El encuentro disputado el sábado contra la Real Sociedad ha dejado al descubierto un problema recurrente para el Celta esta temporada: las dificultades del equipo de Luis Enrique para cerrar partidos que parece tener encarrilados. El Celta no remonta (todavía no lo ha hecho este curso) pero se deja remontar con relativa facilidad.
Pasados once minutos del descanso, el conjunto vigués dominaba en el marcador de Anoeta con un ventaja de dos goles que se esfumaron en cuestión de pocos minutos, si bien frente a los donostiarras, los celestes se vieron obligados a sobrevivir con un hombre menos sobre el campo por la expulsión de Fontás que, a la postre, resultó determinante en el resultado.
En todo caso, llueve sobre mojado. Salvo por la situación de inferioridad numérica, la remontada de Anoeta recuerda inquietantemente a la completada por el Espanyol en Balaídos en la jornada inaugural del campeonato. Los celestes arrancaron en tromba y desarbolaron al conjunto perico en un notable primer tiempo, con goles de Álex López y Charles, pero tan confortable renta se esfumó rápidamente por dos errores defensivos, que permitieron, a Víctor recortar distancias nada más reanudarse el choque y, posteriormente, empatar al francés Thievy (minuto 75).
Los celestes aún gozaron de un par de buenas oportunidades para llevarse el partido (significativamente un cabezazo a bocajarro de Cabral que Kiko Casilla salvó con una intervención prodigiosa) aunque el Espanyol también pudo hacer el 2-3 en el tiempo de descuento.
En la segunda cita en casa, frente al Granada, el Celta superó claramente al conjunto andaluz en juego y ocasiones de gol, pero pagó muy cara su débil pegada y un único despiste ofensivo que permitió a Piti igualar al inicio del segundo tiempo (minuto 61) el tanto inicial de Rafinha. Éste ha sido el último gol que el Celta ha conseguido en Balaídos esta temporada.
Pero no solo en casa se ha dejado remontar el Celta. Tampoco en Bilbao, en el estreno de San Mamés, pudo el conjunto de Luis Enrique sacar provecho de ser el primero en marcar. Charles adelantó a los celestes (minuto 11) y dilapidó, casi a continuación, un penalti. La concesión la aprovechó el Athletic para empatar con un gol de San José a la salida de un córner -los celestes se han mostrado como un equipo frágil en la estrategia defensiva-; y abrir una cuenta goleadora que tras el descanso (entre los minutos 61 y 68) incrementarían Iraola y Beñat haciendo inútil el tanto de Santi Mina a once minutos del final.
Pero no siempre a lo largo de la temporada ha tenido el Celta problemas para conservar su ventaja. Lo ha logrado, con más o menos dificultad, en los tres partidos que ha ganado a domicilio, esto es, en el Benito Villamarín, en La Rosaleda y el Ramón Sánchez Pizjuán.
En el primer caso, el equipo celeste fue capaz de sobrevivir a la expulsión de Oubiña, que recibió frente al Betis la primera tarjeta roja de su carrera. Los celestes, a los que Yoel mantuvo en el partido evitando una goleada en el primera tiempo, lograron sin embargo capear temporal gracias a los goles de Charles y Nolito y a que el Betis estrelló un lanzamiento de Chuli en la madera en los últimos minutos del partido.
Muchos menos problemas tuvo el conjunto vigués en La Rosaleda, donde goleó al Málaga en su mejor encuentro esta temporada. Los celestes no dieron esta vez la menor oportunidad de remontar al adversario.
Otro buen ejemplo de eficiencia defensiva, lo mostró el conjunto vigués en el Ramón Sánchez Pizjúan, donde los celestes conservaron el tanto logrado por Álex López sin sufrir demasiado en la retaguardia.
En otras dos ocasiones, contra el Elche y el Levante en Balaídos, el equipo vigués no fue capaz de dar respuesta (aunque frente a los granota tras desperdiciar múltiples ocasiones) al tanto inicial anotado por el rival.
Julio Bernardo / Faro de Vigo
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