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EDUARDO ABAD |
De la ilusión a la tristeza en 90 minutos. El celtismo vivía con optimismo los días previos a las finales de la Copa del Rey de 1994 y 2001. Madrid y Sevilla eran el escenario en el que el Celta podía abrir su palmarés a un título nacional. En ambas ocasiones el conjunto vigués colisionó con el mismo obstáculo. El Zaragoza fue esa última piedra que impidió al cuadro celeste ganar el primer trofeo importante de su historia.
La primera final se celebró hace ocho años y medio en el Vicente Calderón. Ese partido suponía rubricar un proyecto que iba asentando las bases del futuro. El Celta comenzaba a consolidarse en Primera. Enfrente estaba un Real Zaragoza quizás algo superior. Lo dirigía un joven Víctor Fernández. El problema para los aragoneses es que no podrían contar con su jugador franquicia, Esnaider, por sanción. El duelo fue igualado, sin brillo. La lotería de los penaltis fue esquiva para el Celta. El error de Alejo y el acierto de Higuera ponían a la Copa del Rey rumbo a tierras aragoneses. El equipo celeste y su afición regresaban a la ciudad olívica hundidos en un mar de lágrimas.
El destino deparaba una época brillante para el Celta. Regresó a Europa y enamoró a todos con su fútbol. En 2001 apareció una nueva oportunidad. En esta ocasión con Víctor Fernández en el banquillo vigués. La diferencia de potencial era enorme. El Zaragoza había coqueteado con el descenso. El cuadro olívico, por su parte, era un fijo en las competiciones internacionales. Era el gran favorito para conquistar el torneo del KO. Pocos podían pensar tras el tempranero gol de Mostovoi que aquella Copa del Rey de 2001 se podía escapar. Aguado, Jamelli, de penalti, y Yordi, en el descuento, firmaron una de las mayores decepciones del club vigués.
El Zaragoza dejaba al Celta dos veces a las puertas de la gloria. Ambos conjuntos coincidieron en Segunda. Ahora se reencuentran en la élite, con el objetivo común de lograr la permanencia. Además, La Romareda no es un estadio propicio para el equipo vigués. Sólo ha ganado tres veces como visitante al Zaragoza. Sin embargo, el balance reciente es alentador. De las últimas siete visitas al campo aragonés en Primera ha puntuado en cuatro ocasiones.
Carlos I. Castrillón
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