Gladiador sobrado de talento


XOAN CARLOS GIL 
Muchas veces lo que más destaca en una persona oculta todo lo demás. En el caso de los futbolistas también suele suceder. A día de hoy, el celtismo tiene la idea, extendida y exagerada, de que Mario Bermejo es un gladiador, un luchador, un guerrero. Lo es, sin duda. Responde al patrón de Super Mario, el que todo lo puede y lo consigue, casi por la fuerza bruta. Su apariencia ayuda a extender el patrón. Un tipo fuerte, duro como una roca, casi infranqueable, capaz de derribar el muro más sólido. 

Pero detrás de esa apariencia se esconde un futbolista excelso, al que las circunstancias llevaron a hacerse fuerte para ganarse un hueco en el fútbol español. Si echamos un vistazo a la trayectoria del futbolista cántabro observaremos que no solo ha vivido de la fuerza bruta, sino también de un gran talento para esto del fútbol. Ayer lo volvió a demostrar en Balaídos, donde unió a sus virtudes más conocidas un arte que todavía no había probado en Balaídos. Bermejo ejecutó con destreza un lanzamiento de falta ante el que nada pudo hacer José Juan. Y lo hizo con chulería, con la pierna izquierda, ensayando un lanzamiento absolutamente imparable para cualquier portero. 

A Bermejo no le resultará fácil tener minutos este año, pero tendrá los que se merezca porque su presencia en el campo suele mejorar al equipo. Aporta desde el banquillo y desde el once, ofrecer lucha, garra y trabajo en defensa, pero con el balón en los pies demuestra una y otra vez que su talento le hace muy bien al Celta. Bermejo no es solo fuerza, no es solo un gladiador, es mucho más que eso. Probablemente una bendición para este equipo. 

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