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| ALBERTO LIJÓ |
A lo largo de la semana, a Mario Bermejo se le preguntó por su suplencia: "Algo habré hecho mal para no jugar", reflexionaba el cántabro, que volvió a dar detrás de un micrófono una auténtica lección de caballerosidad y honradez futbolística. Donde otros no se explican su suplencia a golpe de auto evaluaciones sobresalientes, Bermejo, todo un currante del fútbol razonaba la parte de culpabilidad que tenía por el hecho de no contar con más minutos. No ha sido fácil para Bermejo nada en su carrera, desde sus inicios como uno de los más jóvenes debutantes en la historia del Athletic hasta el recorrido que le ha llevado por la geografía española, en equipo más o menos grandes, con distintas etapas en Segunda, ascensos a Primera, algún descenso, años buenos y años malos.
Bermejo no es un niño, y no lo era cuando llegó a Vigo el año pasado. El cántabro llegó a compartir vestuario con Miguel Torrecilla, hoy director deportivo del Celta, y era un viejo conocido de Paco Herrera que nada más llegar vio que le podía dar algo jugando un poco más retrasado de lo habitual. Fichamos a un delantero goleador y lo transformamos en mediapunta, convirtiendo a Iago Aspas en un delantero mentiroso letal jugando unos metros por delante de él. Esa fue una de las claves el año pasado, y volvió a ser ayer ante Osasuna, con un Bermejo destilando sus mejores virtudes, como esa facilidad de fijar a las defensas, de bajar el balón y darlo con sentido, de pelear, de bregar, de no dar un balón por perdido.
En sus botas nacieron casi todas las acciones de ataque que se producían tras un saque largo de Varas. En sus botas, su pecho o su cabeza, porque el cántabro utiliza todo su cuerpo, pero sobre todo el cerebro. Como ejemplo el tanto de ayer, ganando a su defensa por intuición, pero también por ambición, a pesar de que llevaba un buen rato con molestias en los gemelos. Bermejo sacó fuerzas de flaqueza para llevarse el balón. Batir a Andrés fue lo más sencillo del mundo, lleva casi dos décadas haciendo eso, y lo seguirá haciendo mientras le vayan dando minutos de vez en cuando. El de ayer fue su primer partido completo, no será el último de Súper Mario, aunque la competencia será brutal.
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