¿Qué Celta es mejor?


Foto: Jorge Landín
El debate está servido. El conjunto vigués camina con paso firme hacia Primera. Curiosamente, en el mismo punto de la temporada pasada, el equipo dirigido por Paco Herrera era el líder de la categoría con 54 puntos, dos más de los que tiene ahora y los mismos con los que cuenta el Dépor en su casillero. Tras la victoria lograda ante el Nástic llegó un bajón que provocó que el Celta no sólo dejase de luchar por el ascenso directo, sino que finalizó la temporada regular en la sexta posición.

El curso finalizó con la amarga derrota en Los Cármenes. La ilusión se desvanecía. Tocaba remar de nuevo durante nueve meses. El ascenso volvía a ser la meta. Pero algunos actores abandonarían la nave. Paco Herrera seguía al frente del proyecto. Falcón, Michu y Murillo dejaban el club al terminar contrato. El técnico extremeño decidía descartar a Sergio Ortega y Dimitrios Papadopoulos. Ya iniciada la pretemporada, el entrenador céltico comunicaba a dos fijos en su primera campaña en Vigo como López Garai y Trashorras que se buscasen equipo.

Cinco bajas y dos descartes. Siete ausencias que se solventaron con la subida del filial de Sergio, los fichajes a coste cero de Mario Bermejo, Natxo Insa y Bellvís y las cesiones de Oier Sanjurjo y Fabián Orellana. Torrecilla cumplía los deseos de Herrera. Contaba con dos laterales más que el curso pasado. Además, la llegada de Bermejo aportaba veteranía y experiencia a un grupo plagado de canteranos.

Con casi el segundo tercio de la temporada cumplido, el Celta ha inyectado de nuevo la ilusión a su afición. Tras un inicio algo titubeante, el conjunto vigués se ha afianzado en la segunda plaza, situándose a dos puntos de un Dépor que parecía lanzado hacia Primera. El club vigués ha demostrado que nadie es imprescindible. Las ausencias de jugadores importantes como Falcón, Michu o Trashorras ha sido suplida con la apuesta por la cantera (Yoel, Túñez o Álex López son los mejores ejemplos) y con la experiencia de gente como Mario Bermejo o Borja Oubiña.

La duda  se resolverá a final de temporada. De momento, este Celta atraviesa su mejor momento. Ha disipado las dudas de las primeras jornadas. El síndrome de Balaídos y los problemas en las jugadas a balón parado son cosa del pasado. El conjunto vigués acumula una racha de seis triunfos consecutivos y se han conseguido goles gracias a la estrategia.  Además, el equipo ha demostrado que, primero, sabe ganar a los rivales directos y, segundo, que sabe remontar resultados adversos. Los números invitan al optimismo. Ahora queda lo más difícil, rubricar esas buenas sensaciones sellando en junio el billete a Primera División.

Faro de Vigo 

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