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Foto: Ricardo Grobas |
Sin embargo, y a
título personal, veo que Elche y Valladolid caminan un puntito por encima de
sus adversarios. Tanto ilicitanos como pucelanos están demostrando unas
cualidades propias de un conjunto destinado al salto de categoría: fuertes en
defensa, con grandes registros en ataque, intratables en casa y muy rocosos a
domicilio. Tanto en el Martínez Valero como en el José Zorrilla parecen haber
encontrado la infalible receta del ascenso y, desde mi punto de vista, son los
claros candidatos a subir por la vía rápida.
Del grupo
inmediatamente posterior, formado por Celta, Deportivo, Hércules, Almería y
Córdoba, las dos escuadras gallegas son, a priori, las más potentes. Al
Hércules parece habérsele oxidado la fórmula de éxito que tan buenos resultados
le dio a principio de temporada y dan la sensación de que, aunque seguirán en
la pelea hasta el final, ya han ofrecido su mejor versión. El Almería se ha
consolidado como un buen equipo, cargado de peones y en el que sobresale la
figura de Ulloa; pero, en un principio, su máximo nivel parece inferior al de
sus adversarios, mucho más completos sobre todo en la parcela ofensiva. Por
último, el Córdoba se ha erigido como la gran sorpresa de la categoría a base
de buen fútbol y un sistema defensivo casi infranqueable; sin embargo, la
inexperiencia puede pasarles factura y, aunque les veo opciones para jugar el
play-off, pueden pagar cara la novatada.
Dicho esto, bajo mi
punto de vista, cada vez me parece menos descabellada la posibilidad de un
Celta-Dépor como final del play-off. A mi modo de ver, ambos equipos son
superiores a herculanos, almerienses y cordobeses, pero ligeramente inferiores
a Elche y Valladolid, dos equipos más equilibrados. El Dépor, pese a estar a
día de hoy en ascenso directo, no termina de convencer con su juego y lejos de
Riazor pierde mucho fuelle. Al Celta, pese a la evidente mejoría de las últimas
semanas, pienso que le falta cierto equilibrio y regularidad para ser un equipo
superlativo, además de dar el callo contra sus rivales directos. Para mí, son
claros candidatos a ocupar el tercer y cuarto lugar, lo que les daría la opción
de disputar la final de la promoción en el caso de que eliminasen a sus respectivos
rivales en la ronda previa. Una final que, de producirse, paralizaría Galicia
por completo y constituiría el capítulo más épico y espectacular de una
rivalidad histórica.
Evidentemente, esto
no son más que apuestas y valoraciones personales que dependen de multitud de
variables para convertirse en realidad. Pero, a día de hoy, no son para nada
imposibles. Sería un espectáculo maravilloso, especialmente el partido de
vuelta, sea en Balaídos o en Riazor, donde una victoria de los locales les
permitiría celebrar el ascenso ante su afición y derrotando al enemigo en su
guarida, y un triunfo de los visitantes conduciría a una celebración histórica
ante la hinchada del eterno rival. Partidos cargados de tensión y emoción y que
seguro han estado presentes en la imaginación de los aficionados: ¿o es que
nadie ha soñado nunca con, en los últimos minutos de la final del play-off, un gol ante el equipo coruñés de, por poner un ejemplo cualquiera, Iago Aspas? Eso sí que sería orgásmico.
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