. De lo contrario, buscaría una salida. En Inglaterra están dispuestos a pagar los 30 millones de euros de la cláusula de rescisión de su contrato con el Barça, que finaliza en 2016. Con Luis Enrique resultaría más sencillo retener a un futbolista con un futuro muy prometedor.
Jaime Conde / Faro de Vigo
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