Una amistad surgida en Soria


Foto: Ricardo Grobas
Paco Herrera y Ángel Rodríguez afrontan mañana un partido especial, ante el Numancia, equipo en el que se conocieron cuando el primero se fue a dirigir al club rojillo y su segundo ejercía de líder dentro del campo desde su posición de mediocentro típico de la escuela del Barça. El entrenador del Celta y su ayudante, ambos nacidos en Barcelona, descubrieron en Soria su afinidad futbolística y en el Villarreal B comenzaron a trabajar juntos.

Al Numancia le esperan mañana en Balaídos dos viejos conocidos, de los que pasaron por Soria cuando la capital castellana comenzaba a disfrutar del fútbol de élite. Ahora, Paco Herrera y Ángel Rodríguez son rivales de los rojillos, a los que les siguen guardando un gran aprecio. De hecho, los dos técnicos del Celta se conocieron en la ciudad soriana, cuando coincidieron uno como entrenador y el otro como jugador. A partir de ahí surgió una amistad que se consolidó en Ejido y se ha prolongado hasta Vigo, a donde ambos llegaron hace año y medio para hacerse cargo de la dirección deportiva del conjunto celeste. "Coincidimos en el Numancia en la temporada 1997-1998", rememora Ángel Rodríguez, segundo entrenador del Celta, al hablar de su amigo, y ahora jefe, Paco Herrera. "Yo llegué al club en diciembre. Venía de Las Palmas, de haber jugado durante tres años en la Unión Deportiva. Paco se hizo cargo del equipo en febrero". 

En ese momento, el Numancia pasaba por muchos apuros en Segunda División, con el peligro inminente del descenso de categoría. "Yo llegué en una situación muy difícil a Soria, con el equipo clasificado en el último lugar. Y lo salvamos. Pero fue gracias a ellos", exclama Herrera en referencia a los futbolistas de aquel equipo, entre los que se encontraba Angel Rodríguez.  "Era un mediocentro de posición. Tenía mucha calidad, con desplazamientos de balón largos fantásticos, golpeos magníficos y juego rápido. El típico mediocentro del Barcelona, porque él salía de esa casa. Tenía otra virtud importantísima, era un ganador, de los primeros que tiraba del carro", comenta el entrenador del Celta en referencia a quien ahora es su ayudante.

"En Soria fue donde nos conocimos", cuenta Angel Rodríguez. "Él después se fue al Mérida. Yo seguí en el Numancia y al año siguiente ascendimos a Primera División", comenta sobre las trayectorias de ambos. "Años más tarde, en la temporada 2002-2003 nos encontramos de nuevo, en el Poli Ejido. Hicimos una campaña fantástica". "A partir de entonces fue cuando comenzamos a tener una buena relación de amistad, más que la de entrenador-jugador. Cuando yo estaba en el Espanyol, como director deportivo, un día le dije: Ángel voy a volver a entrenar y quiero que vengas conmigo de segundo. Y me dijo que, por él, encantado. La primera opción fue Castellón, pero cuando yo llegué allí había una persona para ayudarme en el banquillo. Fue a partir del siguiente reto, en el Villarreal B, cuando comenzamos a trabajar juntos. Y hasta que dure", advierte Herrera. "Cuando me planteó la posibilidad de trabajar con él, le dije que para mí era algo maravilloso tener la posibilidad de entrenar a su lado. Tuvimos la suerte de poder trabajar en el Villarreal B y luego en el Celta. La verdad es que nos está yendo muy bien y esperemos que siga así", indica el ayudante de Herrera.

Mañana, el Numancia volverá a cruzarse en sus caminos. "Para mí es un club al que le tengo mucho cariño, un club familiar, en el que conseguí un ascenso a Primera, el primero de su historia, con Lotina como entrenador. Por eso guardo grandes recuerdos y grandes amigos en Soria", incide Ángel Rodríguez. Herrera, por su parte, volvió al banquillo del Numancia en la temporada 2000-2001, con el conjunto rojillo en Primera División, pero la directiva le impidió completar la temporada. De la capital castellana se llevó un amigo y colaborador.


"Siempre ha sido un entrenador muy novedoso"
Además del fútbol, Herrera y Ángel Rodríguez tenían como punto de encuentro Barcelona, de donde procedían ambos. "Conectamos rápidamente porque los dos somos de allí. Yo había jugado en las categorías inferiores del Barça y Paco en las del Damm, un club muy típico de allí. Hablábamos mucho de la manera de jugar y siempre se ha asemejado mucho nuestra manera de ver el fútbol. Aunque él era el entrenador y yo un jugador, hablábamos muchos de los equipos y los futbolistas", explica el segundo entrenador del Celta sobre el primero.

"Paco siempre ha sido un entrenador muy novedoso, muy amante de su profesión, que continuamente se está renovando. De aquella era un entrenador con unos métodos bastante adelantados para la época. La verdad es que da gusto trabajar con él", comenta Ángel Rodríguez, quien recuerda su retirada como futbolista: "Colgué las botas el mismo año que comencé a entrenar".

Jaime Conde / Faro de Vigo

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