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Ilustración: Pablo Rosendo |
Ser uno de los mejores equipos de la categoría en la primera parte y convertirse en un claro candidato al descenso a Segunda División en la segunda mitad es algo que ha hecho habitual el Celta a lo largo de la presente temporada. Los números de los pupilos de Luis Enrique hablan claro: El cuadro céltico pelearía por las competiciones europeas si los partidos durasen 45 minutos, de hecho sería octavo clasificado con 18 puntos, a 3 puntos de la Champions, a 2 de la Europa League, y con 6 cómodos puntos de renta sobre el descenso.
Los números en la segunda parte devuelven a la realidad al Celta, que sería antepenúltimo clasificado con 11 puntos, a 16 de la Champions y 13 de la Europa League. De hecho, el Celta solo ha ganado tres segundas mitades, que casualmente coinciden con los tres partidos que ha ganado esta temporada. Derrotó al Málaga a quien ganó 0-3 la segunda mitad, 0-1 al Sevilla y 1-2 al Betis, ya que en ambos casos al descanso se llegó con empate a cero goles en el marcador. Por contra, ganó muchos partidos en la primera mitad, perdiendo la ventaja en la segunda mitad.
Pero si el caso del Celta es preocupante, el del Almería es especialmente exagerado. El conjunto andaluz no solo pelearía por Europa en la primera mitad, sino que sería quinto clasificado con 21 puntos, igualado con el cuarto, que sería el Sevilla, peleando por la Champions League tras 14 jornadas de Liga, con seis victorias y tres empates, y una renta de nueve puntos sobre el descenso. Todo lo contrario que en la segunda mitad, donde los de Francisco sufren una transformación inesperada siendo el peor equipo de la Liga con mucha diferencia, y serían colistas destacados con tan solo 5 puntos, a 7 de la salvación. El Almería pasaría, por tanto, de estar peleando por la Champions en las primeras mitades, a verse casi desahuciado en las segundas partes.
Una de las claves para este fenómenos podemos encontrarlos en equipos con plantillas cortas o banquillos que ofrecen pocas soluciones. El Celta ha padecido este problema desde principios de temporada debido a la escasa participación de los jugadores que salen desde el banquillo. La composición de la plantilla ha dejado un once interesante, pero una plantilla un tanto descompensada. En Almería ha sucedido algo similar. Otra de las claves también podría ser un bajón físico, aunque a estas alturas de la temporada no parece significativo. Sea como fuere, parece que cuando Celta y Almería juegan, casi todo lo bueno les pasa en la primera parte, y las desgracias llegan en la segunda, como si el descanso devolviese a ambos equipos a su cruda realidad.
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