![]() |
LOF |
El Celta, como cualquier ente vivo, se define por lo que es y lo que no es. Por afirmación y negación. Los malos resultados han generado en Herrera y sus jugadores un proceso de introspección. Se interrogan sobre su identidad. El partido de ayer les ofrece una conclusión clara sobre la que trabajar: el Celta no es Osasuna.
El técnico no actúa por capricho o locura, que es lo suelen afirmar los críticos en estos casos. Herrera estudió el rival, el campo, la coyuntura, la meteorología. Sabe que en Pamplona incluso el Barça matiza su toque.
Pero a Herrera se le fue la mano. Quiso disfrazar a su Celta de Osasuna. Probó a confeccionar en una semana lo que el cuadro navarro ha elaborado día a día desde su fundación en 1920. La confrontación con el modelo genuino desnudó la falsificación de Herrera. Osasuna siempre será más y mejor Osasuna que el Celta. ¿Qué Celta puede ser más y mejor que su rival? Esa es la clave.
las dudas de herrera
Paco Herrera, con viento a favor, medita; con viento en contra, vacila. Nunca ha sido tajante en política y discurso. La pelota decide cuándo es virtud y cuándo pecado. La nula producción fuera de casa lo ha llenado de dudas. Ha transmitido su incertidumbre al equipo, que ahora construye en función del rival. El resultado es igualmente la derrota, ya sin el consuelo del buen juego. El Celta pierde los puntos y el rumbo. Está desorientado.
pérdida de estilo
El Celta era un equipo reconocible en su estilo. En el toque aseado y el contragolpe rápido. También en la blandura. Herrera le ha metido el bisturí al alma de la escuadra. Una decisión arriesgada, que de momento fracasa. Queriendo remediar sus males, ha deteriorado sus bienes.
el extraño caso de Pranjic
Lo sucedido con los fichajes funciona como síntoma. Deja apariencia de escasa coordinación entre A Madroa y Praza de España. La prioridad varió mil veces entre defensa, mediocentro defensivo y delantero goleador. En medio se coló el extraño caso de Pranjic, un zurdo polivalente que nadie en el entorno sabía que necesitasen y al que Herrera emplea a contrapié. El mercado se cierra sin mediocentro ni delantero goleador. "Nos queda una plantilla bonita para pelear por la permanencia", ha dicho el técnico. Mientras no acabe en bonito cadáver.
la angustia
El ciclo vital del fútbol contraría a la naturaleza. Los equipos se mustian conforme se aproxima la primavera. La angustia de puntuar disipa los últimos rescoldos de aquellas alegrías otoñales, cuando todos soñaban con jugar bien. De cuatro pivotes que Mendilibar y Herrera alinean, tres son centrales. Mediocentros mentirosos, en terminología moderna. Y hasta Oubiña, el único con vocación para el puesto, se contagia, ignora la pausa y se alivia al pelotazo.
pura actitud
Entre los errores del verano luce el olvido de Oier. No lo creyó Herrera con condiciones para Primera División. Tampoco Mendilibar al comienzo. Ahora ya lo alinea de mediocentro e incluso de mediapunta. Oier genera entusiasmo entre los compañeros. Acude siempre. Lee la trayectoria. Suple con actitud sus carencias técnicas. Es un elemento necesario en la alquimia de cualquier equipo.
grietas en el entorno
Puede percibirse en foros virtuales y físicos, en el Twitter y la taberna. La fe inquebrantable en Herrera empieza a flaquear. Aunque sea sin furia, con el recuerdo vivo del ascenso mitigando la crítica. Es lógico. El fútbol tiene un metabolismo voraz. Importa más qué opinan el vestuario y esa directiva no hace tanto dispuesta a renovarlo aunque se descendiese. Habrá que calibrar la firmeza de los próximos mensajes. Herrera, en principio, aún posee margen de maniobra. El que no disfrutaron Anquela, Oltra o Pochettino. El que sí empieza a rentabilizar Mendilibar. No existen fórmulas mágicas ni garantías. A Herrera le corresponde decidir qué hacer con el tiempo que le conceden. Urge que acierte.
0 comments:
Publicar un comentario