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Foto: Jorge Landín |
El curso finalizó con la amarga derrota en Los Cármenes. La ilusión se desvanecía. Tocaba remar de nuevo durante nueve meses. El ascenso volvía a ser la meta. Pero algunos actores abandonarían la nave. Paco Herrera seguía al frente del proyecto. Falcón, Michu y Murillo dejaban el club al terminar contrato. El técnico extremeño decidía descartar a Sergio Ortega y Dimitrios Papadopoulos. Ya iniciada la pretemporada, el entrenador céltico comunicaba a dos fijos en su primera campaña en Vigo como López Garai y Trashorras que se buscasen equipo.
Cinco bajas y dos descartes. Siete ausencias que se solventaron con la subida del filial de Sergio, los fichajes a coste cero de Mario Bermejo, Natxo Insa y Bellvís y las cesiones de Oier Sanjurjo y Fabián Orellana. Torrecilla cumplía los deseos de Herrera. Contaba con dos laterales más que el curso pasado. Además, la llegada de Bermejo aportaba veteranía y experiencia a un grupo plagado de canteranos.
Con casi el segundo tercio de la temporada cumplido, el Celta ha inyectado de nuevo la ilusión a su afición. Tras un inicio algo titubeante, el conjunto vigués se ha afianzado en la segunda plaza, situándose a dos puntos de un Dépor que parecía lanzado hacia Primera. El club vigués ha demostrado que nadie es imprescindible. Las ausencias de jugadores importantes como Falcón, Michu o Trashorras ha sido suplida con la apuesta por la cantera (Yoel, Túñez o Álex López son los mejores ejemplos) y con la experiencia de gente como Mario Bermejo o Borja Oubiña.
La duda se resolverá a final de temporada. De momento, este Celta atraviesa su mejor momento. Ha disipado las dudas de las primeras jornadas. El síndrome de Balaídos y los problemas en las jugadas a balón parado son cosa del pasado. El conjunto vigués acumula una racha de seis triunfos consecutivos y se han conseguido goles gracias a la estrategia. Además, el equipo ha demostrado que, primero, sabe ganar a los rivales directos y, segundo, que sabe remontar resultados adversos. Los números invitan al optimismo. Ahora queda lo más difícil, rubricar esas buenas sensaciones sellando en junio el billete a Primera División.
Faro de Vigo
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