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Foto: Isma Freire |
El celtismo ya ha desembarcado en Huesca. El autobús fletado desde Vigo ya está en tierras del Alto Aragón, donde se reunirá con los llegados de las regiones limítrofes con Huesca, una expedición formada por miembros de la Peña Blau Cel entre otros. El club aragonés espera una presencia muy importante de seguidores celestes en las gradas de El Alcoraz.
#HuescaCeleste es el grito de guerra, sustituyendo a aquel #PucelaCeleste que llevó a más de 2.300 seguidores celestes a Valladolid para ver como Joan Tomás rompía la Liga con su gol en el descuento, y dejaba al Celta con una ventaja de más de dos partidos sobre sus rivales. Fue un gol que pudo valer un ascenso, el tiempo lo dirá, pero que no garantiza la sonrisa de final de temporada si antes no se logran victorias en el resto de partidos.
Una de ellas es la de esta tarde. Huesca tiene que ser celeste para que el Celta siga dando puñetazos en la mesa y demostrando que el ascenso es posible. La presencia de aficionados celestes en este partido es tan importante o más que lo fue en Pucela, y el celtismo no ha fallado. Los que han podido acudir a Huesca se han pegado un palizó en bus, pero ya nos comienzan a enviar las primeras fotografías de la invasión celeste a tierras aragonesas.
Sin duda, su aliento empujará al equipo para correr un poquito más que el rival. Su ilusión contagiará a los jugadores para creer que es posible. Si la fe mueve montañas, seguro que también marca goles. Al fin y al cabo conozca a mucha gente que ha marcado goles, pero a poca que mueva montañas. Fé. De eso va sobrado el celtismo y sus jugadores lo saben. Este año muchas cosas son diferentes.
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Foto: David Penela |
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