El empate, consuelo de los perdedores




Lo vivido en el día de ayer en Chapín es digno del mejor de los estudios. El Celta, uno de los mejores visitantes de la categoría sufrió uno de los bailes más claros de lo que va de temporada. Y aún así consiguió salvar un punto “in extremis” que, tal como se puso el partido, deja un saber de boca, cuanto menos, dulzón. No negaré que, como buen celtista y sufridor, salté del sillón como un poseso entre aplausos cuando el gol de Catalá se produjo. La euforia me pudo. Pero ahora, hablando desde la frialdad que da la reflexión de las horas pasadas, es necesario un análisis de lo ocurrido, porque el partido de ayer no puede, ni mucho menos, dejarnos satisfechos con la situación que vive el equipo.

Lo primero y más destacable es, una vez más, lo endeble que resulta la zaga a balón parado. O más bien, lo inútil que resulta la estrategia aplicada por Paco Herrera y sus ayudantes. ¿Cuándo se dará cuenta el míster de que la defensa en zona no da frutos? ¿Necesitamos encajar dos goles por partido a balón parado para que el cuerpo técnico abra los ojos ante una realidad? Fallos individuales a parte, lo cierto es que por mucho que seamos un equipo “bajito”, defender en zona no consigue que nuestros defensores crezcan veinte o treinta centímetros para llegar más alto. Y es que, además, no es necesario ser un gigante para rematar de cabeza sin oposición, como viene siendo lo natural cada vez que un córner o una falta lateral es botada hacia la portería de Yoel. En el segundo gol en propia puerta de Oier, tras una falta inútil de Hugo Mallo, hay tres atacantes jerezanos libres de marca y dispuestos al remate. Es decir, que si la desgracia no se hubiese cebado en Oier y el balón hubiese ido un poco más pasado, el gol habría sido efectivo igualmente.

Aparte de este tema ya de sobra conocido y que comienza a ser ridículo por evidente, el Celta vivió ayer las dos caras de la moneda esquemática que propone el técnico catalán. Las dudas que Herrera tiene a la hora de situar a sus jugadores no hacen más que perjudicar a un equipo que, dicho sea de paso, puede dar muchísimo más. El trivote no funciona. Esto es tan cierto como que Joan Tomás está llamando constantemente a la puerta de la titularidad. Se pide a gritos la titularidad de Borja Oubiña (correctísimo ayer), pero yo pediría también que a su lado jugase únicamente otro pivote, llámese Bustos, Insa o Álex López. Poner dos mediocentros al lado de Borja es colapsar un medio campo que debe ser mucho más aseado dando libertad a un jugador entre líneas. Ayer, una vez más, se comprobó que sin un mediapunta al uso el Celta se descompone dejando unos espacios terribles, amén de abrir unos huecos por las bandas a los que todo el mundo llegaba tarde.

Y como colofón tenemos el bajo estado de forma de los que, presumiblemente, son dos de los mejores laterales de la categoría. Tanto Hugo Mallo (señalado ayer con su sustitución) como Roberto Lago están dejando mucho que desear en este arranque liguero, dando unas facilidades evidentes a los atacantes del equipo contrario y siendo totalmente inoperantes ofensivamente. El año pasado teníamos dos lanzas en los laterales que nos aportaron muchos puntos y este año, mal que me pese, esa profundidad ha desaparecido por completo. Las razones son totalmente desconocidas.

Con todas estas desgracias, salvamos un punto tras ir perdiendo 3-1. Esa es la nota positiva. El equipo reaccionó, tuvo casta, supo jugar con la presión y manejó los últimos minutos del encuentro, algo que últimamente parecía perdido. Así que, dentro de todo lo malo, debemos quedarnos con esta inyección de moral y con aquella bendita frase de que “la liga en segunda es muy larga”. Pero debemos remar mucho, trabajar más y recuperar todo lo que hace no mucho parecía indestructible. Queda mucho, pero no podemos seguir dejándonos puntos en el camino, puntos que al fin y al cabo son los que nos darán la gloria o la desgracia. Al menos, el puntito de ayer, nos sabe mejor visto lo visto. Un consuelo de perdedores, sí, pero un consuelo que, al fin y al cabo, nos deja con media sonrisa.

0 comments:

Publicar un comentario