Hugo Mallo ha vivido un verano delicado. Su convocatoria para el Mundial Sub-20, la posterior nominación al balón de Oro, la convoctoria con la selección Sub-21 y sus flirteos con el Atlético de Madrid han provocado que este verano sea diferente a cualquier otro de los que ha podido ver el de Marín. Eso, unido a su juventud, hace que todo este tipo de situaciones sean dificiles de asimilar.
Tal vez por eso, por toda esa suma de pequeñas o grandes cosas, el rendimiento de Hugo Mallo no está siendo el esperado, teniendo su culmen en la jornada de ayer. Paco Herrera no aguantó más y decidió cambiarlo antes de tiempo, lo que no gustó en exceso al de Marín, que seguramente lo entenderá con el paso del tiempo. Desde que comenzó la temporada venimos diciendo que el rendimiento de Mallo no es el adecuado, que tal vez esté acusando el agotamiento físico del verano, aunque Herrera siempre ha confiado en él, muchas veces porque no tenía un recambio claro. Ahora sí, Oier está ahí y ayer demostró que es un lateral más que decente.
Para estar ahí arriba, para ser candidatos reales al ascenso, necesitamos tener a Hugo Mallo y a Roberto Lago en plena forma, y de momento no lo estamos teniendo, especialmente en el caso de Marín. Eso sí, tengo la esperanza de que la situación de Mallo sea similar a la del año pasado, cuando comenzó la temporada a un nivel muy bajo, recibió abundantes críticas, y supo darle la vuelta a la situación, mejorando su rendimiento y llegando a ser uno de los jugadores más importantes del equipo. A eso tenemos que agarrarnos. El Hugo Mallo de ayer no es ese jugador que fue al Mundial Sub-20, es uno que se parece mucho a él. Queremos que vuelva el auténtico.
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