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MUNDO DEPORTIVO |
Se ha hablado mucho durante estos días del pasado celeste de Tito Vilanova. El actual técnico barcelonista jugó en el Celta entre los años 1992 y 1995. Fue un jugador más, de los muchos que pasaron por Balaídos, a los que hay que recordar como lo que fueron, pero su actual posición en el fútbol desvirtúa un tanto su recuerdo. Sin embargo, a su lado, en el banquillo, estará un jugador inolvidable para el celtismo. Una leyenda: José Manuel Pinto.
El guardameta del Puerto de Santa María militó en el Celta durante 10 temporadas (1998-2008), llegó a ser capitán y era uno de los jugadores más queridos del equipo. Pinto vivió los mejores años del Celta, coincidió con una época en la que el conjunto vigués estaba repleto de estrellas, de grandes jugadores, incluida la portería, donde a Pinto le costó mucho hacerse un hueco. De hecho, no lo logró hasta el descenso de 2004. Con el equipo en Segunda, el portuense se convirtió en una de las figuras del equipo, lo que se prolongó con el equipo ya en Primera al convertirse en el tercer guardameta céltico que lograba el Trofeo Zamora. Sucedía en el palmares a Cañizares y Cavallero.
Bético en su infancia, como su ídolo Esnaola. Celtista en su madurez, el fútbol aún le tenía reservada una gran sorpresa, con la que muchos no contaríamos. Siguió en el equipo tras el descenso de 2007, pero Esteban le arrebató la titularidad, y en el mes de enero llegó la oferta de un Barcelona que navega a la deriva en aquel momento. La lesión de Arnau precipitó la necesidad de tener un portero suplente de garantías. Pinto fue el elegido. Allí, en el Nou Camp, la llegada de Guardiola lo cambió todo.
También para Pinto, que cerrará su carrera con un palmarés envidiable y con el que nunca había soñado: 3 Ligas,2 Champions League, 2 Mundiales de clubes, 2 Copas del Rey, 3 Supercopas de España, 2 Supercopas de Europa. Pinto no se cansa de celebrar títulos, aunque sea desde el banquillo. Pinto ha vivido experiencias increíbles, titular en la Copa del Rey, donde ya ha suma tres finales, la carrera del meta andaluz está teniendo un broche final inmejorable.
Cinco años hace que abandonó Vigo, pero Pinto no olvida fácilmente. En Balaídos vivió sus mejores años como futbolista, cuando era realmente importante, cuando toda una afición lo adoraba. Ídolo de los niños y ejemplo a seguir de los adolescentes, José Manuel Pinto lo fue todo en Vigo. Si no mediase el descenso, si no hubiese perdido la titularidad, si no hubiese lesionado Arnau... Quien sabe, a lo mejor todavía seguía por Balaídos dando caña, con su música, con el gracejo andaluz que nunca perdió y ese carisma que le hacía ser el mejor amigo de los niños. A Pinto no lo olvidamos, ni él a nosotros. Vaya donde vaya, en su corazón habrá un trozo de la Cruz de Santiago de nuestro escudo. Hoy lo volveremos a ver, aunque pocos quedan de su etapa.
Sergio, que ya por entonces entrenaba con el primer equipo, Roberto Lago, Jonathan Vila, Aspas, Oubiña... Se encontrará un Celta diferente, pero los colores y el escudo son los mismos. Eso no se olvida. Y le diremos todos, ¿Qué hay de nuevo viejo amigo?
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