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Foto: Carlos Moret / EFE |
Golpe de autoridad del Celta, que firmó una obra de arte en el momento que más lo necesitaba, arrollando a un Málaga que fue un pelele durante todo el encuentro, rendido a la exhibición de los de Luis Enrique. Los vigueses recuperan el pulso y salen con la "manita" de los puestos de descenso, una bocanada de aire fresco para un equipo que no ganaba desde la jornada 2 en el Benito Villamarín y que había perdido los últimos cuatro partidos de manera consecutiva. Inmensos en todas las líneas, desde la portería a la delantera, los celestes cimentaron su triunfo en una enorme primera parte para matar posteriormente a la contra a los andaluces, desquiciados y silbados desde el segundo gol por su afición.
sin experimentos
Sin inventos, así planteó el partido Luis Enrique, que no acusó las bajas de Michael Krohn-Dehli y de Rafinha. Pese a que todo apuntaba a que Madinda iba a tener su oportunidad, el asturiano colocó en la sala de máquinas a Álex López y Augusto Fernández como escoltas de Borja Oubiña, que de nuevo liberado de tener que incrustarse entre los centrales, firmó una nueva lección en la recuperación y en la distribución, algo que siempre nota el Celta, que necesita como el comer a su capitán. Este trivote permitió repetir el trío de atacantes, con Santi Mina de nuevo en la banda derecha acompañando a Nolito y a Charles.
Álex, el centro del juego
Tampoco es casualidad que los mejores partidos que ha realizado el Celta hasta la fecha hayan coincidido con las sobresalientes actuaciones de Álex López, que tras un espectacular inicio de Liga se desinfló hasta el punto de caerse del equipo titular. En La Rosaleda, el ferrolano fue el eje del juego céltico, enlazando a la perfección con la zaga y los delanteros. El canterano hizo valer también uno de esos recursos que siempre ha insinuado pero al que no ha conseguido sacar todo el potencial, el disparo desde fuera del área. A los cinco minutos de juego, tras una fenomenal pared entre Oubiña y Augusto, Álex recibía el balón y con un toque sutil con el interior desde la frontal superaba a Willy Caballero, que nada pudo hacer en ninguno de los cinco goles del conjunto vigués. Hasta su salida del terreno de juego, el ferrolano fue una auténtica pesadilla para el Málaga a pesar de fallar en la ejecución de un par de contraataques, rematando su actuación con el tercer gol del encuentro y una asistencia a Nolito.
verticalidad y efectividad
Poco se vio ayer en Málaga del equipo plomizo que apenas inquietaba al rival. Ante los de Schuster, el Celta mantuvo la velocidad en las transiciones respecto al duelo ante el Levante, acompañada de una acertada presión y de la efectividad que faltó el lunes. Bajo estas premisas, los celestes fueron inclinando el campo hacia la portería de Caballero, llegando en posiciones francas y con mucha gente al área rival. El gol de Augusto es un ejemplo de ello. El argentino se reencontró consigo mismo y estrenó su cuenta goleadora con una soberbia definición en el mismo escenario en el que el año pasado rescataba un empate para un equipo que también estaba en caída libre.
El conjunto vigués pudo presumir también de esa efectividad que le ha faltado en muchos encuentros, convirtiendo más de la mitad de los tiros de los que dispuso. Si hasta el partido de ayer sumaban ocho tantos en nueve jornadas, los vigueses se desquitaron, consiguiendo equilibrar también el goal-average general, que también puede ser decisivo.
fontás, el jefe de la zaga
Condición indispensable para crecer y no pasar apuros a final de temporada es hacerse fuertes defensivamente. Por segunda vez en la temporada, el Celta consiguió dejar a cero la portería de un Yoel que apenas fue inquietado y que, salvo una mala salida, firmó un partido sin errores. Gran parte de culpa la tuvo Andreu Fontás, imperial y cada vez más seguro en sus actuaciones, tanto al corte como en la salida de balón, convirtiéndose en el auténtico jefe de la zaga. Junto a él y Mallo, estuvieron Cabral y Aurtenetxe, a quienes Luis Enrique rescató del banquillo con notables prestaciones, al nivel de todo el equipo. Entre todos se encargaron de sostener al equipo al inicio de la segunda mitad, cuando el Málaga salió en tromba para intentar dar la vuelta al marcador pero se encontró con una fenomenal respuesta del Celta, que quiere crecer desde abajo.
confianza necesaria
Los veinte minutos finales, con el 0-3 en el marcador, sirvieron también para que varios jugadores se reivindicaran y crecieran en confianza tras unas semanas complicadas. Así, Nolito volvió a ver puerta con un disparo espectacular tras merecerlo durante todo el partido; Charles, que no marcaba desde la visita a San Mamés, hacía el quinto, y suplentes como Orellana, David o Madinda se soltaban también para certificar el estallido de alegría de un equipo que da un golpe sobre la mesa y que refuerza su moral para los difíciles partidos ante Barcelona y Sevilla.
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