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| Santi Mina, en el banquillo del Bernabéu el pasado año |
Santi Mina regresa mañana al punto cero de su carrera como futbolista profesional. Hace justamente un año, el canterano fue convocado por primera vez por el Celta para el partido de Copa del Santiago Bernabéu, aunque no llegó a debutar. Mañana tiene muchas papeletas de hacerse con un sitio dentro del once inicial. En doce meses meteóricos solo le queda mostrarse en un gran escenario para cerrar el círculo en su ingreso en la élite balompédica.
Hace un año, Santi Mina era la proa del filial. El coleccionista de goles de todos los colores. Paco Herrera le seguía los pasos, entrenaba con el primer equipo y el extremeño de adopción vio en el torneo copero el terreno perfecto para ponerlo en el escaparate. Se lo llevó a la resolución de los octavos, pero no lo sacó a jugar. El 4-0 final haría demasiado duro su debut. Lo hizo al mes siguiente en su último partido, antes de ser cesado, en Getafe.
Pero Mina conoció en aquel viaje los entresijos del fútbol profesional y de paso el santuario blanco. Se sentó en el banquillo y allí permaneció durante unos interminables noventa minutos.
Mañana volverá de otra manera. Como miembro de pleno derecho del primer equipo céltico, con 15 partidos disputados en lo que va de temporada (ocho de ellos como titular) y con un par de goles (los dos Athletic) en su haber. Lo hace como claro candidato al ataque céltico, en pugna con un Rafinha que a medida que ha ido pasando el curso se ha convertido en su competencia directa.
Durante este tiempo, el vigués se ha consolidado en la selección sub 19 -a la que volverá en este mes de enero-, ha marcado hasta en ocho competiciones diferentes, se ha convertido en representado de Jorge Mendes y le han firmado una cláusula de 20 millones de euros. Con semejante carta de presentación solo le queda marcar en el Bernabéu para acaparar todo el foco. Y que su gol sirva para que el Celta regrese a casa con una sonrisa.
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