Algo le pasa a este Celta. Existe una delgada línea que separa al optimista, aquel que siempre encuentra argumentos positivos para rebatir una realidad quizá no tan positiva, y al pesimista, el que a la mínima oscurece un panorama que sin estar despejado se mantiene en un tibio gris. La verdad, le pese a quien le pese, es que la situación del Celta invita más a tomar el segundo camino y no el primero. Dice Herrera que no estamos tan mal, pues de siete partidos hemos salido victoriosos en tres y empatado uno. Es cierto que hemos sumado tres triunfos, pero también sufrido otras tantas derrotas que podían haber sido cuatro de no ser por la calidad a balón parado de Fabián Orellana. El equipo no anda fino, sobre todo en Balaídos. No es un desastre, pero está lejos de parecerse a lo que entendemos por un claro candidato al ascenso de categoría.
Una vez llegada a esta conclusión es momento de preguntarse por qué, de buscar y encontrar las razones que originan esta situación. Igual es que yo mismo me encuentro en el grupo de los pesimistas, de los que siempre lo ven todo negro y viven en una espiral de victimismo que les impide ver el sol en los momentos de cierta sombra, pero lo cierto es que siempre tuve la sensación de que el equipo había bajado un escalón con respecto al año pasado. Bajo mi punto de vista, este conjunto es menos potente que el del curso anterior, principalmente en lo que a portería y a centro del campo se refiere. Es cierto que probablemente hayamos mejorado en la delantera y que la defensa se mantenga más o menos igual tras algunos cambios, que el equipo era más maduro y que por fin habíamos conseguido darle continuidad al entrenador; pero mi sensación es de pérdida de poder, de tener un nivel inferior al de la temporada pasada. No obstante, seguía pensando que, con un poco más de dificultad, el equipo continuaba teniendo mimbres para pelear por subir a Primera. Al fin y al cabo, seguíamos teniendo buenos futbolistas que se habían quedado, aunque poco habíamos fichado relativamente bien y el grupo había ganado un importante grado de experiencia para afrontar el nuevo año.
Pero lo cierto es que las cosas no están saliendo bien. Lo primero que se me vino a la cabeza fue excusarlo en mi idea de que quizás el equipo no era tan bueno como el año pasado y eso, finalmente, se acabaría notando. Entiendo que esto es algo subjetivo, de opinión propia, por lo que quizás no sea una razón de peso para explicar este bajón del Celta. Sin embargo, si analizamos el rendimiento de algunos futbolistas, de los cuales se esperaba una mejora o al menos un mantenimiento del gran nivel mostrado la anterior campaña, podamos explicar el porqué de los problemas de este Celta. Quiero dejar muy claro que con esto no pretendo culpar a los futbolistas que a continuación voy a citar, señalándolos como los causantes de todos los males. Pero sí que pienso que su pobre nivel hasta este momento ha colaborado en la mala imagen que, salvo momentos puntuales, ha mostrado el Celta en este inicio de campaña.
Bajo mi punto de vista, exceptuando a Álex López, Mario Bermejo (cuando estuvo disponible) y Quique De Lucas (quitando un par de partidos), no podemos salvar a ningún jugador más de la quema. Pienso que todos, absolutamente todos, son mucho mejores futbolistas de lo que han mostrado hasta ahora. Empezando por Orellana, pasando por Lago, Catalá o Vila y terminando por David Rodríguez. No obstante, es especialmente alarmante el nivel de tres jugadores en concreto. Hablo de Hugo Mallo, Cristian Bustos y Iago Aspas, tres buenos futbolistas, tres nombres importantes para este Celta, y tres hombres que no han empezado la temporada de la mejor forma.
El caso del lateral de Marín es el más preocupante. A finales de verano, había regresado a Vigo como una de las grandes promesas del fútbol internacional. Nominado al Balón de Oro del Mundial sub20, pretendido por equipos importantes del panorama nacional y extranjero, parecía que este iba a ser su gran año, la temporada de su confirmación y de su despegue definitivo. Sin embargo, no ha estado a la altura de sus capacidades durante este mes y medio de competición. Despistado en defensa, fallón en el pase, incorporándose poco al ataque, ha sido una sombra del gran Hugo Mallo que conocimos el año pasado. Esto y el buen rendimiento de Bellvís ya han generado las primeras dudas en torno a su titularidad. Urge recuperarlo cuanto antes, pues, siendo un lateral, es importantísimo dentro del esquema vigués, principalmente en ataque. Bajo mi punto de vista y junto a Álex López, es el mejor canterano de este club y su proyección es infinita. Vive un momento de bajón, pero debe recuperarse y volver a ser ese gran lateral que había demostrado en los últimos meses.
Otro caso similar es el de Cristian Bustos. La temporada pasada fue la de su explosión. Merced a su entrega y sacrificio logró ganarse un hueco en el corazón del celtismo, quien veía en él al típico guerrillero que nunca se rinde y que lo da todo por el escudo. Su campaña fue impecable, llegando a ser considerado como el mejor futbolista del plantel. En cambio, en este nuevo año que empieza, el gran Bustos de tardes pasadas parece haberse esfumado. Fallón en el pase, descolocado, llegando tarde al corte…No tiene el nivel del curso anterior. Ciertos sectores de la afición ya han reclamado su suplencia, no sólo por su bajo rendimiento sino porque el canterano por excelencia del club vigués, Borja Oubiña, se presenta como su gran competencia. No sé si debe jugar Bustos o debe hacerlo Oubiña, o si incluso pueden hacerlo ambos al mismo tiempo. Lo que sí sé es que, cuanto antes recuperemos al mejor Bustos, mejor le irá a este Celta, sobre todo en defensa.
Y por último, quizás el caso menos llamativo de los tres, el de Iago Aspas. Durante el verano me he cansado de repetir que este sería su año, el de su confirmación, en el que se colgase el cartel de estrella para abandonar el de buen jugador. Calidad y desparpajo le sobran para lograrlo, pero parece ser, por lo visto hasta ahora, que dicha explosión va a tener que esperar al menos un poquito más. Probablemente el culpable de esto sea Herrera, por situarlo en un lugar poco natural para él (la delantera), pero la verdad es que en estos primeros partidos son pocos los aspectos positivos que se pueden extraer del futbolista de Moaña. La astucia para firmar el gol del triunfo en Huelva y poco más para un Aspas con capacidad suficiente para ofrecer un rendimiento superior. No sé que falla, pero sigo pensando que tiene la calidad suficiente como para ser titular en este Celta. Siendo el jugador más talentoso del plantel, cuesta creer que no consiga encontrar un hueco en el once, lo que debería, tanto a él como a Herrera, hacerlos reflexionar.
Ni mucho menos son los culpables de la situación del Celta y probablemente este sea un mínimo bajón en su rendimiento que pronto será revertido. Hasta el momento han estado totalmente desconocidos y esta es una situación que no debe prolongarse en demasía en el tiempo. Los necesitamos cuanto antes porque son muy buenos. ¡Espabilad!
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