La huella del "enano"


GUSTAVO SANTOS

Pocos jugadores han dejado tanta huella en un club en una sola temporada como David Silva en el Celta. El canario, casi adolescente entonces, ayudó a que el equipo, recién ascendido, se metiese en puestos de UEFA. Latirá siempre el interrogante de si el club olívico pudo apostar con más fuerza para comprárselo al Valencia.

Borja Oubiña aún añoraba a David Silva años después de aquella temporada 2005/2006 que compartieron en el Celta. "Levantabas la cabeza y el enano siempre estaba allí", decía el capitán celeste de la infinita capacidad del canario para ofrecer soluciones a sus compañeros. Hace poco elogiaba en un programa de televisión su facilidad para jugar el balón en movimiento, "algo solo al alcance de los futbolistas especiales".

Silva, el "enano" para la plantilla, impactó en A Madroa. También aquella breve estancia en el club celeste ha dejado huella en la hoy consolidada estrella internacional. "La verdad es que recuerdo aquella etapa con mucho cariño", declaraba ayer el volante.

La casualidad ayudó al Celta a lograr la cesión de Silva. El pequeño genio había deslumbrado en su préstamo al Eibar. Fernando Vázquez se enamoró de su juego. Horacio Gómez y Félix Carnero compartían la pasión. Quisieron enrolarlo en el regreso a Primera. El Valencia lo había incluido con Gavilán en un pack con destino a Getafe. Un principio de pubalgia echó atrás a los madrileños. El Celta arriesgó. Su premio: Silva impulso a un equipo recién ascendido a clasificarse para la UEFA.

El romance resultó breve. Aquel crío de 19 años, que se había plantado en Vigo con su novia, menor de edad, eclosionó y maduró. Vázquez siempre ha creído que el Celta hubiera podido comprarlo si hubiese apostado fuerte. El club, en plena mudanza profesional, acabaría fichando a Nené. Silva despegaría definitivamente en el Valencia.

Armado Alvarez / Faro de Vigo

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