Abalo reconoce que no jugó un buen partido ante Las Palmas: "Creo que no me salieron bien las cosas. No estuve bien desde el momento en el que entré al campo y cada vez me salía todo peor. Intenté cambiar la situación, pero veía que no era capaz. También tuvo que ver que el equipo en la segunda parte no estuvo fino", explica un Abalo al que no le gustó el comportamiento del público con él: "Los silbidos de la afición siempre molestan un poco, pero estábamos haciendo un mal partido y no salían las cosas. Lo que sí me molestó es que cada vez que tocaba el balón parecía que toda la culpa era mía, cuando solo llevaba jugados 40 minutos. Todas las hostias eran para mí", apunta Abalo de forma contundente, aunque comprende que la gente criticase su juego aquel día.
Para el extremo del Celta, el sistema de Herrera es un inconveniente: "Está claro que a mi me viene bien un sistema con bandas, pero el año pasado sucedió lo mismo y acabé jugando", explica un Abalo que no se rinde, pero con matices: "No quiero tirar la toalla, pero si sigo así hasta diciembre, una cesión sería lo mejor para mí y para el club", añade Abalo, que apuesta por seguir luchando para cambiar su situación.
Seguramente, para él, lo mejor sea una cesión, donde se olvide de la presión que le rodea en Vigo, con un entorno complicado y pueda seguir evolucionando como futbolista, algo que no ha acabado de lograr en las últimas temporadas. Urge que recupere la frescura y la confianza en sí mismo, y parece que Herrera no está siendo capaz de recuperar mentalmente a un futbolista bastante endeble en este aspecto.
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